En la actualidad hay seis 

Pioneras en el Escuadrón de la Guardia Civil: llegaron en 2007 "y ahí seguimos"

Maria del Carmen Sirvent y Vanesa Fernández son las primeras mujeres de una unidad en la que han llorado y reído y donde el primer día que preguntaron por su vestuario se dieron cuenta de que no había.

Mari Carmen Sirvent Torres
Mari Carmen Sirvent Torres
Cedida

Mari Carmen Sirvent es una enamorada de los caballos que tras haberse montado solo en algún pony no dudó en presentarse a las pruebas para poder entrar en el Escuadrón de Caballería de la Guardia Civil. Lo consiguió, siendo una de las primeras mujeres del destacamento junto a Vanesa Fernández (en la actualidad hay seis). Su amor a los caballos y el destino fueron los que llevaron a ambas a formar parte de un equipo en el que han reído y llorado, pero del que no se quieren ir, aunque no tengan pensado, en principio, jubilarse en esas caballerizas donde duermen los dos caballos asignados a cada una. En su día a día la labor más conocida por los ciudadanos es la de ver a estos agentes en los desfiles, de apoyo en eventos que reúnen multitud de gente, las romerías a la ermita de El Rocío, en los tramos del Camino de Santiago o velando por las explotaciones agrícolas y ganaderas, pero cada vez más son requeridos en otras tareas donde no pueden llegar otros medios terrestres o aéreos,como la búsqueda de desaparecidos.

En el caso de Sirvent lleva en el Escuadrón desde que llegó hace trece años. Sólo la baja por maternidad la apartó unos meses. Se emociona cada vez que recuerda el día que por primera vez una mujer encabezaba el Escuadrón durante el desfile del 12 de Octubre. Fue hace dos años y lo hacía ella. Tampoco olvida el día que conoció a la Reina Letizia con motivo del 150 aniversario de la Guardia Civil. Y son tan especiales porque de ambas cosas pudo ser testigo su madre "que siempre ha estado muy orgullosa de mi" y a la que perdió el año pasado. 

Para cumplir su sueño es mucho el esfuerzo físico requerido. Cada año los  130 efectivos del Escuadrón -actualmente destinados 84- tienen que superar una serie de pruebas físicas -carreras de fondo, flexiones o salto- para las que se preparan como mínimo una hora al día para poder continuar en una unidad "elegante por naturaleza". Maestre y Salcedo son sus dos caballos asignados de los 146 que hay repartidos en diferentes procesos de ambientación. Se adquieren generalmente a través de un Convenio con Cría Caballar del Ministerio de Defensa, aunque existen caballos que son cedidos temporal o definitivamente mediante intervenciones judiciales. Una vez adquiridos como potros deben ser domados y luego adjudicados a un jinete para su adecuación a los diferentes servicios que realizan. Los caballos que forman parte del Escuadrón son de diferentes razas y deben tener unas dimensiones mínimas: una altura (alzada) más de 1,63 m, una edad de entre 3 y 6 años, docilidad, vistosidad y que superen una examen veterinario.

Mari Carmen todavía recuerda la cantidad de veces que se caía al principio. De hecho reconoce que antes de empezar las pruebas decidió apuntarse a un picadero para empezar a aprender nociones básicas porque "solo había montado en los ponys de la feria", bromea. Lo que sí ha sido siempre es una luchadora y amante de los caballos y eso es sin duda lo que le hacía levantarse cada vez que se caía, reconociendo incluso haber pasado "miedo". 

Tras echar la vista atrás ahora asegura que lo que siente es "orgullo porque llegué en el año 2007 y aquí sigo, tras tener dos niños". El Escuadrón de Caballería es una unidad "muy física" y además una mala caída "te puede truncar tu futuro" que por ahora pasa por no moverse de aquí. No se ve jubilándose en el Escuadrón, "pero tampoco me veía con 40 años y voy a hacer 43", bromea. Mari Carmen ha visto llegar al resto de pioneras y "marcharse a muchas" pero ella todavía se siente "guerrera".

Caída a caída se ha ido haciendo hueco en un Escuadrón del que sí se fue durante seis años Vanesa Fernández, pero al que ha vuelto en cuanto ha podido. Su amor por los caballos la llevó a fijarse en esta unidad. Uno de los que ahora son sus compañeros le prestó su caballo, Virrey, el día que fueron a hacer una demostración y "me lo tuvo que pedir porque se tenían que ir pero se me pasó el tiempo volando", recuerda. Ese día pregunto cuántas mujeres había y la respuesta fue "ninguna". Desde ese instante se planteó ser de las pioneras. 

Aún estando fuera de la unidad, cada 12 de octubre era de las que desfilaba por el Paseo de la Castellana. Tiene tan claro que es su trabajo ideal que ya hizo prácticas en el año 2005. Era la única chica entre los 'becarios' y la única del recinto. "Es una unidad que se ha adaptado a nosotras con nosotras dentro", recuerda del primer momento en el que preguntó por sus vestuarios. De eso han pasado ya 15 años. Atrás quedaron esos primeros nervios e incertidumbre junto a sus compañeros en prácticas. Ahora tiene asignados dos caballos: Héroe y Cíclope. El primero en la familia le conocen como "el impresentable" porque es capaz  "de lo mejor y de lo peor". De hecho, está de baja por una lesión en una rodilla después de que se pusiera a hacer un "despliegue de cabriolas". 

Vanesa Fernández
Vanesa Fernández

Cedida

Algo que ella no olvida es la última Carreras de Caballos de Sanlúcar, donde alguien le sacó varias fotografías corriendo por la orilla con su 'Héroe'  "que si pones felicidad, es su imagen", bromea. A la hora de que les adjudiquen un caballo son los guardias los que lo pueden solicitar y en el caso de Vanesa se interesó por este después de que llevara mucho tiempo en las caballerizas sin dueño. Reconoce que se trata de una unidad que "la gente quiere" y a la que llegó sin que en su familia haya nadie vinculado con la Guardia Civil. Su sueño de pequeña era ser veterinaria "y cuidar las vacas de mi tío". 

Ahora su hijo le dice que quiere ser Guardia Civil. Hasta llegar donde está pasó primero, al igual que Mari Carmen, por el Ejército y al final se cansó de ir de vacante en vacante hasta que "me enamoré del verde". El mismo amor sienten los ciudadanos por los caballos. Tanto que hasta sus compañeros de Tráfico llegan a decirle cuando llega que durante una mañana nadie les había dicho ni buenos días y fue llegar ella y no paraban de preguntarles cosas. "Donde vayas con los caballos triunfas, sobre todo entre los niños", sentencia. Momentos así hacen olvidar los más duros del día a día donde "reímos y lloramos". 

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