La oposición siria considera que ha fracasado la misión de la Liga Árabe

El Cairo, 28 ene.- El presidente del opositor Consejo Nacional Sirio (CNS), Buram Galion, dijo hoy que la decisión de la Liga Árabe de suspender su misión de observadores en Siria supone admitir el fracaso de la misma, cuyo objetivo era garantizar la protección de los civiles en dicho país.

En una entrevista telefónica con Efe, Galion declaró que "la decisión (de suspender el trabajo de los observadores) es un reconocimiento de la realidad del fracaso de la misión árabe en garantizar un mínimo de protección para los civiles".

Aseguró que la organización panárabe "ya no tiene ningún rol para acabar con la crisis en Siria ante la invasión de las fuerzas militares del régimen sirio a las ciudades y pueblos".

El dirigente opositor denunció que el régimen del presidente sirio, Bachar al Asad, no ha cumplido con ninguno de los puntos del plan árabe y del protocolo de la misión, que persigue el cese de la violencia, la liberación de los detenidos durante las protestas y la retirada de las tropas de las calles.

La decisión de la Liga Árabe se produce después de la muerte en los últimos tres días de más de 130 personas y de que el viernes el jefe de la misión de observadores, el general sudanés Mohamed al Dabi, reconociera que se ha producido un repunte de la violencia en el país.

Al respecto, Galion señaló que "el régimen ha dado instrucciones para aplastar la revolución durante una semana".

Por su parte, el secretario general de la Liga Árabe, Nabil al Arabi, aseguró que la suspensión de la misión es inmediata y que se decidirá sobre el futuro de la misma en la próxima reunión de los ministros de Exteriores árabes, para la que no se ha fijado todavía una fecha.

Al Arabi justificó esta medida por "el deterioro peligroso de la situación en Siria y a la continuación del uso de la violencia y del intercambio de disparos y bombardeos que tienen como víctimas a los ciudadanos inocentes".

Una delegación de la Liga Árabe, encabezada por Al Arabi, viajará mañana a Nueva York para reunirse con el Consejo de Seguridad de la ONU y conseguir su apoyo a la hoja de ruta para solucionar la crisis en Siria, que estipula la salida del poder de Al Asad.

Más de 5.000 personas han muerto en Siria desde el comienzo de la revuelta el pasado marzo, según las últimas cifras de la ONU, aunque los opositores indican que hay más de 6.000 las víctimas mortales.