La guerra no distingue de edades, ni nacionalidades. Llega y un día millones de inocentes están atrapados en morteros, cohetes e intercambio de disparos. Uno de esos escenarios, silenciado, es Donetsk donde siguen los enfrentamientos entre los prorrusos y los pro ucranianos. Allí la guerra también se libra en el día a día, en la rutina. La escasez de alimentos, la falta de enfermedades, el cierre de escuelas...es la nueva batalla en el este de Ucrania.
Doce de los cientos de niños de Donetsk están de suerte. Están viajando a Rusia para recibir tratamiento y el cuidado médico que necesitan para seguir viviendo. "Cuatro bebes de menos de seis meses, cuatro niños menores de un año, y otros cuatro chicos de entre 6 y doce años se tratarán en el centro Elizaveta Glinka", ha explicado el Doctor Liza a la agencia de noticias Tass.
"Algunos sufren enfermedades congénitas del sistema nervioso, otros tienen problemas cardíacos graves y otros dos tienen que someterse a una segunda intervención." Al cruzar la frontera, se dirigirán al aeropuerto de ruso de Rostov, desde allí montarán en una avión medicalizado para llegar a su respectivos hospitales.
Cientos de miles de personas han tenido que irse de Donbass y Donetsk, en el sudeste de Ucrania, que cayó en manos de los rebeldes separatistas pro-rusos. Aunque los fuertes enfrentamientos han cesado, los problemas económicos no cesan y asolan a los habitantes de estos dos bastiones que en los 17 meses de conflicto entre fuerzas ucranianas y separatistas pro-rusos han causado más de 8.000 muertos, según la ONU.
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