Con la alargada sombra de las grandes 'tech'

El aluvión millonario en la IA calienta la carrera inversora y revive el festín de 2021

La francesa Mistral, rival directo de OpenAI, negocia una megarronda que duplica su valoración fijada a finales de 2023. Los múltiplos se disparan con inversores alertando de los riesgos de pérdidas en estas apuestas.

Sam Altman
Sam Altman, consejero delegado de OpenAI.
AP/LAPRESSE

Mistral es la gran esperanza europea en el futuro ecosistema de compañías en la Inteligencia Artificial (IA). La startup francesa, fundada en 2023 por exempleados de Google y Meta, negocia estos días una ‘megarronda’ de 500 millones de euros apenas meses después de haber captado 385 millones. Y lo hace perfilando una valoración que sería prácticamente el doble de la fijada en esa Navidad, cuando aún está en los albores de su comercialización y generando los primeros ingresos. Este es el último paso de una carrera inversora que revive el frenesí vivido en el año 2021, que acabó en un duro ajuste.

El miedo a no respaldar al futuro ganador en esta industria y a quedarse fuera, tanto entre los grupos industriales como en los grandes fondos de capital riesgo, eleva la temperatura con asesores e inversores ya advirtiendo de los riesgos. Las grandes operaciones se suceden sin signos de corrección aún en el horizonte. OpenAI, Anthropic, Cohere o Mistral son algunos de los grandes nombres de compañías que han concentrado varias decenas de miles de millones de euros de desembolsos en el último año y medio.

Los primeros compases de esta carrera arrancaron antes, pero los 10.000 millones de dólares que captó OpenAI, dueño de ChatGPT, en una transacción con Microsoft a principios del pasado año resultaron ser el pistoletazo. A partir de ahí se han repetido los anuncios. Anthropic, fundada por exmiembros de OpenAI y uno de sus grandes rivales, ha captado casi 7.000 millones de dólares con 2.750 millones aportados por Amazon en un movimiento formalizado hace apenas unos días. La valoración es, según CNBC, de más de 18.000 millones. Tiene apenas tres años de vida. Pero hay casos mucho más llamativos.

La canadiense Cohere, que también desarrolla un modelo de lenguaje masivo (conocido en la jerga como LLM), negocia una inyección de 500 millones de dólares con una valoración superior a los 5.000 millones, según avanzaba Bloomberg. Hay que tener en cuenta que, como desvelaba el medio especializado The Information, a finales del año pasado estaba generando apenas 1 millón de dólares de ingresos al mes con la venta del acceso a su plataforma para entrenar modelos y algoritmos propios. En Mistral, que es el único gran nombre destacado que ha surgido del ecosistema empresarial europeo, sucede algo muy similar.

Pero para que estos grandes modelos de lenguaje y algoritmos funcionen debe haber infraestructura tecnológica suficiente que aguante toda la actividad de computación. Y esto ha llevado a que la carrera inversora también se haya trasladado a otras industrias vinculadas como la de los chips especializados en este sector con varios miles de millones invertidos en el último año. Nombres como Rivos, Hailo o Celestial se suman a otros más conocidos por el gran público como la propia OpenAI. El fundador de esta última, Sam Altman, negocia captar miles de millones -también con fondos árabes- para desarrollar una industria del chip que dé respuesta a todo este crecimiento futuro.

La consecuencia es que se ha desatado una fuerte pugna de los fondos de capital riesgo y otros grupos del sector para entrar en el accionariado ante el temor a quedarse fuera y no poder rentabilizar esta ola. Se están pagando múltiplos de valoraciones de compañías privadas -de decenas o, en algunos casos, centenas de veces los ingresos anualizados- que recuerdan al frenesí del año 2021. Un festín que acabó en un durísimo ajuste que se alargó durante 2022 y prácticamente todo el ejercicio 2023 y cuyas consecuencias aún perviven en otros muchos segmentos. Se están fijando ‘cotizaciones’ de miles de millones en compañías que apenas generan ingresos o que si lo hacen es de manera muy incipiente.

En toda esta partida de ajedrez tienen un papel muy relevante las grandes compañías tecnológicas. Al contrario de lo que sucedió en otros momentos de la historia, cuando llegaron más tarde lo que les obligó a tirar de chequera para adquirir compañías cuando éstas ya eran grandes, en esta ocasión han decidido estar desde el principio pese al riesgo de que los reguladores pusieran trabas. Prácticamente en todas las rondas de financiación relevantes de estas compañías ha estado presente algún gigante, con Nvidia como el más activo con amplia diferencia. Google, Amazon, Microsoft y otros han invertido miles de millones con la intención de estar dentro de la ola. Hay analistas que ven esto como un reparto del mercado que acabará en adquisiciones y en una reorganización en la que seguirán teniendo igual o más poder.

Los riesgos

Pero este aluvión de millones ha hecho levantar la mano a fondos y analistas, que hablan del riesgo de falta de rentabilidad de todas estas compañías. Una de las voces más destacadas que salió a la palestra hace unos meses es Vinod Khosla, fundador de Khosla Ventures y uno de los inversores iniciales de OpenAI. “Muchas de las inversiones en IA hoy, inversiones de capital riesgo, perderán dinero”, apuntaba, a la vez que insistía en que un número relevante de últimos entrantes están “invirtiendo porque todo el mundo lo está haciendo”. Defendió el enorme poder de la IA pero también las dudas sobre rentabilidad. Hay que recordar que los costes de estas compañías son muy elevados, no sólo por la carrera por el talento -que eleva los salarios- sino también por la necesidad de apoyarse en infraestructura con la que hacer toda esa computación que haga funcionar la maquinaria.

Ante este escenario ya se empiezan a plantear las primeras fusiones. Perplexity, estadounidense que tiene algo más de un año y que pretende poner en marcha un buscador con IA, es uno de los que se ha sentado con varias compañías durante los últimos meses para plantearse una potencial venta o unión ante el fuerte crecimiento de los costes para entrenar los modelos de IA. Según publicaba The Information, no es el único caso y habrá más. Pese a todo, aún no se ven grandes signos de agotamiento y la última mega-inversión en la francesa Mistral es una prueba. Queda por ver cuánto aguantará el sector con esta temperatura.

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