Europa, Rusia y China se disputan el gas de Turkmenistán

  • Europa Central y del Este dependen del suministro de gas que les proporciona Rusia a través de los gasoductos de Ucrania para no quedarse tiritando de frío en invierno. Para evitar una crisis de abastecimiento como la del pasado enero o el invierno de 2006, cuando Rusia suspendió el suministro a Ucrania y con ello también el de Europa, los ojos están puestos en otra gran reserva de gas: Turkmenistán. Pero China y Rusia también andan al acecho.
Refinería en las afueras de Turkmenbashi (Turkmenistán)
Refinería en las afueras de Turkmenbashi (Turkmenistán)
Miriam Elder | Global Post para lainformacion.com
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(Turkmenbashi, Turkmenistán). En la eterna búsqueda de los recursos energéticos, Turkmenistán es un actor crucial. Dueño de enormes reservas de gas tanto en tierra como bajo las aguas del Caspio, el país cuenta con unas de las mayores reservas de gas del mundo. Su riqueza energética le sitúa al lado de Rusia, Irán y Qatar.

Por ahora, Europa y Rusia están enfrascadas en una batalla para acceder a los recursos de Turkmenistán. Este es el corazón del nuevo "Gran Juego".

"Se podría argumentar que hay espacio para que entren otros", afirma Tim Gould, experto en el mar Caspio que trabaja en la Agencia Internacional de Energía, en París. "Debido al tiempo que se requiere para elaborar nuevos proyectos, es el momento correcto para prever el crecimiento de la demanda de gas hacia el 2015 y de allí en adelante".

Europa es partidaria de diversificar rutas y fuentes de energía para reducir su dependencia de Rusia. Ya hace tres años seguidos que Rusia y Ucrania protagonizan escaramuzas de precios que han acabado con Moscú cortando el suministro y dejando a Europa tiritando en pleno invierno. El viejo continente importa un 25 por ciento de gas de Rusia y el 80 por ciento de esa cifra llega a través de los gasoductos que atraviesan Ucrania.

Por su parte, Rusia está interesada en mantener su casi monopolio sobre la oferta asiática. A pesar de ser el mayor productor de gas del mundo, el país necesita importar gas de Asia Central para aumentar sus propias reservas debido al crecimiento de la demanda interna e internacional. Además, ahora se han paralizado las inversiones en los campos, de difícil explotación, del Ártico y del este de Siberia.

Pero, ¿habrá suficiente gas para todos?Las organizaciones internacionales, los auditores independientes y el gobierno de Turkmenistán discrepan sobre cuánto gas tiene el país. Según el Análisis Estadístico de BP (BP Statistical Review), el país posee las cuartas mayores reservas de gas del mundo, unos 7,94 billones de metros cúbicos, casi el 4 por ciento de las reservas mundiales.

Cedigaz, una organización internacional, sitúa la cifra en 2,7 billones. El año pasado, la firma de auditoría británica Gaffney, Cline & Associates, llevó a cabo un estudio en el importante campo de Yolotan Sur-Osman, en la parte occidental de Turkmenistán, sólo un año después de su descubrimiento. Pero el mes pasado, saltaron a la luz informes de que la auditoría había exagerado las reservas en dos o tres veces debido a su dependencia de las estadísticas aportadas por las autoridades locales. Tras el escándalo, el presidente de Turkmenistán, Gurbanguly Berdymukhamedov, cesó a todo el equipo de recursos energéticos, desde el ministro hasta los directores de todas las empresas estatales de energía.

Sin embargo, todos concuerdan en que hay mucho en juego, a juzgar al menos por la zona tan rica en gas en la que se encuentra Turkmenistán. El país entrega pocas estadísticas, por lo que las cifras, que van desde las reservas extranjeras al Producto Interior Bruto (PIB), son un análisis de conjeturas.

Los expertos internacionales estiman que los ingresos de la energía representan el 80 por ciento del PIB. El gobierno dice que espera reducir esa cifra al 30 por ciento de aquí al 2020. Pero las autoridades aún no presentan un plan de diversificación. El país actualmente produce unos 70.000 millones de metros cúbicos al año, la mayor parte con destino a Rusia y algo a Irán.

Los primeros en entrar en el juego de Turkmenistán fueron los rusos, gracias a sus vínculos con la ex república soviética tras la caída de la URSS. En mayo de 2007, cinco meses después de la muerte del dictador Saparmurat Niyazov, mejor conocido como Turkmenbashi, el entonces presidente ruso Vladimir Putin se desplazó a esta ciudad para refrendar un acuerdo. Se trataba de un gasoducto que iría desde el Caspio, a través de Kazajistán y hasta Rusia. Su objetivo: transportar unos 30.000 millones de metros cúbicos adicionales de gas cada año.

En ese momento, el acuerdo fue interpretado como un varapalo contra los planes de Europa, apoyada por Estados Unidos, para construir un gasoducto que serpentearía el mar Caspio hasta Europa, saltándose Rusia por completo. Pero desde entonces no se ha avanzado en nada. No ha empezado la construcción ni tampoco hay un acuerdo final.

Por el contrario, las relaciones entre Rusia y Turkmenistán se encuentran en su peor momento. Cuando los precios del gas, que van vinculados al precio del petróleo, alcanzaron cuotas máximas en 2006, Rusia y Turkmenistán renegociaron su acuerdo. Rusia, a través del monopolio estatal Gazprom, aumentó de 50 a 300 dólares el precio por cada mil metros cúbicos de gas, una cifra cercana al precio que Gazprom cobra a sus clientes europeos.

Pero entonces llegó la crisis y tanto la demanda interna como europea de Gazprom cayó drásticamente. Además, el gasoducto entre Rusia y Turkmenistán fue víctima de una misteriosa explosión en abril y desde entonces se han suspendido los envíos. Actualmente se llevan a cabo negociaciones sobre un nuevo precio, pero no hay indicios de que vayan a llegar a un acuerdo. ¿No sería perfecto entonces que entraran ahora los europeos?

"Berdymukhamedov nunca mencionaba Nabucco [el proyecto del gasoducto] en público, ahora lo ha hecho dos veces en declaraciones recientes", afirma un diplomático occidental en Ashgabat, la capital.Esa propuesta, que iba a ser parte del proyecto de Nabucco desde Asia Central hasta Europa del Este y Central, acarrea problemas propios.

Los países europeos aún se tienen que poner de acuerdo para alcanzar una postura unificada sobre el proyecto, desde las rutas hasta la cantidad, y el plan se complica aún más debido a disputas de demarcación en el Mar Caspio originadas tras la caída de la Unión Soviética.

Mientras Europa y Rusia siguen peleándose entre ellos y el país anfitrión, está surgiendo el verdadero ganador de todo esto: China.

"Rusia era el socio favorecido, pero ahora lo es China", asegura el diplomático occidental. "Tampoco les gusta que se les hable sobre derechos humanos", apunta. "Les gustan los socios silenciosos".

Este mes, China abre el primer gasoducto de toda su historia, con su punto de partida en Turkmenistán. Aunque el carbón sigue siendo la primera fuente de energía del gigante asiático, su uso del gas está aumentando. De hecho, se espera que el nuevo gasoducto suministre entre 70.000 y 80.000 millones de metros cúbicos al año.

"China llegó con una solución lista para la exportación", explica Gould, el experto local, apuntando a que Pekín ha asumido todos los costes de la construcción.La influencia china está creciendo en la región de Asia Central y los expertos creen que los proyectos como éste reforzarán su posición aquí.


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