Publican los artículos periodísticos de Ayala, cronista de la democracia

  • Ana Mendoza.

Ana Mendoza.

Madrid, 5 oct.- El escritor Francisco Ayala mantuvo a lo largo de su vida una estrecha vinculación con el periodismo, que con frecuencia inspiró algunas de sus obras. A partir de su regreso definitivo a España, en 1976, publicó un sinfín de artículos que ahora se han reunido en un nuevo tomo de sus obras completas.

Ayala falleció en 2009, a los 103 años. Su compromiso con el mundo que le tocó vivir le hizo estar muy pendiente de la evolución de la sociedad española, a pesar de que su exilio se prolongó durante décadas, primero en Buenos Aires y luego en Puerto Rico y Estados Unidos.

Por eso, este volumen, el VI de las obras completas que desde 2007 publican Círculo de Lectores y Galaxia Gutenberg, constituye "una especie de crónica periodística de la Transición y de las primeras décadas de la democracia" en España, afirma en la introducción Carolyn Richmond, viuda del gran escritor granadino y editora de los diferentes tomos.

"De vuelta en casa. Colaboraciones en prensa, 1976-2005" se titula este volumen, de más de mil páginas, que demuestran hasta qué punto Ayala era "un escritor público" -como él solía definirse hacia el final de su vida-, al que le gustaba dar su opinión "sobre el momento que se estaba viviendo, defendiendo siempre los valores del liberalismo y de la democracia", señala en una entrevista con Efe el historiador Santos Juliá, autor del prólogo.

"Ayala era un demócrata de cuerpo entero. Nunca tuvo veleidades fascistas, como muchos de su generación, ni tampoco comunistas, y ese es uno de los factores que le da un valor permanente a su obra", asegura Juliá.

Como recuerda Carolyn Richmond, Ayala colaboró desde muy joven con diversos medios de comunicación y formó parte, en los años treinta, de los equipos de redacción de los periódicos Crisol y El Sol.

Ya en el exilio, fundó en Buenos Aires la revista Realidad (1947-49) y La Torre en Puerto Rico (1953-57). Pero fue a partir de 1976 cuando colaboró de manera regular con periódicos como Informaciones, ABC y El País y, en los años ochenta, difundió también artículos a través de la Agencia Efe.

Tenía 70 años cuando regresó a España y no quedaba ya nada del Madrid que conoció en su juventud pero, "a diferencia de otros exiliados, él nunca se rebeló contra la realidad en nombre de pasados míticos ni de utopías soñadas", escribe Juliá en el prólogo.

En este texto, el historiador subraya la actitud que mantuvo Ayala a lo largo de su vida, dispuesto siempre "a gozar del presente, abierto al futuro; lleno de memoria y vacío de nostalgias".

Ayala "nunca dudó" en dejar a un lado su actividad de literato "para enfrentarse a los problemas que la realidad planteaba", como demostró en 1936 cuando, tras el estallido de la Guerra Civil, interrumpió el viaje que estaba realizando por América para regresar a España y ponerse al servicio del Gobierno republicano. Una guerra en la que mataron a su padre y a su hermano Rafael.

En 1939, el autor de obras tan importantes como "Los usurpadores", "La cabeza del cordero", "Muertes de perro" o "El jardín de las delicias", comenzó su exilio y dio por terminada una época en la historia de España.

"Desde muy pronto supo que no se podía pensar en la restauración republicana o en un retorno del pasado. Lo que viniera después en España sería algo muy diferente, que había que construir", dice a Efe Santos Juliá.

El tono de sus artículos periodísticos, prosigue Juliá, "no es de una nostalgia española ni de darle vueltas, como hacían Américo Castro o Claudio Sánchez Albornoz, al problema de España".

A Ayala, uno de los intelectuales más lúcidos del siglo XX, le gustaba situar a España "en el complejo de la modernización que se daba en los países vecinos. Él lo había vivido en los años veinte y se daba cuenta de que el único camino posible para nuestro país era reanudar ese proceso, no llorar por la pérdida", dice Juliá.

Narrador, ensayista, sociólogo, crítico y traductor, Ayala se pronuncia en algunos de sus artículos sobre el nacionalismo.

"Creía que la vorágine nacionalista que a él le tocó vivir había sucumbido con la II Guerra Mundial y que el nacionalismo era un valor inútil, ineficaz, muy unido al romanticismo. Lo veía como un valor que no iba a tener vigencia en los tiempos de la globalización", comenta Juliá, para reconocer a renglón seguido que "el nacionalismo sigue teniendo una enorme vigencia" actualmente.

La vinculación entre nacionalismo y terrorismo "le preocupó profundamente durante la Transición" y era algo para lo que el autor de "Recuerdos y olvidos" no encontraba "ninguna justificación".

Ayala consideraba el terrorismo "delincuencia pura y simple", y "jamás lo vinculó con valores y objetivos políticos", asevera el historiador. EFE.

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