La OCDE cuestiona usar tipos reducidos del IVA como medida redistributiva

  • La OCDE considera que utilizar los tipos reducidos del IVA sobre ciertos tipos de productos o servicios de primera necesidad no es un instrumento eficaz de redistribución porque al final los más ricos pueden acabar beneficiándose tanto o más, a costa de la recaudación fiscal.

París, 10 dic.- La OCDE considera que utilizar los tipos reducidos del IVA sobre ciertos tipos de productos o servicios de primera necesidad no es un instrumento eficaz de redistribución porque al final los más ricos pueden acabar beneficiándose tanto o más, a costa de la recaudación fiscal.

Esos tipos reducidos del IVA son "una muy mala herramienta para ayudar de forma selectiva a las familias pobres", subraya la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) en un informe publicado hoy.

Los autores del estudio reconocen que cuando se aplican a los alimentos básicos, al abastecimiento de agua o de productos energéticos, tienen casi siempre un efecto progresivo en términos de gasto.

Es decir, que el porcentaje que de ahorro de ese impuesto por un tipo impositivo reducido será mayor para los más pobres, de acuerdo con el análisis de 20 países miembros: en el caso de la comida un 3 % para el 10 % de la población con ingresos más bajos, frente al 1,5 % para el 10 % más rico.

Sin embargo, en valor absoluto el 20 % de las familias más ricas se ahorran de media más de 400 euros anuales de IVA en alimentación gracias al tipo reducido, al tiempo que el 20 % de las más pobres consiguen menos de 300 euros.

Cuando un tipo reducido de IVA se utiliza para favorecer un sector particular, como el cultural (libros, discos o entradas de espectáculos) u otros (por ejemplo, los restaurantes), entonces el efecto es regresivo, ya que beneficia a los ricos tanto en valor absoluto como en porcentaje de los gastos.

El responsable de fiscalidad de la OCDE, Pascal Saint Amans, destacó que "una ilustración de una mala política" es el tipo reducido sobre los restaurantes que se instauró en Francia en aplicación de una promesa del expresidente Nicolas Sarkozy (2007-2012).

La razón es que son los más pudientes quienes van con más frecuencia al restaurante y quienes tienen las cuentas elevadas, de forma que con una disminución del impuesto se convierten en los principales beneficiados.

El IVA es un impuesto regresivo porque al aplicarse el mismo tipo a todo el mundo, al margen de que sus ingresos sean bajos o elevados, se lleva una mayor proporción de ingresos de los primeros, ya que tienen que dedicar una parte más importante de éstos al consumo, aunque en términos absolutos sean inferiores.

El tipo normal del IVA es de media en la OCDE del 19,1 % (a fecha del pasado 1 de enero), frente al 17,6 % al inicio de 2009.

Los más altos, superiores al 25 %, se dan en Hungría e Islandia, y en ese porcentaje están Dinamarca, Noruega y Suecia. En el otro extremo, no llegan al 10 % en Japón, Canadá y Suiza, y se quedan en ese nivel Australia y Corea del Sur.

El problema es que el tipo normal de IVA no es siempre un buen indicador de la recaudación que reporta, porque los tipos reducidos, sobre todo cuando cubren un amplio espectro de productos y servicios, disminuyen la "eficacia" de esta tasa.

Si se mide esa "eficacia" recaudatoria en una escala de 0 a 1, los países que están en cabeza son Luxemburgo (por encima de 1 por una serie de distorsiones), Nueva Zelanda (0,94), Suiza (0,70), Estonia, Corea del Sur y Japón.

Por el contrario, en la cola están México, Grecia, Italia, Turquía, España y Polonia, todos ellos por debajo de 0,45.

El IVA representa el 20,2 % de los ingresos fiscales totales del conjunto de los países miembros de la OCDE y un 6,6 % del producto interior bruto (PIB).

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