Este aumento del IPC interanual en enero se debe fundamentalmente a la electricidad y las gasolinas, elevando también precios en tasa mensual en legumbres y hortalizas (+7,3 por ciento), calefacción, alumbrado y distribución de agua (+5,8 por ciento) y pescado fresco y congelado (+5,6 por ciento).
En cuento a la inflación subyacente, que no incluye los precios de los productos energéticos ni de los alimentos no elaborados, aumentó una décima en enero, hasta el 1,1 por ciento, situándose casi dos puntos por debajo de la tasa general del IPC.
Por Comunidades Autónomas, las tasas más elevadas las presentan Castilla y León (+3,4 por ciento), Castilla-La Mancha (+3,3 por ciento), Galicia (+3,2 por ciento), y Cantabria, Cataluña y La Rioja (+3,1 por ciento en todas ellas). Es la nuestra, por tanto, una de las CCAA con mayor pérdida de poder adquisitivo.
En este nuevo escenario de precios en ascenso, los hogares van a notar con mayor incidencia la devaluación salarial de los últimos años así como las políticas de recortes aplicadas. El IPC continúa subiendo, con lo que las pobres subidas aplicadas a los salarios y las pensiones no tendrán el efecto que sí han tenido cuando los precios eran más bajos.
Datos sin duda preocupantes para toda la ciudadanía y especialmente para todos los que han sufrido las peores consecuencias de la crisis económica, las familias sin ningún ingreso, desempleados y trabajadores y trabajadoras en situación de precariedad laboral, temporalidad y bajos salarios. La economía va por un lado y el mundo del trabajo por otro.
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