ACS se concede un plazo de un año para ejercer su poder en Iberdrola

  • La estrategia de la constructora consta de tres fases: primero, entrar en el consejo de la eléctrica; después, adquirir hasta el 20% del capital; y por último, poder votar por este porcentaje, si sale adelante la ley antiblindajes.
Ruth Ugalde

Hoy empieza un periodo de tres días claves para el futuro de ACS. A las cuatro de la tarde, la compañía presidida por Florentino Pérez estára muy atenta al encuentro de la Comisión de Economía, en la que deberá votarse la enmienda presentada por el PSOE para eliminar los blindajes.

Si sale adelante esta propuesta, la constructora verá allanado gran parte del camino que deberá recorrer en los próximos doce meses, plazo aproximado que se ha concedido para conseguir ejercer todo su poder en Iberdrola. Porque, aunque esta semana lidia dos importantes batallas, Florentino Pérez sabe que no termina aquí la guerra.

La siguiente fecha clave será el próximo viernes, día en que se celebrará la Junta de Accionistas de Iberdrola. En esta Asamblea, ACS pedirá un consejero en representación del 12% del capital que tiene en la eléctrica, participación que le convierte en el primer accionista de la compañía.

Consiga o no su objetivo, la constructora está dispuesta a seguir peleando durante los próximos meses. Primero, acudiendo a los tribunales, si hace falta, para conseguir entrar en el consejo. Segundo, buscando los más de 2.600 millones que necesita para llegar hasta el 20% del capital de la eléctrica. Y, tercero, ganando el tiempo que necesita para evaporar toda la polémica generada en torno a la 'Ley Antiblindajes', que le permitirá votar por una quinta parte del capital, frente al límite actual del 10%.

De hecho, si CiU consigue acordar con el PSOE prorrogar hasta 2011 la entrada en vigor de la normativa antiblindajes, este cambio estará en plazo para los planes de ACS. De hecho, un sencillo repaso a los números permite ver que el interés de la constructora por quitar los blindajes no tiene tanta importancia ahora como en el futuro (aunque ahora le supondría todo un golpe de efecto para la Junta del viernes).

Aunque ahora pudiera votar por todas sus acciones, la diferencia estaría en pasar del 10% al 12%. Además de que esta diferencia es muy pequeña, la constructora apenas sumaría el mismo número de votos que BBK y Bancaja juntas. En cambio, si cumple su amenazada de comprar hasta el 20%, doblaría su poder actual y sacaría una importante diferencia a las dos entidades. De facto, tendría el mando de la eléctrica.

Pero, para comprar otro 8%, ACS necesita desprenderse antes de algún activo. Sobre la mesa está Dragados SPL, que le reportaría una inyección de uno 1.000 millones, su filiales de servicios, y el 25,8% de Abertis, cuyo actual valor en bolsa ronda los 2.700 millones.

La Junta, primer round

Lo previsible, salvo cambio de última hora, es que en la Junta de Iberdrola del próximo viernes se repita una situación similar a la vivida en la Asamblea de FCC de hace seis años, cuando Acciona, dueña del 15% del capital, propuso el nombramiento de tres consejeros en representación de sus intereses.

El máximo órgano de administración de la constructora dio luz verde, inicialmente, a la entrada de los consejeros de Acciona, para posteriomente atender la petición de veto de un accionista, porque se trataba empresa competidora. De ahí, la batalla fue a los tribunales, que terminaron dando la razón a la empresa presidida por Esther Koplowitz.

Todo apunta a que la compañía dirigida por Ignacio Sánchez Galán intentará llevar a cabo una jugada similar. De hecho, ha encargado varios informes jurídicos cuya conclusión es que ACS es un competidor, porque se han enfrentado en algunos contratos de ingeniería y energía.

El problema es que la eléctrica ya tiene en su consejo a administradores con intereses en otras empresas del sector energético: BBK, accionista de referencia en Eolia Renovables, y Juan Luis Arregui, presidente de la papelera Ence, cuya nueva estrategia va dirigida a hacerse un hueco en el negocio de las renovables.

Además, el precedente de FCC juega en contra de los intereses de Iberdrola, ya que del mismo modo que Koplowitz pudo frenar a Acciona por tratarse de un competidor directo, luego tuvo que aceptar a Colonial, un competidor indirecto, ya que sus negocios sólo se cruzaban en la actividad inmobiliaria (FCC es dueña de Realia y Torre Picasso).

En el supuesto de que Iberdrola repita la historia vivida en FCC y vete su entrada en el consejo acusándole de ser un competidor, la constructora está dispuesta a impugnar la Junta y demostrar en los tribunales que, desde que vendió Unión Fenosa, hace un año, ya no puede tachársele de competidor.

No obstante, para ACS sería un duro golpe no poder contar con un consejero, ya que seguiría sin poder consolidar su participación del 12% que, en cambio, le genera importantes costes financieros por las minusvalías latentes de 1.900 millones que tiene en la eléctrica. En cambio, si entrara en el consejo, podría anotarse la parte proporcional del beneficio de la eléctrica que le corresponde: unos 340 millones de euros.

Mostrar comentarios