Preciado encontró en el fútbol el bálsamo contra los reveses de la vida

  • El fútbol español ha quedado conmocionado por el repentino fallecimiento de Manolo Preciado, un hombre apasionado por su trabajo y muy querido y respetado por sus colegas, que había sido golpeado en varias ocasiones por la tragedia y que se disponía a iniciar una nueva etapa como técnico del Villarreal.

Santander, 7 jun.- El fútbol español ha quedado conmocionado por el repentino fallecimiento de Manolo Preciado, un hombre apasionado por su trabajo y muy querido y respetado por sus colegas, que había sido golpeado en varias ocasiones por la tragedia y que se disponía a iniciar una nueva etapa como técnico del Villarreal.

Un infarto acabó esta madrugada con la vida de este temperamental técnico que ya tenía el "corazón partido" por los reveses de la fortuna que le llevaron a perder a su mujer en 2002 a consecuencia de un cáncer, tres años después a un hijo de 15 años en un accidente de moto y, en 2011, a su padre al resultar atropellado cuando empujaba a un vehículo.

Pero Manolín Preciado, como se le conocía en Cantabria, tenía mucho corazón no sólo para reponerse y levantarse una y otra vez, sino también para tenerlo dividido entre los dos clubes de sus amores, el Racing de Santander en el que jugó, entrenó y era abonado y el Sporting de Gijón, con el que vivió su mejor etapa como entrenador.

Manuel Preciado Rebolledo, nacido en la localidad cántabra de El Astillero, el 28 de agosto de 1957, empezó su carrera como futbolista en el Racing (1978-1982) y, a partir de ahí, jugó el Linares (1982-1984), Mallorca (1984-1985), Alavés (1985-1986), Ourense (1986-1987) y Gimnástica de Torrelavega (1987-1992).

Y, tres años después de su retirada, fue este último club cántabro el que le dio la oportunidad de debutar como entrenador, en Tercera División, gesto que Preciado agradeció de la mejor manera que sabía, logrando ese mismo año el ascenso.

Al año siguiente haría otro tanto con el Racing B, para acabar entrenando el primer equipo en la temporada 2003-2004, pero aquel ilusionante proyecto en el que Preciado iba de la mano de Quique Setién, por entonces director deportivo del Racing, apenas duró unos meses porque llegó al club el empresario estadounidense de origen ucraniano Dimitri Piterman, lo que provocó la precipitada salida del tándem de técnicos cántabros.

Preciado cambió de aires y fichó por el Levante, con el que esa misma campaña (2003-2004) conseguía el primero de los dos ascensos que ha logrado a Primera División, ya que tres campañas más tarde, después de recalar en el Real Murcia y de nuevo en el Racing, Preciado devolvía al Sporting de Gijón a la máxima categoría del fútbol español.

Sin duda ha sido en su querido Sporting donde Preciado se ha sentido más a gusto y, sobre todo, donde más facilidades ha tenido para plasmar su filosofía futbolística, no en vano el técnico cántabro, con 232 partidos, es el segundo entrenador que más encuentro ha dirigido al Sporting, sólo superado por José Manuel Díaz Novoa.

Pero en el fútbol toda relación entre un técnico y un club tiene su fecha de caducidad, marcada en la mayor parte de los casos por los resultados. Así, mediada la última temporada Preciado fue destituido como medida para tratar de evitar el descenso a Segunda, objetivo que tampoco logró su sucesor, Javier Clemente.

Preciado falleció esta madrugada en Valencia horas antes de su anunciada presentación como técnico del Villarreal, al que llegaba con el reto de lograr devolver al equipo a Primera División, en el que hubiese sido su tercer ascenso a esa categoría.

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