El presidente Xi Jinping sale reforzado tras la encuentro anual del partido comunista

El presidente chino Xi Jinping, jefe de partido, del Estado y del ejército, salió todavía más reforzado del encuentro anual del Partido Comunista Chino (PCC), que durante cuatro días se reunió a puerta cerrada para decidir el destino del país más poblado del mundo.

En un comunicado tras la reunión, celebrada en un hotel de Pekín protegido con grandes medidas de seguridad, el Partido pide a sus 88 millones de miembros que "se unan estrechamente detrás del comité central del PCC junto al camarada Xi Jinping, que ocupa un papel central", indica la agencia oficial Xinhua.

El anuncio llega tras la reunión de cerca de los 400 miembros del Comité Central, un órgano que actúa como una suerte de parlamento dentro del partido único y que se reúne cada año para hablar de disciplina interna y en particular de la lucha contra la corrupción.

El uso del término "central" podría indicar un refuerzo del poder de Xi Jinping a pesar de que desde la muerte en 1976 de Mao Zedong, fundador del partido comunista, el poder se ejerce de manera colegial, un sistema para evitar el giro autoritario de la época del "Gran Timonel".

"Es un inmenso paso atrás en las reformas políticas e institucionales" y una vuelta al "culto de la personalidad" de la época de Mao, lamenta Willy Lam, especialista de China y del Partido Comunista de la universidad china de Hong Kong.

"Xi es muy ambicioso en su control del poder", explica Lam, y subraya que ya se han tomado medidas para que los dirigentes del partido sigan la línea oficial, como la de prohibir las "críticas infundadas".

Desde su llegada a finales de 2012 a la cúspide del poder, Xi ha ampliado su poder más que ningún otro líder desde los tiempos de Mao, hasta el punto de que algunos observadores creen que podría intentar quedarse en el poder más allá del periodo tradicional de diez años.

"Cuando uno se convierte en central en la dirección del partido, también puede convertirse en eterno (...) Sólo una persona dentro del partido, es decir Xi Jinping, puede definir las reglas políticas", afirma Lam.

La campaña de Xi contra la corrupción ha hecho caer a algunos líderes que hasta ahora parecían intocables -como Zhou Yongkang, el exjefe de los servicios de seguridad- y supone una advertencia para las jerarquías inferiores.

Desde 2013 más de un millón de miembros del partido han sido sancionados por corrupción, anunció la semana pasada la comisión central de disciplina del PCC.

Sin embargo los intentos del líder chino de reformar las empresas estatales, que controlan sectores enteros de la economía pero son poco rentables, se han visto frenados por la resistencia de sus dirigentes, que quieren conservar sus intereses.

"Los altos dirigentes, sobre todo los de las más altas esferas del poder, tienen que dar ejemplo y respetar de manera ejemplar las reglas del partido", indica el comunicado del comité central.

En diciembre, varios responsables regionales del partido ya usaron el término "central" para Xi Jinping pero luego despareció, dando a entender que el líder chino se enfrentaba a reticencias a la extensión de su poder.

"Realmente Xi Jinping es un político ávido de poder, ya se ha nombrado a si mismo jefe de varios grupos de trabajo, incluso de los que se ocupan de finanzas y economía", indica Willy Lam.

"El poder llama al poder (...) Es lo que los psicólogos llama megalomanía", añade.

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