Morales y su carretera de la discordia forjaron nueva mayoría, pero en contra

  • El presidente boliviano forjó una nueva mayoría, pero esta vez en contra, por insistir en que una carretera financiada y construida por Brasil, la emergente potencia americana, parta por la mitad una reserva ecológica, a lo que se oponen los indígenas que viven en ella.

Antonio Martínez

La Paz, 29 sep.- El presidente boliviano forjó una nueva mayoría, pero esta vez en contra, por insistir en que una carretera financiada y construida por Brasil, la emergente potencia americana, parta por la mitad una reserva ecológica, a lo que se oponen los indígenas que viven en ella.

Sindicatos, ecologistas, políticos de izquierda y asociaciones indígenas que hace seis años le ayudaron a llegar al poder, ahora apoyan a unos 1.500 nativos del Territorio Indígena Parque Nacional Isiboro Sécure (Tipnis) que marchan hacia La Paz desde el 15 de agosto en contra de la carretera.

A ellos se suman quienes siempre han estado contra Morales, como la jerarquía católica, la mayoría del empresariado, partidos de centro y derecha, la izquierda no populista y otros que ahora, por convicción o coyuntura, desnudan al mandatario de dos de sus mantos predilectos: ecologista e indigenista.

El brutal ataque del domingo a los marchistas, que hasta Morales tildó de "imperdonable" aunque luego pidió perdón, originó su peor crisis desde 2006, con dimisiones de dos ministros, un viceministro y otros funcionarios, entre acusaciones mutuas sobre quién mandó disolver la marcha.

Decenas de miles de bolivianos salieron a las calles el miércoles para repudiar la brutalidad policial y del Gobierno, encabezados por la Central Obrera Boliviana (COB), la mayor organización sindical del país, uno de los muchos apoyos que el mandatario ha ido dejando a la vera del camino.

El Movimiento Sin Miedo (MSM), de centroizquierda y mayoritario en La Paz, que lo apoyó en las elecciones de 2005 y 2009, presenta ahora acusaciones judiciales contra él, similares a las que Morales impulsó para encarcelar o hacer huir del país a decenas de políticos de la oposición o de anteriores gobiernos.

Morales, que en semanas anteriores insistió en que la carretera atravesaría el Tipnis "si o si", anoche volvió a defender la obra y negó toda responsabilidad en la brutal represión de los indígenas, al igual que sus ministros, y sigue empeñado en que la vía atraviese el Tipnis.

El gobierno y parte de la mayoría parlamentaria oficialista -varios diputados indígenas amenazan con abandonar a Morales- siguen maniobrando para que se concrete esa vía de más de 300 kilómetros, vital para Brasil porque le dará salida al Pacífico, cruzando Bolivia y Perú.

Dirigentes del Tipnis explicaron a Efe que rechazan la obra porque temen que destruya esa reserva ecológica, al invadirla madereros y productores de hoja de coca, base para fabricar cocaína, de la vecina región del Chapare, donde Morales preside sindicatos de cocaleros a los que ha prometido más tierras.

El exvicepresidente Víctor Hugo Cárdenas, de origen indígena como Morales, comenta que el creciente apoyo a los marchistas es un rechazo al autoritarismo de un Gobierno "prisionero" de los intereses cocaleros.

Según la constitución boliviana, los indígenas deben ser consultados sobre todo proyecto en sus tierras, lo cual no se hizo en este caso, y esa maniobra finalmente se ha vuelto contra el Gobierno.

Ahora Morales propone hacer la consulta en una zona mucho más amplia que el Tipnis, incluyendo el Chapare y todo el departamento de Cochabamba, donde sus fieles son mayoría.

A ello se niegan los indígenas, que se están reagrupando para seguir su marcha tras ser dispersados por medio millar de policías que nadie del Gobierno reconoce haber enviado, a pesar del apoyo de decenas de vehículos oficiales y aviones de la Fuerza Aérea para devolver a los indígenas a sus comunidades.

El exportavoz presidencial Alex Contreras opinó que la orden del domingo se dio al más alto nivel del Gobierno, porque evidentemente hubo un plan estratégico con acciones coordinadas de la Policía, las Fuerzas Armadas y hasta el envío previo de funcionarios a Washington para explicar lo sucedido a la Organización de Estados Americanos (OEA).

"Aquí no se mueve ni medio policía sin que la orden salga del Palacio", dijo a Efe un diplomático europeo, refiriéndose al despacho del presidente, y agregó que si no es culpable por acción, lo es por negligencia.

Morales ha suspendido la obra, pero solo mientras hace la consulta que los indígenas consideran tramposa, porque no abarca solo su territorio y porque debió hacerse antes de firmar el contrato con la brasileña OAS, que ahora está a la expectativa, al igual que el gobierno de Dilma Rousseff.

Ministros de Morales y medios oficiales anuncian nuevos diálogos con indígenas, pero hablan de los guaraníes del Chaco, en vez de los mojeños, chimanes y yuracarés del Tipnis, que consideran que se trata de maniobras de distracción.

El líder de la marcha, Fernando Vargas, dijo a Efe que "por el momento está descartado" volver a aceptar diálogos con ministros de Morales, tras haber fracasado ocho intentos anteriores, el último seguido por el brutal ataque del domingo.

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