Ciudades pequeñas de toda España se juegan su futuro a la carta del deporte

  • Tarragona.- La visita a Tarragona de la Comisión de Evaluación para los Juegos Mediterráneos de 2017 ha metido de lleno a la ciudad catalana y sus subsedes en la rueda de los numerosos municipios españoles de pequeño y mediano tamaño que han apostado su futuro a la carta del deporte.

Ciudades pequeñas de toda España se juegan su futuro a la carta del deporte
Ciudades pequeñas de toda España se juegan su futuro a la carta del deporte

Tarragona.- La visita a Tarragona de la Comisión de Evaluación para los Juegos Mediterráneos de 2017 ha metido de lleno a la ciudad catalana y sus subsedes en la rueda de los numerosos municipios españoles de pequeño y mediano tamaño que han apostado su futuro a la carta del deporte.

Si Tarragona gana los Juegos, poblaciones como Reus, Salou o Cambrils serán sede de una competición deportiva de primer nivel, con participación de miles de atletas de 23 países.

El impacto económico en la zona sería decisivo. Si se toma como referencia lo ocurrido en la provincia de Almería con los Juegos Mediterráneos de 2005, las cifras rondarían "los 1.000 millones de euros y los 4.000 puestos de trabajo", según el presidente ejecutivo de Tarragona 2017, Mario Rigau.

El alcalde, Josep Félix Ballesteros, destaca, además, los beneficios "intangibles" que para una ciudad pequeña supone la organización de una gran competición deportiva.

"Los Juegos serían el motor económico de la ciudad, pero también nos interesan los beneficios en términos de autoestima, de proyección hacia el exterior, de capacidad de educar y formar jóvenes en el espíritu olímpico", opina.

Entre los rivales de Tarragona y sus 150.000 habitantes figuran grandes urbes como Alejandría (Egipto), con unos cuatro millones de vecinos, o Trípoli (Libia), con uno y medio. Rijeka (Croacia) y Mersin (Turquía) completan la lista.

Tarragona y sus subsedes deberán esperar hasta junio de 2011 para conocer su suerte, pero otras ciudades españolas sabrán mucho antes si su desarrollo a medio plazo está vinculado, al menos en parte, al deporte.

Así, dentro de una semana, el 29 de septiembre en Melbourne (Australia), Ponferrada conocerá si es elegida sede de los Mundiales de Ciclismo en carretera de 2013. Sus rivales serán las italianas Florencia y Génova y la belga Hooglede-Gits.

Poco después, el 2 de octubre, la Federación Internacional de Balonmano decidirá en la ciudad alemana de Herzogenarauch si concede a España el Mundial de 2013.

Grandes capitales como Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, Zaragoza o Valladolid están en el proyecto, pero también municipios más reducidos aunque de primera fila en el balonmano nacional, como Ciudad Real o Granollers.

Corea del Sur, Noruega y Dinamarca son los otros países interesados en la cita.

Luego será el turno de la candidatura de más peso que defiende actualmente el deporte español: la del Mundial de Fútbol de 2018 ó de 2022, en proyecto conjunto con Portugal. Los rivales son Rusia, Inglaterra, Holanda-Bélgica y Estados Unidos para ambas ediciones, y Japón, Corea, Australia y Qatar para 2022. Se decide el 2 de diciembre en Zúrich (Suiza).

En este caso, la Federación Española de Fútbol dispone de "candidatas a ser sede", y sólo si se gana hará una criba entre ellas para elegir las definitivas. Dada la entidad del proyecto, las ciudades implicadas son, cuando menos, de tamaño medio: A Coruña, Alicante, Badajoz, Barcelona, Bilbao, Gijón, Madrid, Málaga, Murcia, San Sebastián, Santander, Sevilla, Valencia, Valladolid, Vigo y Zaragoza componen la lista.

En abril de 2011 se sabrá si Madrid es designada organizadora de la Copa Ryder de golf de 2018, con distintos campos de Francia, Alemania, Holanda, Portugal y Suecia como contrincantes.

Un mes después, en junio, le tocará por fin a Tarragona conocer su suerte en la ciudad de Volos (Grecia).

Mientras, Barcelona y Zaragoza, acompañadas de pequeñas poblaciones situadas en el entorno de los Pirineos, meditan sus proyectos para los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022.

Si cualquiera de estas candidaturas resultase ganadora, se uniría a la ya concedida del Mundial de Baloncesto de 2014, que tiene a Madrid, Barcelona, Granada, Sevilla, Las Palmas y Bilbao como sedes.

Sólo el esfuerzo de las administraciones central, autonómica y local permite en España este despliegue de candidaturas, aunque tanto la inversión pública como la privada se han visto afectadas por la crisis.

El patrocinio local, de empresas muy relacionadas con la región, parece la única vía despejada y la solución para las ciudades pequeñas con grandes aspiraciones deportivas.

En Tarragona se calcula en tres millones de euros las aportaciones de las empresas cercanas, buena parte de ellos entregados 'en especias', en forma de bienes de consumo o de espacios publicitarios en medios locales.

Natalia Arriaga

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