Con cremas y sopas

El mercado de la verdura 'fea' de Alcampo para reaprovechar 1.500 toneladas al año

Verduras feas
Verduras feas

Cada año y solo en España se tiran a la basura más de 1.100 millones de kilos de producto sin utilizar. Esta cantidad hace referencia a todo tipo de alimentos antes del cocinado (que, además, suponen otros 212 millones de kilos desperdiciados anualmente). En el caso de la carne o el pescado, la principal razón detrás de los desechos es la caducidad, mientras que en el caso de los productos agrícolas se añade otra variable: que la fruta o verdura en cuestión no cumpla con los ideales estéticos que demanda el consumidor; en otras palabras, que sea fea. Por eso, hay numerosas iniciativas en marcha para frenar este desperdicio alimentario, como la nueva gama de cremas y sopas de verduras deshidratadas de Alcampo, que servirán para evitar que 4.000 kilos acaben en la basura diariamente. O, lo que es lo mismo, 1.500 toneladas al año.

Se trata de una gama de cremas y sopas de verduras deshidratadas elaboradas con productos agrícolas que, de otro modo, por su tamaño, forma, o aspecto serían eliminados de la cadena de suministro. Tal y como explica la cadena, este nuevo surtido acoge packs de sopa juliana, crema de calabacín, crema de calabaza, crema de calabaza con cecina, crema de zanahoria ecológica y condimentos de verdura (patata, zanahoria y puerro) sin aditivos ni conservantes.

Pero, ¿cómo es exactamente el proceso que permite reaprovechar todo este alimento? Tal y como explica 'Directo al paladar', la deshidratación es "una de las técnicas más antiguas empleadas en la conservación de alimentos" y permite "alargar la vida útil de la comida protegiéndolos del exterior para evitar o ralentizar la acción de los microorganismos". A diferencia de la liofilización (congelación producida en vacío, dando como resultado un alimento casi totalmente seco), la deshidratación es una técnica relativamente sencilla que, incluso, puede realizarse en casa para evitar el desperdicio alimentario.

En el caso de las sopas y cremas de Alcampo, con esta solución se consigue recuperar el 10% de verduras y hortalizas que son habitualmente desechadas. Para ello el producto fresco se pica, se deshidrata y posteriormente se hace la mezcla en función de cada receta. El proveedor de estos productos, Tabuenca, una empresa que cuenta con campos de cultivo propios así como deshidratadora, explica a 'La Información' que actualmente genera "40.000 kilos de residuos diarios, principalmente trozos de zanahoria, hoja de puerro, etc. Nuestro objetivo es aprovechar un 10% de estos residuos para fabricar los deshidratados, que serían 4.000 kilos al dia en fresco o 400 kilos al día ya deshidratado".

Un elevado coste (también) económico

Coste del desperdicio de alimentos

Aunque pueda parecer una cantidad no excesiva, si evitásemos el 10% de los desperdicios alimentarios que actualmente generamos en España, ahorraríamos directamente nada menos que 300 millones de euros anuales, teniendo en cuenta que el Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medioambiente cifra en 3.000 millones al año el total de alimentos que "tiramos a la basura".

Se trata de un problema que no es nuevo: en 2012, consciente de este elevado coste nutricional y económico, la Aecoc aprobó un proyecto destinado a evitar en la medida de lo posible el desperdicio alimentario en el que todos los eslabones de la cadena de producción puedan poner en común ideas para abordar el problema. En este proyecto cuenta con el apoyo de cerca de 500 empresas fabricantes, distribuidoras y de logística.

De hecho, el desperdicio alimentario es uno de los grandes retos a los que se enfrenta el sector de la alimentación para poder cumplir con la agenda marcada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU de cara a 2030, tal y como explicaban Aecoc y FIAB en el último Congreso al respecto, esta misma semana.

En él, la directora de Salud Pública y determinantes ambientales de la Salud de la OMS, María Neira, advertía de los peligros a largo plazo del consumo no sostenible en el sector de la alimentación, haciendo hincapié en actualmente la agricultura y la ganadería son responsables del consumo del 70% del agua dulce de todo el mundo, de la emisión del 35% de los gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático y de la ocupación del 40% de la tierra de todo el planeta, según datos de la propia organización.

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