Mundial 2010. La peor Francia que se recuerda dice adiós de la peor manera posible

  • No es bueno hacer leña del árbol caído. Pero por si algún francés o seguidor de la selección gala busca algún adjetivo para definir el paso de los suyos por el Mundial 2010 ahí quedan algunos ejemplos: triste, lamentable, deplorable, lastimoso, penoso, desolador, desconsolador, desesperante, irritante. Patético.
Francia y Sudáfrica se despiden del Mundial
Francia y Sudáfrica se despiden del Mundial
Óscar Rodríguez

Raymond Domenech quiso dejar huella en su despedida como seleccionador galo. No se le recordará que llevara a su equipo a la final del Mundial 2006. Nunca mejor se pudo decir aquello de "una retirada a tiempo es una victoria".

El seleccionador galo se cargó en su último compromiso al frente de los 'bleus' a medio equipo: En defensa, a Abidal y Evra por Squillaci y Clichy; en el centro del campo, a Govou y Malouda por Diarra y Gignac. Además, los cambios de Toulalan y Anelka por Gourcuff y Cisse fueron obligados: el primero por sanción y el segundo por su expulsión de la concentración francesa.

No sabemos si los que no jugaron lo hicieron por decisión propia (había rumores de plante entre los jugadores) o por decisión del técnico. Lo cierto es que los que salieron dieron la misma imagen nefasta que en los dos partidos previos. Sin ganas, sin juego, sin pasión, sin entrega. Sin fútbol.

Lo sucedido en Bloemfontein no es más que la confirmación del cierre de un ciclo que debió acabarse mucho antes. Jugadores que llegaban al Mundial cargados de años, pero con un historial brillante se van ahora llenos de rencor por parte de una afición que tardará en olvidar lo sucedido en Sudáfrica: un seleccionador insultado, un futbolista expulsado, unos jugadores que se niegan a entrenar, un delegado que dimite y un equipo que es el hazmerreír de todos.

Laurent Blanc toma desde mañana mismo las riendas de la selección francesa. Su historia se merece que vuelvan a lo más alto, pero habrán de sobreponerse a lo sucedido en el último mes. Si el sueco Martin Hansson hubiera anulado aquel gol en la repesca por la mano de Henry, qué gran favor hubiera hecho a Francia.

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