Medgaz cumple 11 años

El combustible líquido ataca el montaje de millones para traer 'gas por un tubo'

El reciente conflicto diplomático entre Argelia y Marruecos puede incentivar aún más el transporte de este hidrocarburo por canales ajenos a las inversiones 'faraónicas' que se instalaron en el Mediterráneo.

Operación de bunkering multitrack en el puerto de Almería
El combustible líquido ataca el montaje de millones para traer 'gas por un tubo'.
APA

Una calzada estrecha, de asfalto, de doble dirección y rodeada de matas y arbustos trasladan la idea de que uno está en esas kilométricas carreteras del estado de Arizona (EEUU). Pero, lejos de lo que se pudiera pensar, el lugar descrito es Almería, en concreto la playa del Perdigal, donde hace más de una década se instaló una planta de gas que sería el punto y final de una obra colosal que unió por medio de un tubo subterráneo la costa argelina de Beni Saf con la de nuestro país, con el objetivo de transportar el hidrocarburo que había enterrado en el yacimiento de Hassi R'Mel. La idea fue rechazada por los pescadores de la zona y decenas de ellos se manifestaron al grito de 'no al gasoducto' en dirección al muelle de Poniente del puerto, donde la empresa, Medgaz, amontonaba el material necesario para construir el tubo submarino.

Con la entrada del nuevo siglo, los gobiernos de muchos países de Occidente comenzaron a relacionar la energía nuclear con la contaminación. Uno de ellos fue España, que apostó por una política que incentivase las renovables y el mejor aliado para llevar a cabo esa transición fue el gas natural. Durante esos años, hubo proyectos que fracasaron -como el Castor, que trató de explorar gas en las costas de Castellón- y otros que se 'vendieron' como éxitos, como Medgaz y Magreb, ambos gasoductos que atraviesan las aguas del Mediterraneo desde África transportando este hidrocarburo en forma de gas. Sin embargo, la reciente tensión diplomática entre Argelia y Marruecos ha salpicado a España, ya que uno de sus gasoductos (Magreb) podría verse afectado y se teme una carestía de este combustible.

El último informe anual de Sedigas (la Asociación Española de Gas) asegura que "los suministros de gas natural licuado (GLN) han superado por segundo año consecutivo a los de gas natural". Así, éste ha representado hasta un 61% del aprovisionamiento de gas para el Sistema Gasista español. El hidrocarburo líquido ha llegado de 14 lugares distintos, la mayor parte procedente de EEUU, Nigeria, Rusia y Qatar. Además, pese a que la demanda de gas en España durante 2020 descendió un 9,6%, el GLN descargado "registró un ascenso del 3,8%". El propio informe afirma con contundencia que "España es uno de los países con mayor potencial para el desarrollo de las operaciones de 'bunkering' de GNL, un combustible que se vislumbra como la solución más efectiva para reducir la contaminación". 

Este análisis tan positivo que recibe el gas líquido -y que llega por medio de barcos a los puertos españoles- sitúa al gasoducto submarino Medgaz en un contexto complejo, ya que su 'faraónica' instalación -costó 900 millones- parece que no ha tenido un resultado fundamental para la llegada del gas a España. De hecho, como apunta Sedigas, este hidrocarburo desembarca hoy en su mayor parte por otras vías más modestas. Para mas inri, la importación de gas natural el año pasado fue un 23% menor con respecto a 2019, convirtiéndose Cartagena (Murcia) y Mugardos (Galicia) en las plantas en las que se han registrado mayores crecimientos del gas descargado y, por ende, desplazando a Almería de ese 'poder' de atracción de gas.

Otro factor a destacar es cómo Argelia ha ido perdiendo, con el paso de los años, protagonismo como proveedor de gas natural a España. Sin ir más lejos, en el año 2015, un 60% del carburante que llegaba a nuestro país procedía del país africano, en cambio, cinco años después, éste se ha reducido hasta un 29%. Esta disminución se ha debido a la aparición de nuevos oferentes en el mercado internacional, como EEUU (que aporta un 15%) o Rusia (que llega al 10%). Dos territorios que hasta hace un lustro no exportaban al país este hidrocarburo y que ha permitido, además, la diversificación de fuentes de energía para que España limite su dependencia del país vecino.

Medgaz ya no supone ningún problema para los agentes que en su día protestaron más por su instalación. Uno de ellos fue Luis Rodríguez, patrón de Cabo de Gata, que afirma que "no sabe si la desaparición de peces es producto de eso" y que "no sabría ubicar dónde está el tubo". Aunque alerta del "impacto que tendría para la mar" si un día hay un escape de gas. Por otro lado, Ecologistas en Acción afirman que "no tienen noticias de que tenga un daño medioambiental" y que ellos consiguieron su objetivo, que consistió en que el tubo "no entrase en el parque natural de Cabo de Gata". 

Por último, y ante la delicada situación diplomática que viven los dos países vecinos de España, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, intentó calmar las voces que alertaban de que los precios de la electricidad, que están en máximos históricos, pudiesen dispararse aún más ante un 'shock' en la oferta de gas. Así, el ministro aseguró en una entrevista que "hay otras formas de transporte, como gas natural licuado". Una afirmación que refuerza este medio de carga y que supone un varapalo para esa inversión -más de dos mil millones de euros- que se hizo por los dos gasoductos desplegados en el Mediterráneo.

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