El periodista debe "reinventarse" ante el flujo continuo de la información

  • El periodista tiene que "reinventarse" en esta era en la que la información es un "flujo continuo", cuando él ya no es "mediador" entre noticia y lector, y va a desaparecer el periódico impreso, al que le quedan unos diez años de vida.

Barcelona, 18 feb.- El periodista tiene que "reinventarse" en esta era en la que la información es un "flujo continuo", cuando él ya no es "mediador" entre noticia y lector, y va a desaparecer el periódico impreso, al que le quedan unos diez años de vida.

Así lo afirma, en una entrevista con Efe, el periodista Lluís Bassets, autor de "El último que apague la luz. Sobre la extinción del periodismo" (Taurus), un libro en el que analiza los cambios que genera la "efervescencia digital" en el mundo del periodismo, y plantea retos e interrogantes sobre el futuro del propio oficio.

"Somos los periodistas, más que las empresas, los que tenemos que espabilar, reinventarnos", destaca Bassets, director adjunto del diario El País, al considerar que el modelo de empresa periodística, como se conoce aún, no tiene qué le sustituya.

"Ahora no habrá modelo; el modelo es cada uno de nosotros (...) No va a haber nada que sustituya al modelo que conocemos; hay que inventarse un modelo de profesional independiente", advierte.

En su opinión, la desaparición de los periódicos impresos, que se pronosticaba hacia el 2043, "se adelanta dos décadas como mínimo", es decir, dentro de diez años, estos medios se habrán desvanecido prácticamente y este cambio viene impuesto, sobre todo, por la demanda de los ciudadanos.

"La información es un flujo continuo. Hace 20 años, con dos periódicos, dos informativos de televisión y radio, estabas muy informado. Hoy en día no basta", indica Bassets, quien ha construido su libro en torno a "cinco meditaciones" basadas en su propia experiencia de 40 años en el oficio.

"La audiencia tiene ahora acceso directo a la información, a las fuentes, a los documentos. El mundo está lleno de cámaras que controlan, que graban", dice, al explicar la desaparición de la "mediación" que ofrecía el periodista entre noticia y lector.

"Hay una demanda de una audiencia muy amplia (...) pero la demanda actual no es la demanda homogénea, estereotipada", comenta, y destaca que se requiere una oferta adecuada a las necesidades individuales, cada vez más especializada.

"El mercado informativo tiene como tracción la demanda. Antes los periodistas determinábamos lo que el público tenía que consumir, ahora es la demanda del público. La comunicación de masas ha dejado de existir; se ha fragmentado", manifiesta.

Para Bassets, está agonizando el "negocio" de la prensa, y la "burbuja" en la que ha vivido la prensa escrita "ya ha estallado".

Establece un paralelismo entre lo ocurrido hace 40 años en el mundo periodístico en España y lo que pasa ahora: una transición, un momento de cambio, tanto en el ámbito tecnológico como social.

"Hay ahora una exuberancia de medios, de conocimiento; los jóvenes periodistas son mucho mejores, más preparados; tienen más cultura general; mejores agendas; pero el periodismo es una actividad mucho más difícil", comenta.

"La información es un chorro continuo que requiere de gente que ponga balizas... por allí debemos encontrar pistas", subraya.

En su libro, resalta, hay un "doble movimiento", el análisis frío y la resistencia: reconocer lo que está pasando, pero también buscar la manera de resistir, y para evitar que se cierre "este cuello de botella", apuesta por una buena utilización del espacio digital.

"El lector lo que busca son referencias, marcas, nombres, cabeceras fiables", comenta. Están ganando terreno lo que son las "marcas personales" frente a las marcas corporativas.

Invita a "saber recoger los datos que nos da el público, para dar lo que nos pide", aunque sin apartarse del "periodismo de calidad" y relatando la información desde dónde está la noticia.

El problema es cómo encontrar la financiación. Existen ejemplos de "esponsorización", pero tal vez no sea la solución. Habrá que "buscarse la vida", "garantizar la financiación" del trabajo.

"Trasladar nuestra cultura profesional con nuestras normas del trabajo bien hecho a las redes sociales (...) y cuidar la imagen" en estas redes, recomienda.

"Hasta ahora la confianza y la credibilidad venían dadas por una cabecera buena. Ahora queremos que cada día se nos demuestre esta credibilidad", dice, poniendo como ejemplo lo ocurrido en Túnez o Egipto cuando los manifestantes creían lo que les llegaba por las redes sociales y no lo que contaba su prensa tradicional.

"Periodismo y democracia son dos conceptos unidos: no puede haber democracia sin periodismo, buen periodismo", afirma.

"Estar donde sucede el hecho y tener la capacidad cultural para contarlo. Es el ideal del oficio y del momento periodístico", dice Bassets, que ha dedicado su libro a los corresponsales de guerra.

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