83 Años desde las últimas carreras en La Castelllana

  • Las carreras de caballos retornan este próximo domingo 11 al Paseo de la Castellana de Madrid. Será en una exhibición (cuatro carreras de tres participantes cada una) sin premios y con la intención de acercar al gran público. Pero también será un homenaje a ese hipódromo que dejó de funcionar hace ahora 83 años para dar paso al actual, el de La Zarzuela.

Madrid, 3 may.- Las carreras de caballos retornan este próximo domingo 11 al Paseo de la Castellana de Madrid. Será en una exhibición (cuatro carreras de tres participantes cada una) sin premios y con la intención de acercar al gran público. Pero también será un homenaje a ese hipódromo que dejó de funcionar hace ahora 83 años para dar paso al actual, el de La Zarzuela.

Durante el reinado de Isabel II se generalizó la afición a las carreras de caballos en España, lo que propició la construcción de varios hipódromos como el de la Casa de Campo (1842), el de la Puerta de Santa Bárbara (construido en 1846 y cerrado en 1848), o en parajes como el ventorrillo de la Sorda, o el Parador de la Luna.

Así, con la Restauración, se decidió construir un gran hipódromo en la ciudad que aglutinara todas estas carreras. Situado al final del Paseo de la Castellana, fue construido en 1877 por el ingeniero Francisco Boquerín, e inaugurado el 31 de enero de 1878.

Desde su apertura, el Hipódromo de la Castellana se convirtió en uno de los lugares favoritos de la alta sociedad madrileña. Era frecuente la visita de la familia real, que tenía una tribuna propia en su interior.

Estuvo en funcionamiento hasta 1932. Se produjo entonces el cierre del hipódromo de La Castellana por motivos urbanísticos (la unión del Paseo del Prado con la Carretera de Francia). Demolido, comenzó la búsqueda de un nuevo emplazamiento, con la intención de que ya éste fuera definitivo. En 1934 se eligió para ello el monte de El Pardo y se convocó un concurso -con un presupuesto de tres millones de pesetas-, al que se presentaron nueve proyectos. Resultó ganador el firmado por los arquitectos Arniches y Domínguez y el ingeniero Eduardo Torroja, inspirado en el hipódromo de Milán (Italia).

Las obras se iniciaron en 1935, pero se paralizarían tan sólo un año después por la Guerra Civil. Terminado el conflicto bélico, se toman las obras en 1940 y el nuevo recinto queda inaugurado en mayo de 1941. Comienza su actividad deportiva. No obstante, durante los primeros años, la mayoría de los caballos participantes en sus carreras tuvieron que ser importados, dados los estragos que la guerra había causado en la cabaña nacional.

La mejoría económica española durante la década de los cincuenta se dejó sentir también en las carreras. Es en esta época cuando se crea pruebas como el Derby y el Oaks (ambos en 1952). Así, Madrid comienza a contar con un calendario clásico, semejante al del resto de Europa.

A finales de los 50 y primeros años 60, se acometen las obras de mejora en el hipódromo de La Zarzuela. Se le dota una pista de entrenamiento de arena, de enfermería y de una nueva tribuna. Las carreras emprenden un ascenso importante, tanto por el número de asistentes como por la cantidad de caballos estabulados en Madrid. Es tal el desarrollo, que en 1968 el Gran Premio de Madrid, la carrera más emblemática del recinto, reparte por vez primera un millón de pesetas en premios. El ganador de esa edición fue "Tebas", montado y entrenado por su propietario, el duque de Alburquerque.

Poco a poco las mejoras técnicas fue llegando también al hipódromo: en 1969 se adquiere en Francia la photo-finish; en 1970 llegan los cajones de salida, que sustituyen a las incómodas cintas; en 1972 se construye una primera pista de "steeple-chase"; en 1974 los aficionados ya pueden consultar los posibles dividendos en un totalizar de apuestas; y en 1975 se inaugura el control antidopaje.

El hipódromo de La Zarzuela es declarado Monumento Histórico Artístico en los 80, gracias sobre todo a la tribuna volada de Torroja. Además, en 1982 se crea la Agrupación de Propietarios y se lanza la Quiniela Hípica, la popular QH, primera apuesta nacional de carreras de caballos que llegó a recaudar 3.000 millones de pesetas en la temporada 1984, cuando la casi única competencia en el juego era la quiniela futbolística y el sorteo de la Lotería Nacional.

La popularidad de las carreras se relanzaría en el verano de 1991, cuando el hipódromo acoge sus primeras pruebas nocturnas, con llenos en La Zarzuela semana a semana.

En 1992, Patrimonio Nacional cede la explotación del hipódromo (hasta entonces en mano de la Sociedad de Fomento) a la empresa privada Hipódromo de Madrid, propiedad de Enrique Sarasola. Desgraciadamente, fue el comienzo del declive, pues la mala gestión económica llevó a su cierre en 1996.

Tendría que transcurrir un lustro hasta que el hipódromo madrileño fuera 'liberado' por el Estado, que desahució a la empresa de Sarasola por el impago del Impuesto de Bienes Inmuebles. La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi) se hizo cargo del recinto y, tras varios años de obras, lo reinauguró en octubre de 2006, con el apoyo de Loterías y Apuestas del Estado (LAE).

Desde entonces, tres presidentes han pasado por su presidencia, Gregorio Máñez, Mariano Casado y, desde hace un par de años, está al frente Faina Zurita. En este tiempo se ha terminado la recuperación del deteriorado hipódromo (por el cierre de casi diez años). Ahora, el principal objetivo para el desarrollo definitivo de La Zarzuela y de las carreras de caballos en general es el esperado desarrollo de las apuestas sencillas en los despachos de LAE de toda España. EFE

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