La suspensión del estado de alarma prevista para el próximo 9 de mayo trae consigo la esperanza de revitalizar algunos de los sectores más perjudicados por la pandemia, especialmente durante el periodo estival. No obstante, los expertos dan la voz de alarma porque la situación epidemiológica exige más prudencia respecto a la movilidad de la población si se quiere evitar que el verano sea el escenario de un nuevo aumento de infecciones de Covid-19. "La intención de no prorrogar el estado de alerta podría ser demasiado optimista", resume Fernando García, portavoz de la Asociación Madrileña de Salud Pública
Todavía hay muchos aspectos que ignoramos del virus y éste sigue siendo muy difícil de predecir. Para alcanzar la inmunidad de grupo, opina García, haría falta coordinar la vacunación en todas las autonomías y evitar las "batallas políticas y zancadillas que ralentizan el proceso", aunque prevé que no se podrá inmunizar a más del 40% o 50% de la población durante el verano.
Aunque hacer pronósticos se ha convertido en un ejercicio complejo, las tendencias epidemiológicas, el ritmo de la campaña de vacunación y las comparaciones con las anteriores oleadas de la pandemia permiten que varios profesionales de la sanidad perfilen tres posibles escenarios partir del mes de junio.
Rebrotes por el aumento de la movilidad
El primer posible escenario tras el final del estado de alarma es que la medida generará un número considerable de rebrotes debido al aumento en la movilidad. "Las vacunas son muy buenas para reducir la hospitalización y las muertes, sobre todos los mayores, pero todavía no tenemos pruebas suficientes de que sean buenas para reducir la transmisibilidad", destaca García.
"Con la relajación del estado de alarma, las medidas que pueden aplicarse en las comunidades autónomas no podrán tener la eficacia que podría esperarse", explica por su parte Álvaro Goñi, epidemiólogo y especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, a La Información. "Previsiblemente, la situación epidemiológica de cara a junio será mejor que la de expansión que vivimos ahora, pero tenemos que ver cómo se comporta el virus en las diferentes autonomías hasta entonces".
Un incremento en la circulación del coronavirus se asocia a un aumento en su variabilidad mientras más se transmite y se replica. Con parte de la población inmunizada gracias a la campaña de vacunación, se genera una presión selectiva para que aparezcan nuevas variantes que amenazarían incluso a quienes ya se han vacunado.
Según Goñi, la vacuna de Astrazeneca protege con eficacia contra la variante que predomina en España, pero no es tan efectiva frente a la variante sudafricana del coronavirus, de la cual ya han surgido algunos brotes en nuestro país. Por eso, quienes hayan recibido las dos dosis de esta vacuna podrían dejar de considerarse "inmunizados" si esta variante cobra más relevancia a nivel nacional.
El aumento de casos obliga a cerrar la hostelería
Como en el año 2020, un error en la prevención de los contagios podría desencadenar una serie de brotes que obligarían a volver a cerrar hoteles, bares y restaurantes. Joan Caylà, investigador de la Sociedad Española de Epidemiología, destaca el riesgo de un incremento de turistas en junio por la presión de un sector arruinado por la pandemia, así como de quienes quieren viajar. "Si no somos estrictos, vamos a repetir el problema del año pasado", lamenta, "sabemos que la historia se repite con demasiada frecuencia y no deberíamos caer en los mismos errores".
Después de que la incidencia de contagios en Reino Unido disminuyera considerablemente, el Gobierno británico permitió la reapertura limitada de los locales de hostelería, que habían sufrido varios meses de cierre. "Lo ideal sería repetir lo mismo en España", indica García, poniendo como ejemplo la recomendación del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud de España de cerrar el interior de los locales en autonomías que superen una incidencia acumulada de 150 contagios por cada 100.000 habitantes en 14 días.
En países como Nueva Zelanda, Australia y Corea del Sur han intentado derrotar al virus con medidas como el rastreo de contagios y confinamientos estrictos si surgían brotes. Mientras tanto, en España se ha tomado una estrategia de mitigación para impedir que los casos saturen los hospitales. De esta manera, los ciudadanos han tenido que convivir con el virus a la vez que se imponen restricciones más o menos laxas a los locales.
La presión hospitalaria subirá con gente más joven
Uno de las previsiones que comparten los expertos es el cambio de perfil de los hospitalizados, que serán más jóvenes que en las primeras etapas de la pandemia. Dependiendo del progreso de la campaña de vacunación, una mayoría de los mayores de 60 años se encontraría total o parcialmente inmunizada, pero el número de infectados de entre 40 y 60 años, víctimas del mayor alcance que tendría el virus, podrían ocupar masivamente los hospitales y las UCI.
"Nos preocupamos porque es un perfil más joven que llega peor y, además, con nuevas variantes que contagian de una forma mucho más rápida", dice Goñi, indicando que los pacientes críticos de entre 50 y 60 años podrían llegar a colapsar las UCI. "Como antes de una familia se contagian tres de cinco, ahora se contagian los cinco por la mayor nivel de transmisión".
El epidemiólogo insiste en que el mecanismo de acción del coronavirus no se desarrolló de forma casual, lo cual explicaría su proliferación, pero no la falta de previsión en las acciones de la población. "A este tipo de virus le ayudamos con nuestras costumbres sociales y comerciales y con nuestro sistema económico", remata. "Por eso triunfa".
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