El primo de la víctima de Castro Urdiales: "En sus cuatro fincas no se quemó nada"

Vivienda de Castro Urdiales
Vivienda de Castro Urdiales
EFE

Hace una semana, los familiares de Jesús María Baranda se despertaban de un mal sueño. Llevaban desde febrero buscándole convencidos de que algo malo le había pasado. Y así es. Ahora su miedo se ha convertido en una pesadilla. Recibieron una llamada de la Guardia Civil que esperaban desde hace meses. Pero lo hacían por un macabro hallazgo. Carmen Merino, la pareja de su primo, había dejado a una amiga una cabeza en una caja. La dentadura corroboró días después que se trataba de Jesús María, de quien ahora la Guardia Civil sigue buscando el cuerpo. Tras rastrear el piso en el que vivía con la ahora detenida y visitar el vertedero de la zona, todo apunta a que podrían empezar a buscar en las cuatro fincas que tenía la víctima en Castro Urdiales. La familia parece tener claro que "allí no se ha enterrado ni quemado nada", según declara a La Información

Así lo asegura Carlos Ricondo, primo del fallecido y encargado de ellas. "Si allí hubieran removido tierra o quemado algo yo lo sabría", asegura. Y ahora se contempla también la posibilidad de que haya sido quemado después de que Espejo Público aclarara que, pese a que desde el inicio de las pesquisas existía la convicción de que la cabeza había sido hervida, ahora unos nuevos exámenes apuntarían a que el cráneo fue quemado y no cortado. Nuevas incógnitas a uno de los casos más escabrosos de la historia de España: ¿Cómo se sacó de la vivienda? ¿Dónde se trasladó? ¿Dónde se quemó?

Son varias las preguntas sin respuestas. Por lo publicado hasta ahora se sabe que la asistenta que limpiaba el piso en el que vivía la pareja desde que se conocieran hace alrededor de ocho años habría declarado que Carmen le pidió que metiera en el garaje el coche de la víctima cuando ya había desaparecido para cargar unas bolsas pesadas. Sobre la cabeza, lo único que ha trascendido es que Carmen asegura que se la encontró en la puerta de su casa pero... "¿si te la envían no te la dejan dentro (de la vivienda)?" y "¿para que la lleva a casa de la amiga?", se plantea el primo.

Sus fincas podrían convertirse en el próximo escenario donde se busque el cuerpo tras, en un principio, descartar el vertedero por la forma en la que tiene de procesar los desechos. Las fincas, propiedad de la víctima, son unos terrenos que están a simple vista y una de ellas, además, se ve desde la propia ventana de Carlos Ricondo, que si algo tiene claro es que su primo no podía seguir con vida después de tantos meses sin noticias suyas. "Siempre nos decía donde iba", asegura. Es más, "no era una persona de mandar mensajes, sino de llamar".

Y dejó de hacerlo. La última vez que estuvieron juntos era el mes de febrero y celebraban la matanza en su casa. A la hora de comer, Jesús María se fue a por Carmen. "La tenía como a una reina", recuerda. De ella asegura que es una persona fría que le gustaba poco relacionarse, pero "ni mucho menos nos imaginábamos algo así". Es más, cuando empezaron a notar la ausencia de su primo "temíamos que el mismo se hubiera quitado la vida antes que pensar en algo así". 

Durante los meses en los que la víctima estaba desaparecida sus familiares mantienen que Carmen se hacía pasar por él y les mandaba mensajes desde su móvil para indicarles que estaba de vacaciones y que iba a desaparecer un tiempo. Cuando le pidieron una prueba de vida, "una llamada", nunca más se supo de él. Pero ¿pudo Carmen hacerle daño a Jesús María? Tampoco lo creen por lo que la conocían pero "al final no se sabe. Pudo hasta contratar al sicario". Es una de las especulaciones que surgen mientras el cuerpo sigue sin aparecer, Carmen sin hablar y continúa el secreto de sumario. 

Cuando fue detenida, Carmen habría dicho a los agentes que su pareja no la quería y la había abandonado. Aseguraba que se llevó 12.500 euros. Aquí la familia de Jesús María también tiene mucho que decir porque "por sus años de experiencia al trabajar en el banco casi nunca llevaba dinero. Siempre iba con tarjeta". De los posibles celos, Carlos Ricondo asegura no saber nada, pero garantiza que su primo no era un mujeriego. Si "muy buena persona con la que se hacía lo que querías".

Así, durante los años que estuvieron juntos después de conocerse en una cafetería donde desayunaba la víctima y en la que Carmen era camarera su vida juntos era de "lujo". "A mi primo le quedó una muy buena paga después de jubilarse en el banco y no les faltaba el dinero para nada". Ahora la familia se pregunta lo que Carmen haya podido hacer con "la cartilla de las cuentas porque desde que desapareció ella ha sido la que ha manejado todo", recuerda.

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