Cada vez son más los padres que ven en las redes sociales una herramienta clave para convertir a sus hijos en referentes desde muy temprana edad. Uno de los casos más conocidos es el de Ryan, un niño de 6 años que gana 11 millones de dólares al año probando juguetes en su canal de YouTube. Sus padres gestionan su canal y las ganancias, en una situación que ya es habitual en la red social de vídeos por excelencia.
Siguiendo el ejemplo de Ryan, dos niñas de solo 5 años se han convertido en millonarias e influencers gracias a sus publicaciones en YouTube e Instagram.
Se trata de Everleigh Soutas y Ava Foley, que con solo 100 vídeos han conseguido un millón de suscriptores en su canal ForEverAndForAva, aprovechando la fiel audiencia que habían creado en Instagram desde 2015.
Las madres de ambas, Savannah LaBrant y Michelle Foley, junto con la abuela de Everleigh, pusieron a las niñas en el camino de las influencers creando una cuenta de Instagram en el que las recién nacidas aparecían siempre juntas, y siempre a la última en lo que a la moda se refiere.
Sus posados, su estilo y su vestimenta enamoraron a los seguidores, hasta el punto de que en la actualidad tienen 1,2 millones de 'followers'. Y cuando un perfil se populariza en Instagram, las marcas llaman a la puerta: las madres firmaron contratos millonarios con firmas como Kardashian Kids o Guess.
El salto a YouTube
En la actualidad, ambas siguen publicando en Instagram sus últimos looks, pero también producen contenido semanal para YouTube, consiguiendo entre 5 y 10 millones de visitas al mes.
Además, en esta red han optado por diversificar su contenido. Ya no solo hablan de moda, sino de baile, juguetes, y retos. De hecho, en uno de sus últimos vídeos presentaron un reto en el que colaboraban con Disney.
"Los contratos con marcas nos llegan continuamente. Por ello, nuestro principal reto es asegurarnos de que las niñas tienen tiempo para estar con sus amigos, jugar, bailar...", explican Savannah y Michelle en declaraciones a 'TubeFilter'.
Eligen un día de la semana para grabar y el resto de días las madres se dedican a gestionar el canal, leyendo cientos de emails y cerrando contratos. De las ganancias, las niñas se llevan cada una la mitad y el dinero se pone en cuentas con sus nombres.
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