Los amigos y alumnos del profesor español que se suicidó tras ser despedido de Princeton no aceptan la versión de la Universidad

  • Quienes apreciaban a Antonio Calvo, de 45 años, consideran que las explicaciones que ha ofrecido la alta casa de estudios americana son "insuficientes" y exigen conocer más detalles acerca del procedimiento seguido para alejarlo del campus.
La Universidad de Princeton asegura que el despido de Calvo fue procedente
La Universidad de Princeton asegura que el despido de Calvo fue procedente
L.P.

El abrupto despido y la posterior y trágica muerte de Antonio Calvo siguen dando que hablar en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos. Y en internet.

Si bien ayer la prestigiosa institución educativa decidió romper su silencio de dos semanas mediante una carta abierta firmada por la rectora, Shirley M. Tilghman, quienes conocieron al profesor español continúan buscando respuestas que expliquen exactamente lo ocurrido.

En el texto, Tilghman aseguraba que el despido del director del Departamento de Lengua Española y Portuguesa se hizo siguiendo su normativa interna y que hasta ahora había optado por no dar ninguna información oficial sobre el tema para proteger el derecho al honor y la intimidad de Calvo.

Los estudiantes, familiares y conocidos del profesor no lo entienden así. Según ha publicado su amigo Marco Aponte Moreno en el nuevo grupo de Facebook "Buscando respuestas para Antonio Calvo", que se suma a la página "Justicia para Calvo", la carta de la rectora deja "muchas preguntas sin respuesta".

Entre otras cuestiones, Aponte señala que Tilghman no ha dado razones para haber indagado acerca del trabajo de Calvo entre sus colegas y alumnos, aún cuando sus compañeros del Departamento ya habían aprobado la renovación de su contrato en noviembre pasado. 

También indica que si hubo alguna "conducta impropia" por parte del profesor, como se alude en la carta, esta debería haber sido comunicada entonces al Departamento y asegura que el español no tuvo, en todo caso, ocasión de defenderse.

En la misma línea se han manifestado en las últimas horas numerosas personas en la página web del periódico de Princeton, The Daily Princetonian, cuya última noticia sobre este asunto era hasta este mediodía la más leída y comentada del portal.

Una de ellas, que prefiere no identificarse, asegura que la universidad debería nombrar a un comité independiente que investigue lo ocurrido y determine si se trató de manera justa y digna al profesor, petición que secundan otros usuarios.

Junto a nuevas declaraciones de aprecio a Calvo, quien es descrito por sus alumnos como una persona entusiasta, cálida, atenta y con mucho sentido del humor, en los comentarios vuelve a hablarse de una presunta campaña en su contra orquestada por algunos colegas y graduados disconformes con su nivel de exigencia y personalidad, rumores que circulan por el campus desde que se conoció su despido.

Un internauta que dice trabajar en el Departamento que encabezaba el español afirma que nada de lo que se dijo durante la revisión de su trabajo justifica lo que sucedió con él. "El principal problema del proceso de revisión es que no permite a la persona defenderse", añade, al tiempo que apunta a "estudiantes graduados holgazanes que continuamente cancelaban sus clases" y escribieron "cartas maliciosas".

Calvo trabajaba en la elitista Princeton desde 2000. Además de estar a cargo del departamento de español y portugués desde 2008, dirigía los cursos de verano que se dictaban en Toledo, adonde acompañaba cada año a un grupo de jóvenes americanos interesados en conocer de primera mano la cultura española.

Amante de la música, la fotografía y el senderismo, Calvo no contaba con plaza fija en la universidad (era lo que allí se conoce como senior lecturer), sino que su contrato era renovado periódicamente. Eso era lo que él esperaba, pero este año algo no fue bien

El 8 de abril, antes incluso de que concluyera el semestre académico, el profesor nacido en Benavides de Órbigo, en León, debió recoger sus pertenencias y entregar las llaves de su despacho. Sus alumnos no lo supieron hasta el otro día, cuando Princeton adujo que estaba de licencia. El 12, la policía encontraba su cuerpo ensangrentado en su apartamento de Manhattan. Según se informó, Calvo había muerto tras autoinfligirse "heridas cortantes" en el cuello y los brazos.

Sus seres queridos y ex alumnos han abierto un memorial online en el que comparten anécdotas del fallecido profesor, rescatan sus enseñanzas y ofrecen una cariñosa semblanza de un hombre al que todos recuerdan sonriente y entregado en cuerpo y alma a su labor docente.

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