Cambios y decisiones marcan nueva etapa de reestructuración de General Motors

  • En siete días General Motors (GM) ha establecido las bases de su siguiente etapa de reestructuración con el nombramiento de un nuevo director ejecutivo, la salida del Gobierno de EE.UU. de su accionariado, la reorganización en Europa y el fin de la producción de autos en Australia.

Julio César Rivas

Detroit (EE.UU.), 12 dic.- En siete días General Motors (GM) ha establecido las bases de su siguiente etapa de reestructuración con el nombramiento de un nuevo director ejecutivo, la salida del Gobierno de EE.UU. de su accionariado, la reorganización en Europa y el fin de la producción de autos en Australia.

El nombramiento de Mary Barra, una ejecutiva de 51 años de edad y 33 de ellos en la compañía, al frente de GM, anunciado el pasado martes, ha sido el último de los eventos que marcan el rumbo de lo que será el futuro del mayor fabricante de automóviles de Estados Unidos.

Fuentes consultadas por Efe han señalado que es difícil que Barra no haya sido consultada, y aprobado, las decisiones de GM sobre la salida de su marca Chevrolet del mercado europeo y el cese de la producción de automóviles en Australia, a través de su subsidiaria Holden.

De hecho, Barra ha sido nombrada al frente de GM para poner orden en el resto de las operaciones de la empresa, tal y como reconoció implícitamente el director ejecutivo saliente, Dan Akerson.

Con Norteamérica funcionando de forma altamente rentable por primera vez en más de una década, gracias a la profunda reestructuración con la quiebra de 2009, General Motors está concentrándose en la renovación del resto de sus operaciones, empezando por Europa.

La penosa lección de 2009, cuando la poderosa empresa estuvo a punto de desaparecer por el peso de decenas de miles de millones de dólares de deuda y la escasa eficiencia de sus operaciones mundiales, es que el fabricante necesita racionalizar al máximo sus operaciones.

Akerson ha atribuido a Barra el éxito de racionalizar las operaciones de diseño, producción y suministro de materiales de GM.

"Mary fue a una organización que francamente estaba en caos y la puso en orden. Y fundamentalmente transformó la forma en que hacemos desarrollo", dijo Akerson al anunciar el nombramiento de Barra como su sustituta.

Cinco días antes de conocerse este nombramiento, General Motors sorprendió con el anuncio de que su principal marca, Chevrolet, dejará de operar en Europa para finales de 2015.

En esa región, la marca sólo mantendrá su presencia en Rusia y los países de la antigua Unión Soviética. La única excepción será la distribución en Europa de algunos vehículos icónicos, como el deportivo Chevrolet Corvette.

La decisión deja el peso de la representación de GM en Europa Occidental en manos de Opel, su subsidiaria alemana, y Vauxhall, la marca para el mercado británico. Además, Cadillac seguirá vendiendo vehículos de lujo en el mercado europeo.

General Motors ha justificado la decisión por "el difícil modelo empresarial y la difícil situación económica de Europa".

"Europa es una región clave para GM que se beneficiará de la mayor fortaleza de Opel y Vauxhall y el mayor énfasis en Cadillac", dijo la semana pasada Akerson.

La reorganización europea ha sido inmediatamente seguida por otra reestructuración en la región de Asia/Pacífico.

Al mismo tiempo que GM anunciaba la llegada de Barra, la empresa dijo que en 2017 dejará de producir vehículos en Australia, donde opera con la histórica marca Holden.

Akerson también citó razones económicas para justificar una decisión que puede dar la puntilla final a la producción de automóviles en Australia, donde ya sólo Toyota sigue fabricando vehículos.

"La decisión de terminar la producción en Australia refleja la tormenta perfecta de influencias negativa que el sector del automóvil encara en el país, incluida la sostenida fortaleza del dólar australiano, los elevados costes de producción" y un "pequeño mercado interno", indicó.

En el tercer trimestre del año, los beneficios de GM en sus operaciones internacionales, que incluyen Asia y África, cayeron un 61% y se redujeron a casi 300 millones de dólares.

Pero sin China, donde GM está aumentando sus ventas, habría perdido 100 millones de dólares.

La última pieza del rompecabezas es la salida total del Departamento del Tesoro de EE.UU. del accionariado de GM.

Esta misma semana el Tesoro de Estados Unidos anunció la venta de las últimas acciones que poseía de la empresa, con lo que dio por cerrada su participación en la compañía tras el multimillonario rescate de 2008.

El secretario del Tesoro, Jack Lew, explicó que el Gobierno recuperó 39.000 millones de los 49.500 millones de dólares aportados para salvar al gigante automovilístico de Detroit de la bancarrota.

Ahora, más que nunca, la principal obligación de General Motors es con sus accionistas, quienes van a demandar el aumento de los beneficios y la subida del precio de los títulos.

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