Una prueba final de bachillerato sustituirá a la actual selectividad


La Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa que prepara el Gobierno incluirá una prueba nacional al final de cada etapa del sistema de educación (Primaria, Secundaria, Bachillerato y Formación Profesional).
Según el ministro del ramo, José Ignacio Wert, estos exámenes tendrán una parte común a todo el territorio, aunque las comunidades autónomas también podrán introducir ciertas especificidades.
Su objetivo será evaluar los rendimientos del sistema y en líneas generales determinarán la posibilidad de acceder a la etapa siguiente.
Aprobar estos exámenes no será requisito necesario para titular en ninguna etapa, salvo en el caso del Bachillerato.
En este sentido, sí resultará obligatorio conseguir una nota mínima de 5 en la prueba final de Bachillerato de cara a obtener el citado título.
Dicho examen representará un 40% de la nota final de la etapa, mientras que el 60% restante corresponderá a la media de los dos cursos (1º y 2º) del ciclo.
De este modo, desaparecerá la actual Prueba de Acceso a la Universidad (PAU), pues las universidades podrán basarse en esta nota para determinar la admisión de alumnos.
Además, tendrán la potestad de fijar criterios adicionales de admisión, como prestar mayor atención a determinadas asignaturas o establecer sus propios filtros, señaló el ministro.
El término de Secundaria conllevará también exámenes finales para aquellos que deseen seguir sus estudios, y dado que el nuevo 4º de ESO ofrecerá dos itinerarios de iniciación bien diferenciados (uno hacia FP y otro hacia Bachillerato) los respectivos exámenes serán también diferentes.
Así pues, los alumnos que deseen continuar por dichas ramas habrán de superar estas pruebas, que no serán obligatorias para quienes deseen dejar de estudiar.
Finalmente, la prueba de fin de Primaria evaluará competencias básicas y aquellos alumnos que nunca hayan repetido tendrán que pasarla para acceder a Secundaria. Los que hayan repetido un curso en Primaria podrán acceder a la ESO con este examen suspenso, aunque el centro emitirá un informe al nuevo instituto donde se indique tal circunstancia.
MÁS CAMBIOS
La reforma también quiere facilitar el acceso a la Formación Profesional Superior desde la FP de Grado Medio (para que el Bachillerato no sea la vía abrumadoramente mayoritaria), y flexibilizar la entrada en los Programas de Cualificación Profesional Incial (PCPI) a alumnos de 15 años que lo deseen aunque estén en 2º de ESO.
Además, prevé un aumento mínimo del 25% en las horas lectivas de las materias instrumentales (lengua, matemáticas e inglés), que afectará fundamentalmente a Secundaria, y que se compensará con menor carga lectiva en las demás asignaturas.
Este refuerzo se sentirá también, aunque con menor intensidad, en Primaria y Bachillerato, donde se llevará a cabo una compactación de la oferta de optativas.
De acuerdo con el Ministerio, se buscará reducir el número de combinaciones posibles que los alumnos actualmente pueden establecer.
Entre sus consecuencias, destaca el previsible aumento del número de matriculados en latín, ya que desaparecerán otras optativas.
TRÁMITES
El Gobierno iniciará ahora un período de consultas con la comundiad educativa, los partidos políticos y la sociedad, a fin de alcanzar el máximo consenso posible en la redacción final de la ley.
En octubre se quiere disponer ya de una propuesta muy concreta, de cara a recibir los perceptivos informes del Consejo Escolar del Estado y del Consejo de Estado, entre otros.
Según Wert, el objetivo es que antes de que antes de Navidad el Consejo de Ministros apruebe un proyecto definitivo que se enviará a las Cortes para su tramitación.
El calendario provisional que maneja el Ministerio contempla una implantación paulatina en tres años del nuevo sistema, siempre a partir de su aprobación definitiva.

Mostrar comentarios