Olympus, sacudida por escándalo, perdió 475 millones euros en año fiscal 2011

  • El grupo japonés Olympus, sacudido en los últimos meses por un escándalo contable, anunció hoy una pérdida neta de casi 49.000 millones de yenes (475 millones de euros) en el año fiscal 2011, frente al beneficio de 3.870 millones de yenes (37,5 millones de euros) del ejercicio anterior.

Tokio, 10 may.- El grupo japonés Olympus, sacudido en los últimos meses por un escándalo contable, anunció hoy una pérdida neta de casi 49.000 millones de yenes (475 millones de euros) en el año fiscal 2011, frente al beneficio de 3.870 millones de yenes (37,5 millones de euros) del ejercicio anterior.

El beneficio operativo del fabricante de cámaras y equipos ópticos cayó un 7,5 por ciento hasta 35.520 millones de yenes (344 millones de euros), mientras que sus ventas subieron un ligero 0,2 por ciento hasta 848.550 millones de yenes (8.225 millones de euros).

Olympus, que achacó su resultado negativo al impacto del devastador terremoto del 11 de marzo y a la fortaleza del yen, evitó difundir previsiones de resultados para este año fiscal al señalar que todavía están siendo preparadas por la nueva junta directiva.

Los accionistas del fabricantes nipón aprobaron el mes pasado el nombramiento de una nueva directiva para reemplazar de forma íntegra a la anterior y superar el que ha sido uno de los mayores escándalos financieros de Japón.

El caso se destapó el pasado octubre, cuando se produjo la destitución del entonces presidente de Olympus, el británico Michael Woodford.

En un principio, la junta directiva indicó que la destitución respondía a divergencias sobre la dirección y el método de gestión, pero el propio Woodford reveló luego que su cese se había producido por haber cuestionado las adquisiciones irregulares de la empresa para ocultar pérdidas.

Se calcula que, en total, las pérdidas por inversiones fallidas en la década de los noventa y "maquilladas" a través de operaciones irregulares podrían ascender a más de 900 millones de euros.

El escándalo llevó el pasado marzo a la Fiscalía de Tokio a imputar a la compañía y a tres de sus ex altos cargos, entre ellos el expresidente Tsuyoshi Kikukawa, por supuesto falseo de cuentas.

Los cargos presentados podrían suponer para los ex directivos penas de prisión, mientras que para la empresa podría implicar una sanción en torno a los 700 millones de yenes (unos 6,7 millones de euros).

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