De la meteorología del lápiz y papel, a la de los radares y satélites

  • La transición del lápiz y el papel a los radares, satélites y ordenadores en la meteorología española es el núcleo del libro "Recuerdos del Tiempo", cuyo autor, Ángel Rivera, dibujaba sus primeros mapas meteorológicos a sus precoces 13 años.

Marina Segura Ramos

Madrid, 2 oct.- La transición del lápiz y el papel a los radares, satélites y ordenadores en la meteorología española es el núcleo del libro "Recuerdos del Tiempo", cuyo autor, Ángel Rivera, dibujaba sus primeros mapas meteorológicos a sus precoces 13 años.

En "Recuerdos del Tiempo" (Ed.Punto Rojo), que se presenta mañana en Madrid, Rivera recoge a nivel personal y profesional sus vivencias con la meteorología, a la que ha dedicado 40 de sus 62 años.

Durante ese extenso periodo ha trabajado con los "genios" de esta ciencia, algunos desconocidos para el público y otros tan populares como Mariano Medina. Y ha sido testigo y "culpable" de la revolución tecnológica acaecida a partir de los 80.

Rivera, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología durante seis años, en los que informó a la prensa con un estilo riguroso, ágil y didáctico, abandonó la Aemet hace año y medio. A continuación impulsó la Asociación de Comunicadores de Meteorología y empezó a gestar este libro.

"No es una historia de 40 años de predicción meteorológica sino recuerdos de hechos que se han quedado grabados por alguna razón", explica a Efe el meteorólogo, que halló su vocación a la temprana edad de 11 años cuando escuchaba a Medina y las conjeturas y conversaciones de los hombres del campo de su Toledo natal.

A los 13 años comenzó a dibujar sus primeros mapas meteorológicos. "Mataba así el tiempo cuando me aburría en clase", explica

Ayudó también que sus padres, ambos maestros, le inculcaran el gusto por la geografía, una ciencia muy unida la meteorología.

Tuvo la suerte, comenta, de estar en los pequeños núcleos de los profesionales que elaboraron el plan de renovación tecnológica del entonces servicio meteorológico y que dio paso de la meteorología tradicional sinóptica de los 60 a las tecnologías modernas.

"Fue apasionante vivir todo eso. Además hubo que idear un sistema de predicción al que poder aplicar todo el cambio tecnológico", explica Rivera (@angel_rivera8) que recuerda, entre otros, a Pedro Rodríguez Franco, Alfonso Ascaso, Lorenzo García y Francisco García Dana en este largo viaje.

A este último, fallecido en una operación de corazón, Rivera y otros compañeros le dedicaron el nombre técnico con el que se conoce hoy la gota fría: DANA (Depresiones Aisladas en Niveles Altos).

Un homenaje de un meteorólogo que se sonríe cuando recuerda anécdotas de la profesión, entre ellas la frase "Dame un chorro (de aire), que te daré sardinas", no fácilmente comprensible fuera de contexto.

Es lo que solía decir el divulgador y meteorólogo Antonio Naya, experto en relacionar las configuraciones atmosféricas y la temperatura del mar con las zonas donde se concentraba la pesca.

La "década prodigiosa" de la meteorología española acontece entre 1986 y 1996, explica Rivera, a raíz de la catástrofe de Tous (el desbordamiento del río Júcar en la provincia de Valencia y la rotura de la presa de Tous causaron 38 muertes y la evacuación de cien mil personas en 1982).

En ese momento, añade, "se tuvo muy claro que había que invertir tanto en meteorología como en protección civil, fueron diez años de desarrollo de nuevos sistemas de satélite, de radares, de los ordenadores. Fue una década de vértigo apasionante".

En la solapa del libro, Ángel Rivera hace suya la frase de George P. Cressman -pionero de la predicción numérica del tiempo y antiguo director del Servicio Meteorológico de EEUU-: "he dedicado mi vida profesional a la búsqueda de dos objetivos: aprender a integrar dos ecuaciones simultáneas en derivadas parciales y a imaginar qué hacer con las respuestas. Fue divertido y haría algo parecido de nuevo".

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