Straw afirma que la decisión de apoyar la guerra de Irak fue "la más difícil" de su vida

  • Londres.- El que fuera ministro británico de Exteriores durante la guerra de Irak, Jack Straw, aseguró hoy que la decisión de atacar el país árabe fue "la más difícil" de su vida y admitió que, si él se hubiera opuesto, seguramente el Reino Unido no habría podido participar en la ofensiva.

Straw afirma que la decisión de apoyar la guerra de Irak fue "la más difícil" de su vida
Straw afirma que la decisión de apoyar la guerra de Irak fue "la más difícil" de su vida

Londres.- El que fuera ministro británico de Exteriores durante la guerra de Irak, Jack Straw, aseguró hoy que la decisión de atacar el país árabe fue "la más difícil" de su vida y admitió que, si él se hubiera opuesto, seguramente el Reino Unido no habría podido participar en la ofensiva.

Straw, actualmente titular de Justicia, declara hoy ante la comisión independiente que investiga las circunstancias de la guerra contra Irak declarada por Estados Unidos y el Reino Unido en marzo de 2003, cuando Tony Blair encabezaba el Gobierno británico.

En una declaración escrita previa a testificar ante los investigadores, el ministro indicó que el asunto de Irak le planteó "un profundo dilema moral y político", aunque finalmente optó por apoyar la invasión y nunca se ha "retractado" de ello.

La decisión de respaldar la guerra "fue la más difícil que he afrontado en mi vida", afirmó el político, que en 2000 también decidió denegar la extradición a España para ser juzgado del dictador chileno Augusto Pinochet.

En su comunicado, reconoció que fue consciente de que, como responsable del Foreign Office, su apoyo a la invasión de Irak sería "crucial": "si lo hubiera denegado, la participación del Reino Unido en la acción militar no habría sido posible".

"Seguramente no hubiera habido mayoría ni en el gabinete ni en los Comunes (que posteriormente aprobaron la guerra)", agregó.

El ministro admitió que la ausencia de armas de destrucción masiva, cuya supuesta existencia se usó para justificar la guerra, había "socavado la confianza", pero insistió en que la decisión de atacar se tomó con "las mejores pruebas de que se disponía en ese momento".

"Hice mi elección. Nunca me he retractado de ella, y no pienso hacerlo, y acepto totalmente las responsabilidades que se derivan de ello", señaló.

Durante su declaración ante los investigadores, Straw también dio a entender que se había debatido mucho antes de respaldar el ataque.

Sin embargo, un testigo anterior, lord Tunrbull, que en la época fue el secretario del gabinete, aseguró que, si Straw había tenido dudas, no las expresó públicamente.

"Lo que el gabinete vio del ministro de Exteriores fue a alguien esforzándose mucho, con lo que resultó ser un material muy pobre, por presentar el caso ante las Naciones Unidos", dijo.

Incidió en que "no parecía un hombre que estuviera pensando en privado: 'Todo esto está mal. Aquí hay algo que no encaja".

Durante su declaración, Straw explicó que el Gobierno británico partió de la base de que Irak poseía armas nucleares, algo que se creía desde hacía años.

Al margen de lo que pudieran aportar los servicios secretos, eso es lo que estuvo en el centro de la estrategia gubernamental para desarmar al país árabe.

También subrayó la importancia que se dio en ese momento al hecho de "permanecer cerca" de Estados Unidos y ganarse la confianza de la Administración de George W. Bush, que, de entrada, podía desconfiar de Blair por ser del Partido Laborista -teóricamente más a la izquierda- y haber tenido buena relación con su antecesor en la presidencia de EEUU, el demócrata Bill Clinton.

"Compartí con el primer ministro el punto de vista de que el mejor enfoque para el Reino Unido era permanecer cerca de la Administración estadounidense e intentar persuadirles de que cualquier acción contra Irak debía hacerse a través de las Naciones Unidas", dijo.

Straw, quien continúa declarando esta tarde, aseguró por otra parte que nunca fue la política de su Gobierno impulsar la guerra para conseguir "un cambio de régimen" en el país árabe, lo que el ministro siempre opinó que sería ilegal.

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