El acercamiento de posturas respecto al Expediente de Regulación de Empleo (ERE) de mayor envergadura de la historia del sector bancario español no parece llegar a falta de tres días para que finalice el periodo legal de negociación formal. La dirección de CaixaBank acaba de abrir la puerta a reducir el número de extinciones de contratos, que actualmente se sitúa en 7.605 (recordemos que el punto de partida fueron un total de 8.291 despidos). En cambio, rechaza de forma contundente una mejora de las condiciones económicas y entiende que la propuesta de la representación sindical es inasumible conforme a la realidad del negocio bancario.
El banco ha trasladado en la reunión de este lunes que estudiará la posibilidad de reducir el número de extinciones en la red comercial, es decir, en las sucursales, de forma que ese exceso de plantilla facilite cubrir necesidades como, por ejemplo, cobertura de bajas de larga duración, paternidad o maternidad o vacaciones, entre otros. También ha mostrado su disposición a estudiar fórmulas para la redistribución territorial del excedente de personal con el objetivo de poder aceptar el máximo número de peticiones de adhesión voluntaria en los lugares donde las personas interesadas en solicitar el plan de salidas incentivadas sea superior al cupo identificado, siempre de acuerdo con las necesidades de negocio.
CaixaBank calcula que aplicar la propuesta de sindicatos costaría unos 4.000 millones y la suya entre 1.000 ó 2.000 millones
Pero la posibilidad de llegar a un encuentro de posiciones sigue muy lejos sobre todo en lo que respecta a las compensaciones por despidos. Los sindicatos ven insuficiente el planteamiento de la empresa y solicitan que los empleados de 54 años puedan prejubilarse con el 69% del salario, que los nacidos en 1970, 1971 y 1972 salgan con el 64% de la retribución y convenio especial con la Seguridad Social y que el resto de bajas incentivadas perciban una indemnización de 45 días de salario por año trabajado, con un mínimo de 36 mensualidades. La entidad quiere que los trabajadores den su brazo a torcer y asuman que este planteamiento no tiene lógica teniendo en cuenta la nueva realidad a la que se enfrenta la banca.
En esta línea, el banco ha realizado unos cálculos del coste que tendría cada propuesta y los ha presentado a sindicatos. CaixaBank cree que no puede aceptar la oferta económica de los representantes de los trabajadores porque el coste de su adopción estaría cuantificado en unos 4.000 millones de euros, lo que considera excesivo. Al contrario, valora su propuesta en una horquilla de entre los 1.000 millones y los 2.000 millones de euros.
Prórroga de tres semanas aceptada
Ante esta situación, y dado que los sindicatos entienden que CaixaBank no está en condiciones de presentar ninguna contraoferta este lunes, han solicitado formalmente la prórroga del período formal de negociación. Las fuentes consultadas estimaban que lo adecuado sería, al menos, quince días más, así como intensificar el calendario de reuniones. Finalmente, la dirección del banco ha aceptado ampliar el periodo por tres semanas, hasta el 29 de junio, con reuniones los martes y los miércoles.
Poco antes de que se iniciara la convocatoria, la plantilla salía a la calle para manifestarse. Según UGT, el seguimiento del paro ha sido del 86,7%. La representación de los trabajadores mantiene la convocatoria de dos huelgas generales en su calendario, que se sumarían a los paros realizados hasta ahora. Así, plantean para los próximos días 9 y 14 de junio, respectivamente, una huelga general de 24 horas y concentraciones de 10 a 13 horas en las sedes establecidas en cada territorio.
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