Iberdrola aboga por que el sector del transporte "pague" por lo que contamina


El presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, abogó este domingo por extender el principio de que "quien contamina paga" a todo el sector energético, incluido el del transporte.
Así lo afirmó en Cancún, (México), en el transcurso de su intervención en el ciclo de conferencias "Green Solutions @COP 16", organizado con motivo de la celebración de la XVI conferencia de la ONU sobre cambio climático.
Según informó la empresa española, Sánchez Galán -quien participó junto a otros líderes energéticos internacionales en el panel inaugural de dicho ciclo- enumeró algunos de los mecanismos más efectivos para lograr reducir las emisiones globales.
Dado que "las medidas de eficiencia energética y las de descarbonización de los sectores de la energía y el transporte son las más efectivas y las de menor impacto económico en la sociedad", apostó por extender a éstos el principio de 'quien contamina paga', claramente aplicado en el sector eléctrico".
Por otro lado, el presidente de Iberdrola instó a los Gobiernos a apoyar al sector privado para luchar contra el cambio climático.
A su juicio, "la primera fuente de fracaso es la inacción" y "es imprescindible tomar acciones cuanto antes con el fin de poder alcanzar el objetivo de forma eficiente. Cuanto antes actuemos, más sencillas y menos costosas serán las medidas", dijo.
Sánchez Galán sostuvo que "afrontar este reto exigirá que tanto los actores públicos como los privados seamos capaces de asumir compromisos" y expuso, en esta línea, que "los compromisos que las empresas privadas asumamos no podrán materializarse si desde el sector público no se promueven las políticas y los mecanismos adecuados que garanticen el marco regulatorio y la seguridad jurídica necesarios".
Asimismo, indicó que, aunque "la lucha contra el cambio climático es un problema global y, por tanto, debe acometerse desde un punto de vista supranacional", la "principal línea de actuación del sector eléctrico debe ser la reducción directa en cada país, lo que implica cambios tecnológicos hacia energías bajas en carbono -renovables, nuclear o captura y almacenamiento de carbono-".
Por otro lado, abogó por "que exista un precio del CO2 como señal básica para fomentar el desarrollo de las tecnologías limpias y competitivas", en el marco de un "mercado global de emisiones para el sector eléctrico, integrado y equitativo, capaz de generar los recursos necesarios para financiar las nuevas inversiones precisas".
Dicho comercio de emisiones "puede complementarse con los llamados mecanismos de flexibilidad, siempre y cuando se mantenga su condición de mecanismo suplementario", concluyó.

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