La guerra merma la confianza

Las empresas anticipan un parón en la economía por la facturación y los costes

El Banco de España advierte de que las consecuencias económicas de la invasión de Ucrania se reflejarán de forma más intensa en el segundo trimestre del año, para el que prevé un crecimiento mínimo del 0,1%.

Nadia Calviño
La vicepresidenta del Gobierno y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño.
Europa Press

Las perspectivas macroeconómicas para este año pronostican un crecimiento del producto interior bruto (PIB) incluso inferior al de 2021. Después del crecimiento del 5,1% registrado el pasado año, el Banco de España ha recortado hasta el 4,5% el cálculo para 2022. Se trata de una rebaja de nueve décimas con respecto a la previsión anterior y se explica por el impacto económico de la guerra de Ucrania y por la escalada de precios cuya moderación no se espera hasta después del verano. La invasión rusa ha llegado en un momento en que muchas de las empresas españolas no se habían recuperado de la crisis del coronavirus y ya están viendo el impacto en su facturación.

Según la encuesta del Banco de España sobre la actividad empresarial, el 26,4% de las empresas encuestadas han visto como su facturación ha descendido durante los tres primeros meses del año frente al trimestre anterior. Son cuatro puntos más que en la última encuesta, mientras que el porcentaje de compañías que han visto como mejoraban sus ventas se ha reducido en 8 puntos, hasta el 27%. Las empresas prevén que estas consecuencias sean "transitorias" y esperan mejoras en el segundo trimestre. Sin embargo, perciben que las consecuencias de los problemas logísticos y los cuellos de botella en las cadenas de suministros se prolongarán durante más tiempo del previsto. El porcentaje de empresas que creen que las dificultades en los suministros se mantendrán más allá de 2023 pasa de estar por debajo del 10% a superar el 30%.

Estas dificultades, ligadas a los precios de la energía, tienen consecuencias en los costes que tienen que asumir las empresas y, según el Banco de España, esto repercute en las perspectivas de recuperación de la actividad. La encuesta refleja que tanto los costes de producción como los laborales se han incrementado para las compañías en el primer trimestre del año frente al cuarto trimestre de 2021. Teniendo en cuenta este contexto, no será hasta el tercer trimestre de 2023 cuando la economía española recupere los niveles previos a la pandemia. "Casi el 82% de las empresas declaran haber detectado un aumento en los precios de sus consumos intermedios, casi 7 puntos porcentuales por encima de la cifra del trimestre pasado. Además, cerca de la mitad de esas empresas caracterizan la magnitud del incremento de costes como significativa (en concreto, un 46,6% del total, 9 puntos más que en el trimestre precedente)", recoge la encuesta.

Aunque las empresas son más optimistas de cara al segundo trimestre, el Banco de España espera que sea en ese momento en el que se alcance el "impacto máximo" de la guerra en Ucrania. El organismo estima que la evolución del PIB para los meses de abril a junio será mínima, del 0,1% en el escenario central, y no descartan avances en negativo si se producen efectos de segunda ronda de la inflación, si se cierra por completo el comercio con Rusia o si se mantienen elevados los precios de la energía de forma más persistente.

Otros indicadores, como el índice de gestores de compras (PMI, por sus siglas en inglés) también muestran retrocesos en marzo, aunque sigue estando por encima de 50, la cifra que marca la diferencia entre expansión y contracción. En concreto, ha pasado de los 55,5 puntos a los 54,9. Algo más abultada ha sido la caída del PMI del sector manufacturero que se situó en marzo en 53,1 puntos, frente a los 55,5 de febrero, su peor dato en 21 meses. Por otra parte, el Banco de España también detecta que las condiciones de financiación se han endurecido ligeramente aunque no esperan que la concesión de crédito se resienta.

Confianza del consumidor

Las empresas no son el único agente que detecta la incertidumbre de la situación económica y geopolítica. En la misma línea, el índice de confianza del consumidor se desplomó en el mes de marzo hasta los 53,8 puntos, frente a los 89,8 puntos de marzo. Según publicó el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) es la mayor caída intermensual de toda la serie histórica. "Este gran descenso del índice se debe a la evolución de sus dos componentes: la valoración de la situación actual baja 31,4 puntos respecto al mes de febrero y la valoración de las expectativas retrocede 40,5 puntos en el último mes", explica el CIS.

En el caso del índice de expectativas, cae en 40,5 puntos con respecto febrero y se explica porque "la valoración de la evolución de la economía en el futuro inmediato alcanza los 42,2 puntos, lo que representa 48,8 puntos por debajo del mes de febrero, la valoración del futuro del mercado de trabajo baja este mes de marzo hasta los 57,2 puntos, descendiendo 43,8 puntos respecto al mes anterior y la valoración de la futura situación de los hogares baja 28,8 puntos, llegando a los 74,9 puntos en este mes de marzo". Estos datos, tendrían consecuencias negativas en el consumo, según el Banco de España.

De hecho, la previsión para el consumo privado de este año es de un crecimiento del 4,5%, frente al 5,1% que se calculó en diciembre. El Banco de España refleja que "se ha perdido mucho poder adquisitivo. Los hogares han acumulado una bolsa de ahorro muy importante y la velocidad a la que consuman esa bolsa va a incidir en el consumo y en el PIB". En este sentido, explican que aunque situaciones de incertidumbre la tendencia es la de ahorrar, las tasas de inflación previstas provocan que ese ahorro se pierda.

En definitiva, tanto las empresas como los indicadores vinculados a la confianza y las expectativas económicas empiezan a experimentar deterioros que anticipan un parón económico con respecto a los datos del cuarto trimestre de 2021. Con todo, el Banco de España pide que se analicen sus proyecciones con "prudencia" por la inestabilidad del escenario macroeconómico marcado por la inflación y también por la incertidumbre derivada de la invasión de Ucrania.

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