De dormir en el aeropuerto a millonaria: la historia de éxito de Arlan Hamilton

  • Se arruinó tras abandonar su trabajo y llegó a dormir en el aeropuerto de San Francisco mientras buscaba inversores que apoyasen su proyecto. 
Fotografía de la millonaria Arlan Hamilton.
Fotografía de la millonaria Arlan Hamilton.
@betaboom.

Los denominados fondos de capital riesgo, a través de los cuales se financian proyectos empresariales a cambio de convertirse en socio-accionista de la empresa financiada, buscan perfiles muy concretos: líderes masculinos, blancos y heterosexuales. En 2017, solo el 2,7% del total de estos fondos se destinó a compañías fundadas por mujeres y en el período de 2012-2014 apenas el 0,2% del total fue a parar a mujeres negras. El perfil predominante puede asociarse al éxito, sin embargo el negocio de Arlan Hamilton demuestra que la apuesta por la diversidad también es rentable.

Mujer, lesbiana y afroamericana, Hamilton estaba decidida a formar un fondo de capital riesgo destinado a los colectivos más "subestimados" por la industria. Cuatro años después, ha invertido más de 4 millones de dólares en nuevas empresas a través de su fondo Backstage Capital y este año Fortune la ha incluido en el puesto 32 del ranking de los jóvenes más influyentes en los negocios. Sin embargo, el éxito no ha sido fácil. En 2015 Arlan Hamilton, como recoge el medio CNBC Make It, estaba en la quiebra, sin casa y apenas contaba con un ordenador portátil, pero tenía claro su objetivo y luchó por él.

A pesar de que no cuenta con título universitario, durante el colegio Hamilton ya había destacado por su curiosidad. Con menos de 15 años comenzó su primer negocio comprando dulces para luego venderlos y, así, obtener un beneficio y, más tarde, llegó a ascender a subdirectora en una pizzería. Tras su etapa en el instituto, comenzó una carrera en la industria musical como asistente de producción y posteriormente como ‘tour manager’, siendo la responsable de giras de artistas como Jason Derulo, Ceelo y Toni Braxton.

Hamilton no se sentía satisfecha con su trabajo y comenzó a percatarse  que gente como Ashton Kutcher, Troy Carter o Ellen Degeneres estaban invirtiendo en Silicon Valley y entonces “le picó el gusanillo”, como ella explica a CNBC Make It. Decidió dejarlo todo, se mudó a Texas con su madre y puso todo su empeño en aprender todo sobre finanzas y la inversión.

Para poder llegar a Silicon Valley, “la mayoría de las personas pasan por cuatro años de universidad u obtienen un MBA. Pensé: 'Puedo resolverlo'", explicó a Quartz. Así, los vídeos de youtube y los blogs y libros, se convirtieron en los profesores de Hamilton.

Sin embargo, la fundadora de Backstage Capital no se sentía identificada con los líderes de la industria de los que ella estaba aprendiendo y tampoco con los negocios en los que invertían. “Realmente no me propuse convertirme en un inversor, porque simplemente no me parecía realista en ese momento”, aseguró. Para Hamilton las empresas de su entorno, que la mayoría no estaban lideradas por blancos heterosexuales, no tenían éxito porque no tenían visibilidad pero eran igualmente buenas, por lo que decidió apostar por ellas.

Becada a través de Twitter

Una vez que aprendió lo suficiente para empezar a trabajar, Hamilton necesitaba contactos pero de nuevo el dinero se convertía en un problema. Decidió promocionarse a través de Twitter y así consiguió una beca para asistir a un curso de la Universidad de Stanford, donde conoció a compañeros y profesores, la mayoría de ellos millonarios.

Al finalizar el curso, Hamilton se quedó a vivir en San Francisco junto a su madre, pero pronto se quedaron sin ahorros y comenzaron a dormir en el aeropuerto mientras ella seguía reuniéndose con diferentes inversores para poder sacar adelante su proyecto.

El punto de inflexión fue su encuentro con Sam Altman, director de una aceleradora de startups que impulsa estas empresas a través de un programa basado en convocatorias con un plazo estipulado y que está detrás de empresas como Airbnb, Reddit o Pinterest

Consciente de que no podía contactar fácilmente con él, decidió buscar a “su gente” y, así, contactó con su hermano a través de LinkedIn, “Oye Jack, soy esta chica de la que nunca has oído hablar, y estoy en Paralant, Texas. ¿Puedo hablar con tu hermano?”, le escribió. Tras un intercambio de mensajes, Altman le dio un préstamo a Hamilton que le permitió iniciar por fin su proyecto, aunque no invirtió en Backstage Capital.

Invertir "de una manera impactante"

Con el préstamo, Hamilton buscó inversores potenciales. Finalmente Susan Kimberlain, que buscaba invertir la fortuna familiar “de una manera impactante” decidió apostar por Backstage Capital. Tras varios mensajes, Kimberlain dio el visto bueno y dio inicio a inversiones en empresas fundadas por grupos “subestimados”.

Casi cuatro años después, las cifras avalan a Hamilton quien sigue defendiendo que las empresas “subestimadas” podrían tener unos resultados incluso mejores que las otras empresas que sí reciben financiación. Busca emprendedores con los que se sienta identificada, "¿Habrían hecho lo que yo hice para llegar aquí?", se pregunta. Además, “siente” que esto le hará “muy rica”.

Una vez ha alcanzado el éxito, Arlan Hamilton mantiene su fidelidad a los colectivos más discriminados y, recientemente, se ha centrado especialmente en las mujeres de raza negra para las que ha ideado un fondo con 36 millones de dólares.

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