El PSOE se queda sin un solo dato económico positivo antes del 20N

  • La confirmación dada hoy por el INE de que la economía española se ha estancado ha sido la puntilla a las buenas previsiones que el Partido Socialista mantenía antes del verano para el último tramo del año. Ni el paro ni el PIB han dado un respiro justo en la época que ofrecen mejores prestaciones. Más bien, han supuesto un duro varapalo y alejan la esperanza de una leve recuperación a corto plazo.
Zapatero augura una creación de empleo "lenta" e insta a un "acuerdo nacional"
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Álex Medina R.
Álex Medina R.

La economía no está para salir al rescate de nadie (y esto no es una metáfora de Grecia o Italia). Cuando José Luis Rodríguez Zapatero convocó a finales de julio elecciones anticipadas para el 20 de noviembre, muchos pensaron que en sus cálculos entraba una mejoría de los principales datos, desde el paro al crecimiento.

Pues no. Se podía afirmar incluso que todo lo que podía salir mal ha salido peor que mal. En pleno verano, en aquellas fechas en las que se produjo el anuncio de Moncloa, aún no se hablaba de una nueva recesión, de estancamiento generalizado en el primer mundo y de amenazas renacidas de recaída.

Entonces, superado el primer semestre del año, el Ministerio de Economía aún confiaba en cumplir holgadamente sus previsiones de crecimiento para este año, cifradas en un 1,3% (y que ningún organismo internacional o nacional, público o privado, espera que supere finalmente el 0,7%).

Hoy mismo se ha conocido que el Producto Interior Bruto ni creció en el tercer trimestre y que el interanual está todavía en un rácano 0,8%, a cinco décimas de la esperanza oficial.

Las cábalas del Gobierno no eran vanas: el tercer trimestre es el periodo relacionado a la temporada de verano y, aunque la producción siempre se frena en agosto, el turismo suele ser una baza segura.

Pero este año, el verano no ha traído alegrías.

Más bien todo lo contrario. La Encuesta de Población Activa del tercer trimestre (publicada hace dos semanas) arrojó que el número de parados aumentó en 144.700 personas entre julilo y septiembre, casi un 3% respecto al trimestre anterior, con lo que la tasa de desempleo escaló seis décimas, hasta el 21,52%. El volumen total de parados se quedó a un suspiro de la barrera de pánico de los cinco millones.

En concreto, 4.978.300 personas estaban sin empleo al finalizar septiembre, lo que supone 403.600 parados más que un año atrás, con una subida interanual del 8,8%. Justo en un periodo históricamente positivo para el mercado laboral español, los datos de paro le dieron la primera bofetada a las previsiones oficiales.

La segunda vino pocos días después, cuando se conocieron los datos de paro registrado en las oficinas públicas de empleo. Aunque los dígitos en bruto son menores a los del INE, los más de 130.000 nuevos parados de octubre supusieron el segundo volumen mensual más alto desde 1996. Sólo fue peor el décimo mes de 2008, es decir, cuando atravesábamos lo peor de la crisis.

Pero, más allá de cifras concretas, la escalada de octubre también confirmó que el mercado laboral ha entrado en coma, con descensos en todos los sectores (no sólo en el turismo) y en todas las regiones (no sólo en las turísticas).

El deterioro económico no se queda en PIB y desempleo. Las ventas de coches, por ejemplo, experimentaron también en octubre su peor balance desde los años 90, las ventas de viviendas no repuntan, el crédito a familias y empresas sigue cerrado y, para colmo, la Comisión Europea ya dice claramente que no cumpliremos con el objetivo de cerrar el año con un 6% de déficit y lo eleva al 6,6%.

¿Qué dice el Gobierno a todo esto? La vicepresidenta aún se muestra optimista, pero admite las nuevas dificultades que están sembrando el camino de obstáculos en el último tramo del ejercicio.

Lo que está claro es que, ante la inminente celebración de las elecciones, el Partido Socialista se ha quedado sin balas en la recámara.

La economía (y aquí sí se pueden aceptar metáforas greco-italianas) no está para hacerle favores a nadie.

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