Cuánto vale la bombona de butano y por qué está ahora más cara que nunca

Hidrocarburos, electricidad, alimentos, gas natural y ahora la bombona de butano. A la espera del dato de inflación, que se prevé ya como uno de los más altos de las últimas décadas, los precios siguen un imparable ascenso, mientras el Gobierno trata de concretar las medidas para paliar tales subidas que ya hacen mella en el bolsillo de los españoles. El precio de la bombona de butano ha sido el último, tras registrar una subida este martes del 4,96% sobre el precio máximo vigente. En concreto, pasará a costar 18,63 euros por botella, según publicaba este lunes el Boletín Oficial del Estado. 

En este caso particular, el incremento del precio en esta segunda revisión de 2022, se debe al fuerte ascenso de las cotizaciones de la materia prima, que ha sido de un 14,32%, a lo que hay que añadir la depreciación del euro frente al dólar, que ha sido de un 0,27%, que no ha podido ser compensado totalmente por el descenso de los fletes -coste de transporte- que ha bajado un 9,9%. 

Las subidas están limitadas

A decir verdad, las subidas de la bombona de butano está limitadas a un 5% en el precio sin impuestos y, de no existir ese límite, el precio sin impuestos de la botella se habría incrementado un 7,15%. Dicho de un modo más sencillo: el precio del gas licuado del petróleo (GLP) envasado se calcula en función del coste de la materia prima (propano y butano) en los mercados internacionales, el coste de los fletes y la evolución del tipo de cambio euro-dólar. La revisión del precio, al alza o a la baja, está limitada al 5%, acumulándose el exceso o defecto de precio para su aplicación en posteriores revisiones.

El GLP envasado es una mezcla de hidrocarburos, principalmente compuesta de butano, que sirve como alternativa al gas natural para su consumo energético en envases a presión, especialmente en poblaciones o núcleos urbanos sin conexión a la red de gas natural. Actualmente, se consumen 68 millones de envases de GLP de distintas capacidades, de los cuales 53 millones se encuentran sujetos al precio máximo regulado (el 78%). El uso de este combustible está en retroceso y desde 2009 a 2018 el consumo de GLP envasado ha descendido un 20%.