Se han ejecutado el 18,7% de las inversiones previstas

El Gobierno afronta la recta final del año con el 80% de los fondos UE sin ejecutar

Empresarios y analistas empiezan a ver la falta de ejecución de los recursos del mecanismo europeo de resiliencia como uno de los principales riesgos para la recuperación española.

Pedro Sánchez sostiene su plan de recuperación en una recuperación sin precedentes.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la presentación del plan 'España Puede'
EFE

Desde hace meses los anuncios se suceden: 1.000 millones para descarbonizar ciudades y transformar la movilidad, 400 millones para la adquisición de equipos de alta tecnología para centros sanitarios, 7.250 millones para que las comunidades autónomas financien proyectos de vivienda, educación o transición ecológica...La web del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia es un largo listado de anuncios sobre adónde irán a parar los recursos a fondo perdido por alrededor de 70.000 millones de euros que España recibirá en los próximos tres años. Pero una cosa es predicar y otra dar trigo. Los datos oficiales que maneja el Ministerio de Hacienda revelan que cuando ya se enfila la recta final del año están pendientes de ejecutar más del 80% de los 24.198 millones de euros correspondientes al Mecanismo Europeo de Recuperación que el Gobierno tenía previsto aplicar este año 2021 según la programación fijada en los Presupuestos Generales del Estado.

Según los últimos datos disponibles de ejecución presupuestaria, el Reino de España ha aplicado de manera efectiva a estas alturas algo más de 4.500 millones de euros de los 24.198 millones 'pintados' en los Presupuestos y que sustentan, por ejemplo, la previsión gubernamental de crecimiento del 6,5% para 2021. El área económica del Gobierno no ha ocultado en ningún momento que sus esperanzas de una recuperación económica rápida y vigorosa tras el desplome económico de 2020 - sin parangón en el resto de economías desarrolladas - se sostenía sobre una ejecución rápida y masiva de los fondos del Mecanismo Europeo de Recuperación, Transformación y Resiliencia. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se llegó a comprometer en este sentido a sufragar con emisiones de deuda española las inversiones necesarias si los fondos europeos tardaban en llegar a España.

Los fondos europeos han tardado, como se preveía, en llegar a España y los primeros 9.000 millones no se liberaron hasta el pasado mes de agosto, pero la política de endeudamiento del Gobierno ha sido más cauta de lo que se dio a entender en su día. De hecho, las grandes transferencias hacia las comunidades autónomas - encargadas de ejecutar el 50% del gasto previsto - no han comenzado hasta que España ha tenido la certeza de que iba a recibir el anticipo de recursos europeos, el pasado mes de agosto.

Fuentes del Gobierno recuerdan que el proceso de aprobación del Mecanismo Europeo de Recuperación se ha dilatado más de lo previsto y que los fondos no han comenzado a llegar de forma efectiva hasta el pasado mes de agosto. Y desde el Ministerio de Hacienda subrayan, asimismo, que pese a que la ejecución está en efecto en el 18,7%, ya está autorizado el 46% del gasto previsto para el conjunto del año y comprometido el 41%.

Inquietud entre las empresas y los analistas

Los asteriscos que explican la baja ejecución de los fondos europeos a estas alturas no ocultan, sin embargo, que el objetivo de invertir los 24.198 millones de euros pintados en los Presupuestos se ve cada vez más lejos. Así lo entienden la mayoría de los institutos de análisis que han pasado de prever un fuerte rebote de crecimiento en 2021 con una leve estabilización en 2022 a considerar que el año que viene se crecerá más que éste, principalmente por el efecto de retardo a la hora de ejecutar los fondos europeos. Varios analistas de instituciones presentes en el panel de Funcas, la plataforma que determina el consenso de los expertos nacionales sobre el comportamiento de la economía española, coinciden en que la baja ejecución de los fondos europeos es uno de los principales riesgos que observan para alcanzar los objetivos de crecimiento marcados por el Gobierno.

Entienden que la inercia positiva del segundo y el tercer trimestre del año puede verse contrarrestada en el último trimestre por una menor ejecución de fondos europeos respecto a la prevista, lo que les ha llevado a poner todavía en cuestión la previsión oficial de crecimiento del Gobierno, del 6,5%. Muchos institutos de análisis ya han trasladado a 2022 parte del crecimiento por este concepto que en principio habían asignado a 2021.

La preocupación no es exclusiva de los analistas. El mundo empresarial, castigado de forma severa por la crisis pandémica, dice no haber percibido todavía el efecto balsámico que supuestamente iban a aportar los fondos europeos. La razón es que esos recursos apenas si se han transferido desde las arcas del Estado a los de las administraciones territoriales o las entidades públicas que se van a encargar de su distribución y aún no han llegado a sus receptores últimos: ciudadanos, empresas proveedoras de servicios o receptores directos de los grandes proyectos estratégicos (Perte). A día de hoy, como se reconoce en la web del Gobierno, de los seis grandes perte diseñados por el Gobierno sólo se ha puesto en marcha uno: el del sector de la automoción; y hay otros tres más en estudio, lo que hace pensar que aún se retrasarán unas semanas más.

Los datos oficiales de Haciedan señalan que a 31 de julio de 2021 el Gobierno había invertido de forma efectiva únicamente 3.122 millones de euros y que había transferido a entidades públicas que debían encargarse de determinados proyectos otros 1.300 millones de euros: a la IDAE, para la promoción de energías renovables; y a Red.es para convocatorias relacionadas con los proyectos de inteligencia artificial definidos en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia.

Fuentes empresariales admiten también su preocupación. Señalan que el efecto tractor de los fondos europeos continúa siendo más una promesa que una realidad y advierten de que la centralización en Moncloa de las decisiones sobre los proyectos a financiar puede terminar actuando como un cuello de botella a la hora de dar salida a los recursos del Mecanismo Europeo de Transformación y Resiliencia.

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