En un año récord para todos

La guerra de los cines: el 'sorpasso' de lo digital ya llegó... incluso antes de la Covid

  • Las plataformas de 'streaming' ingresaron más dinero que la taquilla tradicional en salas por primera vez al cierre del año 2019.
La guerra de los cines: el 'sorpasso' de lo digital ya llegó... incluso antes de la Covid
La guerra de los cines: el 'sorpasso' de lo digital ya llegó... incluso antes de la Covid
Nerea Bilbao

Cada guerra siempre necesita un detonante fácil de explicar pese a que no haya guerra que brote sin múltiples razones y cuyo resumen en pocas palabras sea una misión imposible. El asesinato del archiduque Francisco Fernando en Sarajevo en 1914, la invasión de Polonia en 1939… Quizás, de aquí a 20 años, se diga que el final del cine en la gran pantalla como negocio global frente al ascenso de lo digital lo provocó la Covid-19. Con miles de salas cerradas por todo el mundo y sin expectativa clara para la fecha en la que se pueda oler de nuevo la tapicería de las butacas y la mantequilla de las palomitas, la industria del espectáculo estaba condenada a un giro de guion histórico.

Pero la vuelta de tuerca al modelo de negocio del entretenimiento no la ha propiciado la enfermedad. Como si fuera otro truco de guionista retorcido, la realidad se encontraba escondida en las estadísticas incluso antes de que el coronavirus se expandiera por todo el mundo. Estaba ahí, en efecto: al cierre del año 2019, la estrella del streaming ya había logrado el sorpasso histórico en cuanto a volumen de negocio sobre las viejas pantallas.

Las trifulcas de esta semana, con la AMC (principal propietaria de salas de cine de Estados Unidos) anunciando que no volverá a emitir películas de la Universal tras recrearse esta en el éxito de lo ingresado por emisión digital bajo demanda de ‘Trolls 2’, solo añaden mucha sal a una herida que supura desde hace tiempo. Por si fuera poco el clima enrarecido, la Academia del Cine acaba de añadir una excepción a las películas que podrán aspirar a los Oscar para la entrega de 2021: ya no hará falta que haya estreno físico en salas.

Aunque estas batallas son del estado de alarma. La contienda es cosa de años. La Motion Picture Association, la patronal del cine con mayúsculas, celebraba el cierre de de 2019 como un ejercicio histórico en muchos sentidos: por primera vez, se superaba la barrera de los 100.000 millones de dólares de facturación de todo el negocio en el mundo (101.000, para ser exactos) y las salas de cine se marcaban el quinto año consecutivo de récord en ingresos globales, hasta los 42.200 millones.

Solo la taquilla norteamericana (Estados Unidos y Canadá) daba un paso atrás y recaudaba un 4% menos respecto a 2018, pero igualaba con 11.400 millones el anterior récord de 2016. El resto del mundo, como constatan las cifras totales, compensó de sobra y, en resumen, mejoró un 8% en tasa interanual.

Luego está el verdadero hito que marca un antes y un después para la industria: el adelantamiento por la derecha y arrancándole las pegatinas al viejo cine por parte del mercado digital, lo que la MPA denomina en su estadística el ‘Entretenimiento en casa y por móvil’. El negocio digital o de streaming, dicho en corto. Pese a no incluir en sus sumas el pago por ver contenidos concretos deportivos ni la nueva TV virtual de pago (a través de aplicaciones específicas), el #quedateencasa del ocio ya generaba 48.700 millones de dólares en 2019, un 24% por encima de su volumen de 2018.

Por unas cosas y por otras, si se echa la vista atrás para ganar perspectiva, el resumen del último lustro deja una secuencia clara como un paisaje de John Ford: en 2015, la taquilla de los cines casi triplicaba al negocio digital e incluso el llamado negocio físico (venta de DVD y alquileres) movía 19.700 millones de dólares al año frente a los 16.600 del digital. Un año después, en 2016, el streaming rebasó a lo material en casa. Para 2017, las distancias abrumadoras del cine con respecto al ocio casero se acortaban y en 2018 estaban casi empatados.

Entre 2015 y 2019 todos han crecido. La taquilla terminó el año pasado con un incremento acumulado del 8% respecto a mitad de la década, un aumento sostenido al que la salida de la crisis estaba aliviando las cifras aunque fuera a golpe de superhéroes y sagas interminables. No obstante, el rival que se mete en el sofá de las casas mueve ahora un 62% más.

Netflix, HBO, Amazon Prime… Ni siquiera los datos de cierre recogen el impacto total de nuevos competidores de fuste como Disney+ (desde finales de diciembre solo en marcha en Estados Unidos y en media Europa desde marzo de 2020), el lento despegue de Apple TV o la nueva apuesta de la NBC (dueña de Universal, por cierto).

Así y todo, según los datos recabados por la MPA en su informe anual, el total de suscriptores a las plataformas de streaming en todo el mundo se disparó un 28% solo en el año 2019 respecto al ejercicio precedente. Ese acelerón dejó el total de suscriptores (que no de familias, porque una sola casa puede tener más de un servicio) en el mundo en 864 millones. Allá por 2015, eran unos 200 millones.

Toda esta catarata de datos, hay que insistir, tuvo lugar unos meses antes de que la Covid-19 cambiase el escenario y, llegados a finales de abril, saltase la chispa que va camino de explicar la guerra abierta que se avecina. Los dos protagonistas de las primeras escaramuzas públicas son Universal y AMC. Un estudio poderoso contra el mayor propietario de salas mundial que en 2016 compró Odeon para dominar en 14 países de primer orden y, entre ellos, en España a través de Cinesa, la principal distribuidora nacional. En total, un millar de salas ahora cerradas que no podrán acoger a sus 350 millones de espectadores anuales (en cifras de la propia AMC).

La Universal, que pertenece al emporio de la NBC, suele situarse como tercer o cuarto estudio en cuota de mercado al término de cada ejercicio, con entre el 10% y el 15% de la taquilla mundial. El rey absoluto es Disney (con Marvel, claro), que suele copar una de cada tres entradas vendidas y el segundo, a mucha distancia, es Warner, con algo más del 15% de media. Universal le gana el pulso a Sony (que es su rival en peso económico) en los años que lanza entregas de ‘A todo gas’ o de ‘Parque Jurásico’ y este año había alcanzado un acuerdo para distribuir en todo el mundo (salvo en Estados Unidos) la próxima de James Bond.

Con estas características de cada púgil sobre la tarima, Universal soltó su primer gancho tan pronto como el 16 de marzo. Todavía no se había anunciado el cierre de las salas, cuando la productora pasó a visionado por demanda digital los últimos estrenos que aún estaban en las marquesinas: ‘El hombre invisible’, ‘The hunt’ y ‘Emma’ y anunció que la segunda parte de sus ‘Trolls’ se estrenaría directamente en las pantallas caseras. Una vez estrenada y recaudado en unos días más que la primera parte tras su paso completo por los cines, Jeff Shell, CEO de Universal, se colgó la medalla de visionario y adelantó que su empresa alternaría a partir de ahora los estrenos en salas y en internet. Al mismo tiempo, para dejar claras sus intenciones se sabía que otra cinta de la productora de campanillas, la nueva de Judd Apatow (‘The King of Staten Island’) también saldría en exclusiva por streaming una semana antes incluso de su estreno previsto (aunque cancelado) en cines: el 12 de junio.

AMC estalló entonces e hizo pública una carta escrita por su CEO, Adam Aron, a la cúpula de Universal. En ella revelaba conversaciones con la productora según las cuales habían llegado a un acuerdo con la segunda parte de la película animada como una excepción. Por lo tanto, las palabras de Shell y las intenciones de Universal "rompen el modelo de negocio y los acuerdos entre las dos empresas".

"Es una decepción para nosotros, pero los comentarios de Jeff sobre las acciones e intenciones unilaterales de Universal no nos dejan otra opción. Por tanto, y con efecto inmediato, AMC no programará ninguna película de Universal en ninguna de nuestras salas de Estados Unidos, Europa y Oriente Medio", explica en dicha carta. Tras lo que avisa al resto de productoras: "Esta decisión no solo se dirige a Universal por resentimiento o algún tipo de castigo, sino que también se extiende a cualquier productor de cine que unilateralmente abandone" el balance actual entre productoras y distribuidoras. La escalada bélica en el cine acaba de comenzar.

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