España y la economía sumergida: cuanto más tienes, más escondes

  • Uno de cada cuatro euros que se mueve en España escapa al control fiscal. La Fundación de las Cajas de Ahorros acaba de publicar un estudio en el que destaca que la economía sumergida crece en las épocas de bonanza y se retrae en las crisis.
La economía sumergida alcanzó casi el 24% del PIB entre 2005 y 2008
La economía sumergida alcanzó casi el 24% del PIB entre 2005 y 2008
Álex Medina R.

No sólo las crisis estimulan la imaginación a la hora de ganar dinero. Es más: las épocas de bonanza son mejores para su acumulación rápida. ¿La prueba? Que la economía sumergida en España crezca a toda velocidad durante los buenos tiempos y caiga en los malos momentos.

La última constatación acaba de producirse. Entre 2005 y 2008, la cara B del dinero español creció a más de un punto porcentual por año y se situó, justo en el inicio de la recesión, en el 23,7% del Producto Interior Bruto.

En total, y en sólo tres años, engordó casi cuatro puntos porcentuales y terminó el ciclo en los 200.000 millones de euros (sobre un total del PIB nacional que ronda el billón).

Y es que, durante ese periodo virtuoso, el lado negro de las cuentas fue incrementándose a razón de más de 20.000 millones al año.

Por el contrario, ha sido explotar la burbuja de la construcción y entrar en crisis el país y ha empezado a bajar el impacto de las actividades ilegales. Lo mismo ocurrió a mediados de los noventa, cuando la España post-Juegos Olímpicos y Expo, entró en un profundo bache. Entonces, la economía sumergida también plegó velas.

La bajamar duró, precisamente, hasta 1997, cuando poco a poco la economía española fue saliendo del agujero. Desde entonces, y a la par del ritmo oficial de crecimiento, la actividad fuera de control fue subiendo hasta llegar a su expresión definitiva a finales de 2007.

Los cálculos han sido realizados por los profesores María Arrazola, José de Hevia, Ignacio Mauleón y Raúl Sánchez, de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid para la Fundación de las Cajas de Ahorros.

Calificada como "un duro lastre" para el crecimiento español, los autores han desarrollado hasta tres formas distintas de calcular el peso de la economía sumergida y han llegado a la conclusión de que su crecimiento "coincide con un período de fuerte aumento del crecimiento de la actividad económica oficial".

No en vano, y si admitimos que España ha vivido en estos últimos 30 años su mejor época económica, también llama la atención que la economía real haya duplicado su riqueza mientras que la oculta se ha multiplicado por cuatro.

La culpa es de los impuestos

Los cálculos de Funcas coinciden con anteriores estimaciones de otros profesionales y organismos. La asociación de Técnicos de Hacienda (Gestha) siempre ha estimado que la economía sumergida roza en España la cuarta parte de la riqueza nacional y la OCDE así lo ha denunciado en más de una ocasión.

No osbtante, Funcas va un poco más allá. En cuanto a las causas más directas de este importante avance de la ilegalidad, considera que "es atribuible en gran medida también a motivos fiscales". Para sostener esta idea, recuerda que entre 1980 y 2008 se ha producido una elevación de los niveles de presión fiscal, "que han incentivado notablemente la realización de actividades al margen de los cauces oficiales".

El principal resultado, sin importar de quién sea la culpa, es una pérdida anual en los ingresos por recaudación de 31.000 millones de euros. Una cifra que le vendría muy bien a las arcas públicas para enjugar déficit y deuda.

Hay otras consecuencias, como demuestra la traslación del volumen de economía sumergida a empleos no declarados. El informe estima que en 1980 el número total de trabajos ocultos era de 1,4 millones. En el periodo final del boom inmobiliario, la cifra se disparó hasta los cuatro millones.

¿Eso significaría que no habría paro? No del todo. Funcas aclara que muchos de los empleos sumergidos conviven con contratos reales, con lo que no se puede trasladar ese volumen al total de ocupados oficial.

Aun así, y habida cuenta de que a mediados de 2007 se bajó por primera vez en la historia de España de una tasa de paro del 8%, la suma de la fuerza laboral paralela hubiera borrado prácticamente la palabra paro de la economía española.

Lo malo es que, como denuncia igualmente Funcas,"existe cierta tolerancia" en España hacia la economía sumergida. Peor sería "caer en la tentación de asumirla como parte consustancial" de nuestra economía ya que lo pagaríamos "a largo plazo".

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