En plena ola de calor, el aire acondicionado se convierte en una comodidad cada vez más demandada. En muchos casos, surge la duda sobre si siendo inquilino uno puede instalar un sistema de aire acondicionado para poder sobrellevar las altas temperaturas durante el verano. Para esto, es importante tomar en cuenta la legislación e implicaciones que esto puede tener, tanto para el inquilino como para el propietario.
Qué dice la normativa
Es importante estar al tanto de las normativas municipales y de la comunidad, ya que algunas comunidades o ciudades autónomas pueden tener regulaciones específicas sobre el tipo de sistema permitido, la ubicación de las unidades exteriores y los niveles de ruido permitidos.
El sistema de aire acondicionado está regulado principalmente por la Ley de Arrendamientos Urbanos (LAU), que establece normas y condiciones generales que rigen los contratos de arriendos en viviendas, y los derechos y obligaciones tanto del arrendador como del arrendatario. Específicamente la Ley de Propiedad Horizontal, también es relevante, ya que regula aspectos relacionados con la instalación de sistemas de climatización en edificios con varias viviendas o locales.
Si bien estas leyes establecen pautas generales, es fundamental conocer los detalles y requisitos específicos según la normativa municipal y regulaciones locales. Se debe verificar si existen restricciones adicionales o regulaciones específicas en relación con la instalación y uso del aire acondicionado. Esto incluye aspectos como los niveles de ruidos, su ubicación o las normas de conservación del patrimonio en edificios protegidos.
Consentimiento del propietario
Además de estar al tanto respecto a la normativa, es importante contar con la autorización del propietario de la vivienda, antes de instalar cualquier tipo de sistema de aire acondicionado. Ya que se considera una modificación estructural o una instalación que afecta al inmueble. Además, la LAU establece que se debe contar con la autorización del propietario ante cualquier cambio que afecte a la estructura de la propiedad.
De contar con la autorización del propietario, esta debe quedar por escrito entre ambas partes. El acuerdo debe incluir quién se hará cargo de los costes de instalación y mantenimiento, qué tipo de sistema se instalará y las responsabilidades en caso de daños o averías.
También se debe tener en cuenta que una vez que el inquilino abandone la propiedad, debe dejarla en las mismas condiciones que la recibió, salvo el desgaste normal por su uso. Eso significa, que de haber realizado la instalación del aire acondicionado, deberá restaurar la vivienda a su estado original, a menos que se llegue a un acuerdo diferente con el propietario.
Dicho todo lo anterior, es crucial también considerar el mantenimiento de la instalación. Debe realizarse un mantenimiento regular del aire acondicionado durante el tiempo que dure el alquiler. Esto incluye la limpieza periódica de los filtros y la realización de cualquier reparación o mantenimiento necesario.
Sin embargo, aquí es importante considerar qué dice el contrato de arrendamiento específico, ya que puede haber alguna cláusula que establezca responsabilidades diferentes respecto al mantenimiento. En cualquier caso, es recomendable que tanto el propietario como el inquilino se informen adecuadamente sobre la legislación aplicable y lleguen a un acuerdo mutuo sobre la instalación y uso del aire acondicionado, documentando los términos en un acuerdo por escrito.
Deben estar al tanto de la normativa, tanto general como específica para evitar cualquier incumplimiento legal. Para estos casos, se recomienda buscar un abogado especialista en derecho inmobiliario o revisar el contrato de arrendamiento antes de realizar cualquier tipo de modificación en la vivienda de alquiler. De esta manera, se evitarán posibles conflictos, se garantizará el cumplimiento de las obligaciones legales por ambas partes, y se mantendrá una buena relación durante el tiempo que la vivienda se encuentre en alquiler.
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