La alegría va por barrios y ayer no fue un buen día para una selección inglesa que pereció en las semifinales del Mundial femenino tras caer (2-1) ante Japón. Ambos equipos llegaron empatados al minuto 92 cuando una jugadora nipona puso un centro desde la derecha y Laura Bassett, defensora inglesa, se introdujo el balón en su propia portería de forma increíble.
Tras este trágico gol, la árbitro pitó el final del partido y la jugadora, que ha recibido el apoyo de toda la afición inglesa a través de la redes sociales, quedó desolada sobre el terreno de juego. Inglaterra había perdido una oportunidad perfecta para colarse en la final de un Mundial que no consigue desde que levantara la Copa del Mundo en casa en 1966.
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