El coste de la inteligencia artificial, energía, capital humano e infraestructura

El desarrollo y uso de la inteligencia artificial supone tener que hacer grandes inversiones económicas, tanto por su entrenamiento como por su alta demanda de energía.

Joven usando aplicaciones con IA
Joven usando aplicaciones con IA
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La inteligencia artificial (IA) ha llegado para revolucionar el mundo, siendo una tecnología que, aunque lleva décadas entre nosotros, está viviendo un auge actual que la ha llevado a vivir una gran evolución, con aplicaciones diversas en infinidad de ámbitos. Es indiscutible su potencial económico, pero en esta era de la eficiencia energética y la optimización y ahorro de costes, hay que tener muy presente el coste de funcionamiento de su infraestructura.

Esta tecnología permite mejorar y acelerar diferentes procesos, impulsando el avance de la sociedad a través de aplicaciones cada vez más avanzadas. Sin embargo, todo ello tiene un coste, y es que cada “prompt” que se genera y cada respuesta por parte de estas plataformas cuesta mucho dinero.

Todas sus aplicaciones tienen un alto coste energético que puede crecer con el tiempo a medida que la IA se vuelva cada vez más sofisticada. Además, más allá de esto, todo lo que rodea al mundo de la inteligencia artificial supone tener que hacer frente a otros importantes desembolsos económicos relacionados con la propia tecnología, a nivel de hardware y software, y en la propia labor humana.

La necesidad de disponer de un poder computacional elevado para todas las tareas inherentes al desarrollo y funcionamiento de la IA, también pone de manifiesto la necesidad de contar con procesadores cada vez más potentes y eficientes, que además son cada vez más escasos, por tanto el auge creciente del desarrollo de la IA, también de forma colateral encarece toda la cadena de fabricación y suministro de semiconductores, tarjetas gráficas y hardware especializado.

Por otro lado, tiene costes evidentes derivados de la propia existencia de datos, ya que, para poder ser entrenada, esta tecnología requiere de datos que posteriormente utilizará para llegar a conclusiones operativas, y todo ello implica una serie de costes de preparación.

Antes de hablar en mayor profundidad de los diferentes tipos de costes de la IA, conviene tener en cuenta que, aunque estos son elevados en su conjunto, esto no quiere decir que no merezca la pena la inversión, puesto que, como hemos podido comprobar en los últimos meses, esta tecnología nos puede ayudar a la hora de automatizar una gran cantidad de tareas, lo que puede llegar a suponer una rentabilidad interesante a medio-largo plazo. Además, a medida que evoluciona la tecnología, se prevé que sea más eficiente y económica.

Los tipos de costes de la IA

Los costes de la inteligencia artificial surgen en ámbitos diversos, comenzando por los relacionados con la recuperación y limpieza de datos, al ser importante obtener y depurar la información para que sea de calidad, y continuando por el hardware, el software y la infraestructura, ya que es necesario disponer de un hardware potente que permita entrenar los modelos de IA, a lo que hay que sumar sus costes energéticos y el mantenimiento de estos sistemas.

En el presupuesto también hay que contemplar los gastos de personal, al ser necesarios científicos de datos, ingenieros de aprendizaje automático o investigadores de IA, así como los relacionados con la formación del personal para el dominio de esta tecnología. También implica costos en los servicios en la nube, que son utilizados por muchas empresas para sus modelos de inteligencia artificial, y los gastos de investigación y desarrollo, que son necesarios para investigar nuevas técnicas, algoritmos y aplicaciones.

Además de sumar los costes adicionales derivados del cumplimiento legal y ético de la tecnología, sobre todo cuando tiene lugar algún tipo de infracción, hay que tener en cuenta todos aquellos que están relacionados directamente con el entrenamiento, como es su alta demanda de energía.

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