"Viene mucho español a repostar"

Portugal, un refugio contra la inflación: "Los precios en España son una locura"

La subida de precios en nuestro territorio alcanzó el pasado mes de noviembre, según Eurostat, el 5,6%. Un porcentaje que supera por casi tres puntos al registrado en el país vecino. 

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01/5/2021
Portugal, un refugio contra la inflación: "Los precios en España son una locura".
Europa Press

Fuentes de Oñoro es uno de los municipios limítrofes con la frontera de Portugal. La distancia entre este pequeño pueblo de Salamanca y su colindante en el país vecino -Vilar Formoso- es tan reducido que sus vecinos sostienen que es "una línea" lo que les separa. Allí vive Sergio, que es el encargado de Punto de Encuentro, un bar que está a tan solo seis minutos andando de Portugal. "Se nota un poco que la gente no está viniendo por los precios que hay en España", dice. Según él, "hacemos un esfuerzo todos los días para que venga la gente", pero se encuentran con un problema: mientras que en su bar el café está a "1,20 euros", en el país vecino se vende a "0,70 euros".

La tasa de inflación interanual en la eurozona aumentó ocho décimas en noviembre, hasta el 4,9 %, empujada por un incremento de los precios de la energía del 27,4%, según la primera estimación difundida el pasado martes por la agencia de estadística comunitaria Eurostat. Además, los precios de los bienes industriales no energéticos se encarecieron un 2,4%, frente al 2% en octubre; y los de alimentos, alcohol y tabaco un 2,2%, en comparación con el 1,9% anterior. La tasa de inflación subyacente, que excluye el efecto de los precios de la energía y los alimentos frescos por ser los más volátiles, aumentó también cinco décimas, hasta el 2,6% en noviembre.

Sin embargo, entre unos países y otros existe una gran diferencia con respecto a esta incidencia que tiene la inflación en sus economías. Así, territorios como Lituania, Estonia, Letonia y Bélgica superan un aumento porcentual del 7%. Nuestro país -aunque tiene una tasa menor- no se queda atrás, y en el último mes de noviembre, la inflación aumentó hasta un 5,6% con respecto al mismo mes del año anterior. Unas cifras que contrastan con las que presenta Portugal, cuya inflación se situó en el 2,7%, casi tres puntos porcentuales de diferencia con respecto a España. Un escenario que ha provocado que los españoles que viven cerca de la frontera la hayan cruzado seducidos por los precios competitivos del país vecino.

Históricamente los carburantes siempre han sido más baratos en España. "Una bombona de gas valía el doble en Portugal", comenta un vecino de Aldea del Obispo (Salamanca). Sin embargo, esta escalada de precios -sin precedentes en este siglo- ha provocado que las gasolineras portuguesas se conviertan en el nuevo lugar de pergrinaje para decenas de conductores. "Ahora viene mucho español aquí a repostar", afirma un trabajador de una gasolinera de Vilar Formoso (Portugal), que sentencia: "El precio nuestro está más barato".

Pero esta realidad que se vive en las estaciones de servicio también se ha trasladado a otros negocios, como en los supermercados. "Los refrescos y las bebidas, por ejemplo, están más caros aquí que en Portugal", se lamenta el vendedor de un local. Este panorama, según dice, "ya era malo" después de que se aprobaran medias gubernamentales como "la subida del IVA del 10% al 21%". Sin embargo, el vendedor confía en que la demanda no se vea reducida en su local debido a este aumento porcentual de los precios.                 

En una tienda de venta de carnes de Aldea del Obispo, su dueño afirma que "en algunas cosas el precio sí está más alto". Para él "el bovino, el ovino, los cabritos, el embutido están muy caros". Un escenario que le hace perder clientela procedente del pueblo porque "aquí el precio es una bestialidad, una barbaridad... una locura". Una situación que, según explica, ha hecho que los españoles continúen con su hábito de ir a comer a los restaurantes de Portugal. Por otro lado, en la frontera con Huelva hay un hotel portugués que confirma que en los establecimientos como el suyo no se ha notado un aumento sustancial de demanda española, pero que sí lo ha observado en los bares, donde "todo es más barato".

Uno de los efectos perversos de la inflación es la pérdida de la competitividad. Así se puede comprobar en la demanda interna que está habiendo en estos municipios fronterizos con Portugal, donde decenas de establecimientos pierden clientela ante los 'desorbitados' precios con los que ofrecen sus productos, fruto de un coste previo que tienen que trasladar al consumidor para no perder dinero en la venta. Aunque desde el Ejecutivo insisten en que esta inflación es algo coyuntural, la realidad es que ya son varios los meses con estos precios tan inusuales y, si la situación no cambia, el dinero -de todos aquellos españoles que viven en zonas limítrofes- se canalizará a través de compras a Portugal y, por ende, mejorará la demanda externa del país vecino

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