La Casa Natal pone a dialogar a Picasso con su padre a través de la paloma

  • Dicen algunos biógrafos que al niño Pablo Picasso no le gustaba demasiado hacer los ejercicios que le ponía su padre, José Ruiz Blasco, de pintar palomas, y ahora ambos dialogan a través de este motivo en la exposición inaugurada hoy por la Fundación Picasso, con sede en la Casa Natal.

José Luis Picón

Málaga, 24 oct.- Dicen algunos biógrafos que al niño Pablo Picasso no le gustaba demasiado hacer los ejercicios que le ponía su padre, José Ruiz Blasco, de pintar palomas, y ahora ambos dialogan a través de este motivo en la exposición inaugurada hoy por la Fundación Picasso, con sede en la Casa Natal.

"En La Coruña, su padre le obligaba a hacer ejercicios como paisajes, retratos y también las patas de las palomas. Se ha llegado a exagerar al decir que Picasso pintó las patas de las palomas en algunas obras de Ruiz Blasco", ha afirmado hoy en la presentación Rafael Inglada, biógrafo del artista y comisario de la exposición.

La presencia de este motivo tan recurrente en ambos artistas comienza en 1878, tres años antes del nacimiento del vástago, cuando el Ayuntamiento de Málaga adquiere a Ruiz Blasco la obra "Palomar", presente en la exposición, que después recordaría Picasso en alguna frase.

"Una vez hizo un cuadro enorme que representaba un palomar abarrotado de palomas... Figúrate tú, una jaula con centenares de palomas. Con miles y millones de palomas...", llegó a decir Picasso en alusión a esa obra de su padre con la exageración de la que echaba mano a veces.

El padre no alcanzó la fama del hijo, pero Inglada lo considera "un gran copista" que ha sido tradicionalmente "el gran olvidado de la familia", pese a la labor de recuperación por parte de la Fundación Picasso, que ya en 2004 abrió la primera exposición dedicada a Ruiz Blasco.

"Si no hubiera existido la figura de Ruiz Blasco como profesor, padre y primer maestro, estoy convencido de que no habría existido la figura de Picasso, porque el sostén y la raíz primera fue su padre. Me da pena que, cuando se hacen exposiciones sobre los maestros de Picasso, no esté su padre", ha resaltado Inglada.

De aquella etapa coruñesa también se ha llegado a decir que Picasso ayudó con sus palomas a su padre porque este sufría problemas con la vista, aunque las investigaciones de Inglada han revelado que Ruiz Blasco "trabajó hasta los últimos días de su vida, en 1913, y no tuvo problemas de vista", tan sólo algunos achaques de artrosis durante sus años en Galicia.

La exposición viene además a desterrar las teorías sobre una supuesta mala relación entre Ruiz Blasco y su hijo, pese a que este dijo en una ocasión a su secretario, Jaime Sabartés, que su padre "sólo pintaba cuadros de comedor, aunque lo dijo con sarcasmo y con una gran ternura", según Inglada.

Prueba de este cariño es la tarjeta postal que Picasso dirigió en 1961 desde Mougins al malagueño Juan Temboury, que ilustró con una paloma y firmó como "el hijo de don José Ruiz Blasco", y que se puede contemplar en la muestra.

Con cuarenta piezas procedentes de diecisiete instituciones y coleccionistas privados, entre ellos el Museo Picasso de Barcelona y el Museo Picasso de Málaga, en las salas se puede comprobar que el artista malagueño tuvo muy presentes algunos de los palomares pintados por su padre muchos años antes.

En manos de Picasso, esta ave se convirtió además en un potente símbolo en sus carteles de compromiso político, como en el que editó en Cannes en 1959 el Comité Nacional de Ayuda a las Víctimas del Franquismo o la del Congreso Mundial para el Desarme General y la Paz de Moscú en 1962.

"Somos millones de hombres y de mujeres los que en el mundo defendemos la causa de la paz. La paloma gana ya hoy en fortaleza al cuervo de la guerra", dijo el malagueño en 1952.

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