El Mundial de rugby de Inglaterra-2015 echó a andar

  • El francés Bernard Lapasset, el presidente de la Federación Internacional de Rugby (World Rugby), declaró inaugurada oficialmente la octava edición del Mundial de ese deporte, este viernes en Twickenham.

"Y ahora, que el torneo comience", sentenció Lapasset desde el terreno de juego, acompañado del príncipe Enrique, menos de media hora antes del partido de apertura entre la anfitriona Inglaterra y Fiyi.

Justo después de la ceremonia de apertura, que duró unos veinte minutos, y que propuso un paseo por Inglaterra, cuna del rugby, el príncipe Enrique insistió en los "valores" particulares de este deporte e hizo referencia a algunos grandes momentos de la Copa del Mundo, como la presencia de Nelson Mandela en 1995 o le drop de Jonny Wilkinson que dio el título a Inglaterra en 2003.

Esta apertura puso fin a la espera febril que se adueñó de Londres y de Inglaterra, que quieren mostrar la calidad de su equipo nacional y su saber hacer en términos de organización en los 48 partidos de que se disputarán hasta la final, el 31 de octubre en Twickenham (82.000 plazas).

Cuatro horas antes del inicio oficial, los alrededores del Templo, estaban llenos de gente.

"No puedo esperar más. El otro día, casi tengo un accidente en la autopista y me dije: 'no te mueras antes del viernes", contó Chris McGurran, un contable de 31 años, disfrazado de caballero.

Los datos de audiencias sitúan al Mundial de rugby como el tercer evento más importante, después del Mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos de verano.

El récord de asistencia al Mundial será batido con 2,3 millones de espectadores en los 48 partidos en los 13 estadios repartidos en diez ciudades inglesas y en Cardiff.

Y los organizadores anuncian que 4.000 millones de telespectadores, en audiencia acumulada, seguirán los partidos en 203 países, buscando entrar en nuevos mercados como Alemania y China.

A nivel competitivo se espera poco espectáculo. La presión es grande para las grandes potencias y no se esperan marcadores amplios entre ellas, como demostró la final del Mundial de 2011 en que Nueva Zelanda jugando en casa se impuso por 8-7 a Francia.

Nueva Zelanda, en la despedida de su mejor jugador, Richie McCaw, aspira a conquistar su tercer título y ser el primer país que logra dos de forma consecutiva.

Es la actual potencia del rugby y el enemigo a batir.

Inglaterra, campeón en Australia en 2003, espera esta vez ganar el título en casa, algo que no consiguió en 1991, donde solo pudo ser finalista en Twickenham.

Australia, último ganador del Rugby Championship, e Irlanda, campeón del Torneo de las Seis Naciones en las dos últimas ediciones, son los otros dos aspirantes, aunque Sudáfrica, que se hizo con el título en dos ocasiones, y Francia, tres veces finalista, pueden dar la sorpresa.

Sudamérica está presente con dos selecciones, Argentina y Uruguay, con dos objetivos diferentes.

Argentina, que lleva cuatro años disputando el Rugby Championship, el Cuatro Naciones del Hemisferio Sur, aspira a alcanzar las semifinales por segunda vez en su historia, tras haber sido tercero en 2007.

En unos hipotéticos cuartos de final, donde cayó en 2011 contra Nueva Zelanda, tendría como rival a Irlanda o Francia.

Uruguay, por su parte, tiene muy difícil lograr una victoria, algo que sí logró en sus dos anteriores participaciones, en 1999 y 2003, donde derrotó respectivamente a España y Georgia.

Los Teros, con un equipo amateur y solo cuatro profesionales en su plantel, tuvieron la mala suerte de caer en el llamado Grupo de la Muerte.

Con unos rivales como Inglaterra, Australia, Gales y Fiyi (noveno en el ránking mundial) solo pretenden disfrutar y aprender.

psr/dr

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