Principales tenedores

Las Letras del Tesoro captan todavía más inversores con el gancho del alto interés

Las familias atesoran más de 24.400 millones en deuda a corto plazo y mantienen el apetito por estos productos ante la mejor rentabilidad frente a los depósitos. 

Fachada Banco de España
Las Letras del Tesoro captan todavía más inversores con el gancho del alto interés. 
EUROPA PRESS

Las Letras del Tesoro se mantienen como una de las inversiones por excelencia. Las jugosas rentabilidades y la reticencia de la banca a remunerar los depósitos ha impulsado durante 2023 la demanda de deuda a corto plazo por parte de los inversores particulares a niveles nunca vistos. Según los últimos datos del Banco de España (BdE), los hogares españoles tenían invertido al término de diciembre más de 24.428 millones en este producto, que supone un nuevo récord histórico. 

Para hacerse una idea, a finales de 2022 este volumen apenas ascendía a 1.826 millones, por lo que el volumen de solicitudes disparó más de 1.200% a lo largo del año pasado, lo que erige a los hogares como los principales tenedores, por delante, incluso, de extranjeros (16.529 millones), administraciones públicas (4.262 millones) aseguradoras (2.672 millones). En estos momentos, el saldo total en circulación roza los 71.600 millones, lo que significa que los particulares canalizan el 34%. 

El crecimiento ha sido escalonado entre enero y diciembre de 2023, aunque se detectó una ralentización en el último mes del ejercicio, cuando el montante se incrementó en 451 millones, su menor ritmo del año. Este auge de la popularidad entre los inversores ha coincidido con un periodo de subidas de las tasas de referencia del dinero en vertical que finalizó el pasado septiembre, cuando el Banco Central Europeo (BCE) anunció el último aumento y las situó en el 4,5%, máximos desde 2001, para mantener la pausa en las sucesivas reuniones de política monetaria.

Las rentabilidades han sido el principal reclamo de este producto que, por regla general, ha ofrecido rendimientos más elevados frente a otras inversiones. En las últimas subastas del Tesoro Público celebradas en 2023, el interés comenzó a recortarse en todos los plazos, salvo en los de tres meses, que se situó en el 3,6%, marcando máximos desde noviembre de 2011, ante la expectativa de que el BCE comenzara los recortes esta primavera a más tardar. 

Alejada esta posibilidad, que no será tan agresiva ni tan rápida como se había descontado en el mercado, se ha comenzado a observar otro repunte en el arranque del año. La subasta celebrada el 13 de febrero en letras a tres y nueve meses, ha vuelto a subir, multiplicando la demanda por tres. Todo apunta a que el apetito inversor seguirá en el corto plazo o al menos hasta que Christine Lagarde comience a ofrecer pistas de cuánto iniciará el proceso de bajadas. 

La subida de la rentabilidad por encima del 3% de las Letras provocó un tsunami de peticiones de particulares durante 2023 para acudir a las subastas, obligando al Banco de España a reforzar sus servicios y establecer un servicio de cita previa para abrirse una cuenta. Hasta la fecha, la ofensiva del sector bancario para competir con estas rentabilidades ha sido más bien escasa, factor que ha contribuido más a este estallido. 

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