El consenso se rompe

La inflación provoca grietas en la hoja de ruta de la transición climática en Europa

La elevada inversión que supone la descarbonización en un escenario de subida de precios genera división de opiniones en países como Reino Unido o Alemania, que tienen problemas para lograr consenso climático.

Rishi Sunak y Olaf Scholz
Rishi Sunak y Olaf Scholz
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El camino de la descarbonización en Europa se ha topado con un fuerte enemigo: la inflación. Países como Reino Unido, pionero en poner en marcha una ley -sin un voto en contra- para lograr las cero emisiones netas en 2050, están experimentando una división de opiniones parlamentarias sobre la forma de llevar a cabo las políticas de la transición climática, según recoge Bloomberg. 

Por su parte, el primer ministro Rishi Sunak ve el clima como un campo de batalla político rentable en la carrera hacia unas elecciones en las que las encuestas indican que es probable que pierda. Su Gobierno se ha opuesto a la expansión de una zona de baja contaminación en Londres, controlada por el Partido Laborista, y ha emitido 100 nuevas licencias de exploración de petróleo y gas, algo que el líder de la oposición, Keir Starmer, ha prometido detener.

Algunos de los miembros del Partido Conservador de Sunak quieren ir más lejos, retrocediendo en el plan de eliminar los automóviles nuevos de combustión interna para 2030, por ejemplo. Argumentan que reducir las emisiones es un gasto que los británicos con dificultades económicas no pueden permitirse: la tasa de inflación más alta de Europa significa que las facturas de servicios públicos y los precios de los alimentos en aumento dejan poco margen para vehículos eléctricos costosos o para reemplazar calderas de gas por bombas de calor.

"Estamos gobernados por el consentimiento y los costes de cero emisiones netas están poniendo en riesgo ese consentimiento", defendió Jacob Rees-Mogg, diputado conservador y exsecretario de Energía, quien es un abanderado de la derecha del partido. "Hubo consentimiento cuando las economías iban bien. Hay mucho menos consentimiento cuando las economías están sufriendo a causa de la inflación", concluyó.

Las grietas del consenso sobre el clima no se están produciendo sólo en Gran Bretaña. El pasado mes de junio, hasta 13.000 personas se congregaron en el sur de Alemania para protestar contra una ley que prohíbe las calderas de gas, un tema que ha sacudido la coalición de Olaf Scholz.

Partes del llamado Pacto Verde de la UE enfrentan oposición de los estados miembros, especialmente Francia, que se opuso a reglas más estrictas sobre emisiones de escape, y Alemania, que casi detuvo una prohibición de motores de combustión. Otros líderes, como el primer ministro de Bélgica, Alexander De Croo, han instado a la precaución sobre el impacto que la rápida implementación de políticas para reducir las emisiones de carbono tendrá en la industria. La política holandesa se ha visto sacudida por la oposición a los planes para frenar las emisiones de sus granjas.

Las encuestas muestran que la mayoría de los votantes europeos quieren medidas contra el cambio climático a medida que las olas de calor, los incendios forestales e inundaciones hacen que el impacto de las emisiones sea cada vez más evidente, pero son reacios a asumir el coste de cambiar a tecnologías menos contaminantes. Para los gobiernos, esto significa lidiar con la consecución de objetivos verdes a largo plazo sin sobrecargar a empresas y particulares con costos iniciales, a medida que la inflación continúa afectando los bolsillos de las personas.

"El error que se ha cometido en varios países es olvidar que es una transformación muy grande que debes hacer, y sólo puedes tener éxito haciéndola de manera justa desde el punto de vista social", dijo Niklas Höhne, profesor de política climática en la Universidad de Wageningen de Alemania y cofundador del Instituto NewClimate.

En Alemania, el Gobierno quiere destinar un fondo de 212.000 millones de euros fuera del presupuesto para financiar el impulso verde, pero no está dispuesto a implementar medidas que afecten a los hogares y hábitos de los votantes. El país se muestra reacio a reducir sus 65.000 millones de euros en subsidios perjudiciales para el medio ambiente, que benefician a los fabricantes de automóviles del país, ya que incluyen reembolsos fiscales para los viajes al trabajo y recortes de impuestos sobre el diésel o las flotas de empresas. También existe resistencia dentro de la coalición para implementar las reglas de eficiencia energética más estrictas de la UE, que requerirán que muchos propietarios de viviendas inviertan fuertemente en renovaciones.

Alemania ha debilitado su prohibición de nuevos sistemas de calefacción de combustibles fósiles, lo que podría haber contribuido significativamente a reducir las emisiones en el sector de la vivienda. El Gobierno también retrocedió en sus objetivos de calefacción urbana después de una intensa presión por parte de las empresas de servicios públicos. "Hemos visto esto durante años, cuando llega una crisis económica, la protección del clima es lo primero que se cuestiona", dijo Susanne Dröge, jefa del departamento de protección del clima y energía de la Agencia Federal de Medio Ambiente de Alemania.

En Reino Unido, aún quedan decisiones por tomar que mostrarán el nivel de disposición de los políticos para retroceder en los objetivos climáticos. Esta semana, Sunak debilitó una prohibición de facto sobre el desarrollo de nuevos parques eólicos terrestres, pero fue criticado por los defensores de la energía limpia por no llegar lo suficientemente lejos, ya que aún se requiere el consentimiento local. Esta semana, una subasta del Gobierno de Reino Unido para parques eólicos marinos no atrajo ninguna oferta, arrojando nuevas dudas sobre la capacidad del país para cumplir con su objetivo de cero emisiones netas.

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