Verano de borrascas atlánticas y un huracán

  • El peculiar trayecto hacia el noreste del huracán "Gordon", el tercero de la temporada del Atlántico, puede estar relacionado con la ola de calor y aunque "poco probable" es un fenómeno que se explica con el comportamiento general de la atmósfera durante un verano de borrascas.

Madrid, 21 ago.- El peculiar trayecto hacia el noreste del huracán "Gordon", el tercero de la temporada del Atlántico, puede estar relacionado con la ola de calor y aunque "poco probable" es un fenómeno que se explica con el comportamiento general de la atmósfera durante un verano de borrascas.

Alejandro Lomas, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología, señaló a EFEverde que el anticiclón de las Azores, que induce tiempo estable sobre Europa, ha manifestado "pantanos barométricos", periodos con presiones más bajas de lo normal, que han permitido que el calor sofocante africano que generalmente se "tapona" en el atlántico, se "cuele" hacia la península ibérica.

Esa corriente de calor es la que ha podido seguir el huracán, que llegó a ser categoría 2 el fin de semana pasado, con vientos máximos sostenidos de hasta 155 kilómetros por hora, antes de desvanecerse.

El fenómeno climatológico, que mantuvo la morfología de los huracanes del Caribe perdió sus características tropicales al adentrarse en aguas con temperaturas por debajo de los 26 o 27 grados, añadió el experto.

Según Lomas, la trayectoria normal de los huracanes es en dirección este-oeste, por encima de la zona tropical, en el Atlántico, en busca de las masas de agua caliente de la que toman su energía.

Su destino final, tras atravesar el Caribe y pasar por aguas de hasta 30 grados en verano, suele ser la costa norte del continente americano.

Si se salen de las zonas cálidas se debilitan y dejan de ser huracanes, para convertirse en borrascas extratropicales, en ocasiones muy activas, con comportamientos parecidos a los ciclones tropicales, como también se conoce a estos sistemas de tormentas.

"Son fenómenos raros, pero pueden ocurrir y están contemplados en los cálculos probabilísticos con los que trabajamos en meteorología", añadió Lomas, para quien los huracanes parecen tener vida propia. "No se sabe con certeza cómo se van a comportar", dijo, tras recordar que en 2006 otro huracán con el mismo nombre -"Gordon"- siguió la misma ruta.

En un "entorno hostil", apuntó, un huracán no puede "sobrevivir".

Cada fenómeno climatológico es distinto y no suele haber dos situaciones iguales, porque hay que contar con todos los elementos que interactúan en el comportamiento de la atmósfera, que es un sistema cerrado, en busca constante del equilibrio.

Lomas apuntó la situación de "Niño moderado" que empieza a manifestarse en el Pacífico y las correlaciones que tiene ese cambio de corrientes oceánicas incluso en el Atlántico americano.

Y aunque aún no se ha demostrado una repercusión clara con la actuación de la corriente oceánica "El Niño" en Europa occidental, Lomas reconoció que en meteorología quedan por establecer todavía muchos mecanismos de equilibrio.

Francisco Castejón, físico director de la Unidad de Teoría de Fusión del Centro de Investigaciones Energéticas Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), no descartó contar con el cambio climático y el calentamiento global con el que se manifiesta para explicar el errático comportamiento del "Gordon".

Aunque en física todo es posible, aun siendo poco probable, la trayectoria extratropical de huracán indica que algo está cambiando en la atmósfera, recalcó a EFEverde.

El calor por condensación o evaporación de agua es el motor que mueve a los huracanes y si hay mas calor habrá más huracanes, allí donde aumenten las temperaturas, tanto de las masas de aire como de agua, aseguró el científico, también portavoz de Ecologistas en Acción.

Si las proyecciones de cambio climático se mantienen, con hasta un grado de aumento de la temperatura a corto plazo, debemos empezar a contar con la probabilidad de que se produzcan huracanes en el Mediterráneo, sostuvo.

Los huracanes, voz caribe que significa "cambio" o "destrucción", se originan como perturbaciones tropicales en la zona cercana a Cabo Verde, frente a las costas de África, desde donde se desplazan hacia el oeste, por el Atlántico, cobrando intensidad según encuentran a su paso masas de agua cálida de cuyo vapor condensado toman energía.

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