Polémico índice argentino tiene los días contados, pero no la inflación

  • El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto esta semana fecha de caducidad al polémico índice de inflación de Argentina, cuyos precios reales volverán a crecer fuertemente el año próximo, según el consenso privado.

Natalia Kidd

Buenos Aires, 10 dic.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha puesto esta semana fecha de caducidad al polémico índice de inflación de Argentina, cuyos precios reales volverán a crecer fuertemente el año próximo, según el consenso privado.

Este lunes el organismo internacional le dio al país suramericano plazo hasta finales de marzo próximo para presentar un nuevo índice de precios que sustituya al creado a inicios de 2007, cuando el Gobierno del entonces presidente Néstor Kirchner introdujo cambios metodológicos en la medición de la inflación.

El directorio del Fondo reconoció en un comunicado el trabajo en marcha y la intención del Gobierno argentino de ofrecer un nuevo sistema de medición de precios que supere las "inexactitudes" de las actuales estadísticas.

Desde que se introdujeron los cambios metodológicos, la medición de los precios ha sido fuertemente cuestionada por consultores privados y por los propios trabajadores del Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec).

La distorsión desde entonces entre los datos oficiales y los difundidos por privados llegó a ser de entre el doble y el triple entre unos y otros.

Sólo el año pasado, para el Indec la inflación fue del 10,8 %, mientras que las consultoras privadas fue del 25,6 %.

Estas diferencias impactaron en diferentes actividades de la economía, como las negociaciones salariales o los alquileres, que pasaron a regirse por índices de precios no oficiales, en medio de una total desconfianza sobre la fiabilidad de los datos del Indec.

Incluso, Guillermo Moreno, artífice de los cambios en el ente oficial de estadísticas y secretario de Comercio Interior, llegó a multar y a llevar ante la Justicia a las consultoras privadas por difundir sus propios índices de precios, que ahora divulgan mensualmente bloques de oposición en el Parlamento.

Precisamente, Moreno es uno de los funcionarios desplazados en las ultimas semanas por la presidenta argentina, Cristina Fernández, para dar un nuevo aire a su equipo de gestión y dar señales positivas a los inversores, entre ellas avenirse a las recomendaciones del Fondo para recuperar la confianza en las estadísticas oficiales.

Aunque sincerar los datos sobre la inflación podría ser un buen puntapié inicial para comenzar a normalizar las distorsiones de precios, un nuevo índice no bastará para frenar la inflación, que continuará en niveles altos, según proyectan las consultoras privadas.

El Gobierno prevé que la inflación cerrará este año en torno al 10,3 % y que el próximo año será del 10,4 %.

Pero para los consultores privados los precios cerrarán 2013 con un alza cercana al 26 %, mientras que para 2014 el incremento sería del 28 %.

Para los expertos, la fuerte inflación, junto con los problemas cambiarios y la pérdida de reservas monetarias, es consecuencia de la distorsión de precios relativos en la economía argentina.

Según este diagnóstico, los subsidios y la política de precios regulados abarataron bienes y servicios estimulando un fuerte consumo, pero desalentado la inversión.

Un cóctel que desembocó en desequilibrio fiscal y creciente emisión monetaria, alimentando aun más la tensión inflacionaria.

De momento, los nuevos integrantes del equipo económico argentino no han dado demasiadas pistas de cómo piensan atacar el problema de la inflación.

Sólo han manifestado su intención de sellar nuevos acuerdos de congelación de precios, pero medidas de este tipo no entusiasman demasiado, en vistas a los limitados efectos que han tenido hasta ahora para moderar las alzas.

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