Concursos de comer, a la orden del día en EEUU ante el estupor de los médicos

  • El reciente fallecimiento de un joven en Florida (EEUU) que participaba en un concurso de comer cucarachas ha reabierto el debate sobre una tendencia, los concursos de comida, que sigue estando a la orden del día en este país, pese a las repetidas alertas por parte de médicos y nutricionistas.

Marc Arcas

Washington, 30 nov.- El reciente fallecimiento de un joven en Florida (EEUU) que participaba en un concurso de comer cucarachas ha reabierto el debate sobre una tendencia, los concursos de comida, que sigue estando a la orden del día en este país, pese a las repetidas alertas por parte de médicos y nutricionistas.

Esta semana se han conocido los resultados de la autopsia practicada por los servicios forenses del condado de Broward a Edward Archbold, el hombre de 32 años que pereció el pasado mes de octubre instantes después de ganar el concurso.

En ellos se determina que el joven no murió por intoxicación al ingerir docenas de cucarachas gigantes, como se barajó en un primer momento, sino que Archbold se "atragantó hasta la muerte" a causa de la enorme cantidad de insectos que había llegado a comer.

"En China también comen insectos de este tipo pero, desde luego, no lo hacen en cantidades tan exageradas como esta", aseveró a Efe la médico Kathy B. Glazer, nutrióloga en el centro Glazer Nutrition de Washington.

"Para ser honesta, no sé qué puede llevar a alguien a atiborrarse tomando parte en este tipo de concursos. He tratado a muchos glotones que ahora tienen problemas de obesidad y diabetes", explicó Glazer.

Aunque la doctora aseguró que el de Archbold es un caso aislado, también avisó de las "serias consecuencias a largo plazo" que estos hábitos pueden conllevar.

Los concursos de comida o "competitive eating", como se conocen en inglés, dejaron de ser algo exclusivo de las ferias populares y eclosionaron como fenómeno de masas durante la década de 1990, especialmente en Japón y Estados Unidos.

En el país norteamericano, la práctica de este "deporte" -quienes lo practican se consideran atletas- sigue completamente viva, y en Nueva York tiene sus oficinas la sede de la Federación Internacional de Concursos de Comer (IFOCE por sus siglas en inglés), encargada de supervisar y potenciar los certámenes de este tipo.

El actual campeón mundial de "competitive eating" es Joey Chestnut, un joven de 27 años de San José (California) capaz de comerse 68 perritos calientes en diez minutos o tragarse siete litros y medio de chili en seis minutos y que, sorprendentemente para muchos, "sólo" pesa 104 kilos.

Aunque pueda parecer paradójico, entre los cinco primeros clasificados del ránking mundial, sólo Chestnut sobrepasa los 100 kilos, algo que, según el doctor y profesor de la Universidad George Washington Marc S. Levine, tiene una explicación física.

El "secreto" de estos comedores, aseguró el profesor, radica en que han desarrollado una capacidad "para que su estómago pueda expandirse y dilatarse de manera sorprendente, lo que les permite ingerir enormes cantidades de comida en muy poco tiempo".

Sin embargo, un exceso de grasa corporal constituye un impedimento para que esta dilatación pueda tener lugar, por lo que los concursantes evitan a toda costa aumentar de peso y, fuera de los concursos, "controlan muy bien lo que comen".

Aun así, Levine explicó que esto "no es garantía de nada", puesto que, con el tiempo -la mayoría de concursantes son chicos y chicas jóvenes-, perderán esta "motivación" para no engordar y, entonces, todos estos años de "competitive eating" saldrán a la luz.

Con tal capacidad para dilatar el estómago, el participante de concursos de comer "jamás volverá a sentir la sensación de saciedad o empalago con la comida que sentimos el resto", indicó el doctor, por lo que presenta un "riesgo sustancial de desarrollar obesidad mórbida".

Comer en abundancia y tan rápido es una actividad "potencialmente autodestructiva que, con el tiempo, puede conllevar obesidad mórbida, náuseas y vómitos crónicos e, incluso, la necesidad imperiosa de someterse a una operación de estómago", concluyó Levine.

Igual de contundente se mostró la nutrióloga Glazer, quien añadió que, si bien "nunca es una buena idea atiborrarse de comida", si encima se hace con productos que contienen una alta concentración de grasas -como acostumbra a ser el caso en los concursos de comida-, "el resultado puede ser nefasto".

Mostrar comentarios