Uxue Bilbao: juego colectivo y valentía para alcanzar una final europea

  • El juego colectivo que practica y la valentía que han exhibido sus jugadores en momentos de especial relevancia han sido las principales razones que han llevado al Uxue Bilbao Basket a la final de la Eurocopa, la primera final continental que disputará en sus trece años de historia.

Ramón Orosa

Bilbao, 28 mar.- El juego colectivo que practica y la valentía que han exhibido sus jugadores en momentos de especial relevancia han sido las principales razones que han llevado al Uxue Bilbao Basket a la final de la Eurocopa, la primera final continental que disputará en sus trece años de historia.

Un triple sobre la bocina de Kostas Vasileiadis en Valencia que evitó su eliminación en el Last 16 y el contundente 0-8 en los dos minutos finales del choque en Alemania ante el Ratiopharm Ulm que le hizo mucho más llevadera la vuelta de cuartos de final en Miribilla son ejemplos de cómo son capaces de reaccionar Fotis Katsikaris y sus hombres en situaciones límite.

No han sido pocos los partidos en los que sorprendentes parciales a favor y en contra le han cambiado mucho las cosas en poco tiempo al Uxue Bilbao. Que, no obstante, casi siempre ha salido adelante en momentos definitivos.

Habrá que ver si sigue en esa dinámica el 13 de abril en el RTL Spiroudome de Charleroi (Bélgica), donde se medirá en la final al Lokomotiv Kuban ruso.

A ese partido llegarán 'los hombres de negro' después de una labor de demolición en semifinales sobre el BC Budivelnik Kiev, ante el que mostraron una regularidad y una solvencia casi desconocida. Tanto en la ida como en la vuelta, el Uxue tapó rápido cualquier resquicio por el que pudiera colarse la ilusión ucraniana.

Como consecuencia, 32 puntos de diferencia en una eliminatoria en la que el equipo vasco destapó todo su repertorio. Un trabajo coral que potencia la aparición de destacadas individualidades.

Esa labor colectiva no quiere decir que el Bilbao Basket no tenga sus roles definidos. Los tiene y muy claros. Para empezar, un quinteto inicial estable. Y por detrás una larga rotación con hombres también importantes.

Zisis, Vasileiadis, Mumbrú, Hervelle y Hamilton completan, salvo contratiempo, el cinco inicial con el conjunto bilbaíno salta en cada partido a la pista. Un cinco al que Katsikaris exige, sobre todo, concentración e intensidad defensiva. "La defensa es la clave", no paran de decir uno -él técnico- y otros -sus jugadores-.

En ataque, Alex Mumbrú, el capitán dentro y fuera de la cancha, es quizás la pieza clave. El campeón del mundo cae al poste bajo y desde allí genera juego: penetra, pasa o tira.

Kostas Vasileiadis y Lamont Hamilton son los anotadores principales. El alero griego, un francotirador que más a gusto se encuentra cuanto más complicada es la situación. El pívot americano es un 'mirlo blanco' sin experiencia ni NBA ni ACB que ha potenciado sobremanera un equipo ya sólido. Con una muñeca más propia de un jugador exterior que interior, acumula estadísticas con una facilidad pasmosa.

Dos jugadores acreditados en el baloncesto europeo, Nikos Zisis y Axel Hervelle, completan un quinteto al que aportan seriedad, el base griego, y un ingente trabajo en aspectos intangibles el pívot belga, que se crece en las ocasiones señaladas.

Raúl López, Grimau, Moerman y Rakovic componen la segunda unidad. Aunque son casi tan relevantes como los titulares. En especial Raúl, por momentos sublime en la dirección y a la altura de las enormes expectativas levantadas antes de que las lesiones le frenasen una carrera estelar.

Roger Grimau conforma con Vasieliadis y Hervelle un trío que no se deja vencer por las dificultades y prefiere los focos encima a momentos sin mayor relevancia. A ese grupo empieza a sumarse un Adrien Moerman que, sin llegar aportar lo que espera, se ha ganado a la afición por su manera de enfrentarse el juego. Rakovic, un armario con un 'look' que da miedo, da descanso a Hamilton y puntos con tiros cortos desde dentro y fuera de la zona muy perfeccionados.

Incluso Fran Pilepic y Mamadou Samb, dos jóvenes a la espera de mayor protagonismo, han encontrado minutos de gloria. Como los de ayer en Miribilla en la fiesta ante el Budivelnik. Y hasta Sergio Sánchez, un jugador bilbaíno con el único cometido de completar las doce fichas, ha podido debutar y anotar en Europa.

Todo ello bajo la firme batuta de un Katsikaris que gana prestigio a cada año que pasa. Al punto que la Federación Rusa ha puesto en sus manos el futuro inmediato de una de las selecciones más poderosas del baloncesto mundial.

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