Un problema estructural

La amarga subida del café: "La taza se va a encarecer en casi todos los locales"

El sector atraviesa unos repuntes inéditos en los precios de compra en tan solo seis meses debido al caos global de portacontenedores y una mala cosecha en los cafetos de Brasil y Colombia. 

Café
La amarga subida del café: "la taza se acabará encareciendo en los locales".
CEDIDA POR ALPRO

El despertar por las mañanas también se encarece. A partir de ahora, será muy probable que al tomar el primer café en el bar antes de entrar en la oficina haya un repunte en los dígitos que se pagan. Una subida que será, por lo pronto, de un mínimo de cinco céntimos por taza. El desembolso se apoya sobre dos patas. La primera, la crisis de suministros, que está generando un colapso en el comercio marítimo y que paraliza los sacos de grano en puertos latinoamericanos. Y la segunda,  las adversidades climáticas que han padecido las cosechas en Brasil y Colombia, que producen más de la mitad del café mundial, junto con Vietnam. La sequía en el país carioca se ha ido cronificando en el último año y, además, se le ha sumado la llegada de las heladas en invierno. Un escenario que también se repite en Colombia. Así, la cosecha es limitada y la UE es completamente dependiente del trópico para importar el producto. 

A pesar de que España tiene plantaciones de café en Canarias, éstas nunca llegarían a suplir la demanda al ser residuales. La alternativa de abastecimiento han sido almacenes europeos de café, sobre todo alemanes,  de los que han precisado los mayoristas este último tiempo. Pero se están vaciando. De esta forma, importar el fruto del cafeto está llegando a índices inéditos.  En seis meses, el precio de la variedad arábica, muy extendida en países africanos y Brasil, se ha encarecido un 100%, mientras que la robusta, muy importante en Vietnam, ha repuntado un 60%. En España, el alza de los  precios de este producto se refleja en la comparativa mensual de los porcentajes del IPC: mientras que en octubre la tasa ponderada de café se situaba en un 0,9%, en noviembre escalaba a un 3,2%.

Desde el sector siguen el repunte con extrema preocupación. Aseguran que empieza a degradarse la calidad del café y que el impacto de la subida la han estado asumiendo con afecciones directas en sus balances. Ahora, con un ascenso sostenido, no saben como afrontar la tendencia estructural del mercado. "La cadena de valor que va desde el caficultor hasta el consumidor de una taza de café ha de ir repercutiendo en los precios, es una situación difícil pero no hay alternativa. Antes o después, compraremos el café más caro en las tiendas y beberemos las tazas de café más caras en las cafeterías", asume, tajante, Santiago Lascasas, CEO de Cafés el Criollo. Lo mismo asegura Xavier de Erausquin, CEO de Bracafé y presidente del Gremio de Tostadores de Café de Cataluña, quien explica que la actualización de los precios para distribuir el producto va a seguir al alza.  

Aún así, a pesar del golpe que está suponiendo para la industria, no afecta de la misma manera a cada eslabón de la cadena de valor. Los proveedores de café han sufrido un gran recorte en sus márgenes debido al encarecimiento por kilo de moca y un mayor coste en los materiales de producción.  Respecto a lo primero, según el Coffee Exchange de Nueva York , en enero un kilo de café costaba 1,75 euros mientras que ahora, en diciembre, un kilo vale 4,68 euros. Si su precio ya está por las nubes en el mercado mayorista, además hay que añadirle la carga de la energía para tostar el grano, un 300% más cara, y los envases plásticos, también costosos. En los bares, el ascenso se traslada aunque no con tanto impacto. 

En enero un kilo de café costaba 1,75 euros mientras que ahora, en diciembre, un kilo vale 4,68 euros.

Como remarcan fuentes conocedoras, de cada kilo se pueden sacar hasta 140 tazas. Suponiendo que un café de barrio cuesta 1,15 euros, si se sube 5 céntimos, los dueños del establecimiento siguen obteniendo siete euros de margen. Una diferencia ancha teniendo en cuenta que lo compran a 2,5 euros aproximadamente, según afirman proveedores, y que el coste real del producto está, más que en la materia prima, en la sofisticación de la operación por parte del camarero. Es decir, en los dos minutos que tarda en poner la cafetera, el plato, el azucarillo, la chuchara y la canela, por decir un ingrediente 'snob'.  Y a esto cabe añadirle, claro está, el pago de la mano de obra, el coste de los suministros y la inversión diaria en productos alimenticios afectados por la inflación.

'Ómicron', un aliado para los futuros del café

El mercado del café en bolsa es muy fluctuante y especulativo debido a la fragilidad de la oferta según los ciclos agrícolas. Su subida y bajada obedecen al interés de grandes inversores según previsiones razonables que se aplican sobre la demanda futura y, en este caso, el retorno del Covid está siendo un respiro para los empresarios cafeteros. "Solo por el hecho de que se hable últimamente de la variante ómicron, el precio ha dejado de subir. Sigue situándose por arriba, pero se ha estabilizado", explica Erausquin. La previsión de nuevos límites sociales que afecten a la hostelería ha repercutido de esta forma en la cotización del café- cuyo término se establece como 'futuro del café' al referirse al precio al que se espera pagar-estimando un descenso del consumo. También lo asegura la International Coffe Organization (ICO), quien en su informe de noviembre explicaba que, aunque se esperaba un ligero volumen de consumo global, las perspectivas están cambiando por la rapidez con la que desaparece la esperanza de que se suavicen las restricciones. 

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