Enagás se reserva una opción para salir de Tallgrass en EEUU si vende Blackstone

  • Marcelino Oreja representará al gestor técnico del sistema gasista en el consejo de administración de la empresa energética americana.
Sede central de Enagás
Sede central de Enagás
ENAGÁS - Archivo

Enagás ha obtenido una cláusula de descuelgue en el capital de Tallgrass Energy (TGE) que le garantizará una opción para salir de la empresa en el supuesto y desde el mismo momento en que Blackstone decida vender su participación de control como accionista mayoritario de la compañía estadounidense. El pacto entre accionistas firmado con la propia Blackstone no altera la voluntad de permanencia de Enagás en el capital de su nueva filial, donde tiene previsto alcanzar hasta un 24,9%, pero garantiza el blindaje efectivo de la primera gran incursión en los mercados internacionales llevada a cabo por el gestor técnico del sistema gasista en España.

La compañía presidida por Antonio Llardén ha otorgado carácter estratégico a una inversión que servirá también para explorar la capacidad de expansión internacional en los próximos años. La CNMC vigila de cerca las aventuras internacionales de la empresa, dadas las actividades reguladas que se derivan de su papel como transportista del mercado de gas en España. El ojo avizor del regulador condiciona los movimientos de Enagás que, no obstante, quiere dar un impulso a su desarrollo corporativo a través de una operación más activa en el exterior que complemente las limitaciones de su negocio doméstico.

El plan estratégico de la compañía contempla como una alternativa de crecimiento la firma de acuerdos con socios de primer nivel para crecer conjuntamente en distintos mercados internacionales. EEUU ofrece las mayores oportunidades en el sector de infraestructuras 'midstream', si bien Enagás ha incluido en su portfolio de inversiones futuras otras zonas de influencia en Europa y el Eje del Pacífico, que comprenden también la opción de trabajar más intensamente en países como México, Perú, Chile y Colombia

Esta planificación exige un esfuerzo de saneamiento financiero para apaciguar el celo de los supervisores y de ahí el acuerdo alcanzado con el fondo canadiense Omers para modificar los pactos societarios que ambos accionistas mantienen en el seno de la regasificadora de GNL Quintero. La compañía española ha decidido ahora compartir de manera expresa el control de Quintero con Omers en una operación que permitirá el ajuste contable de la participación del 45% que posee en la filial chilena, pasando de la integración global en el balance a un registro de puesta en equivalencia.

Al cambio, Enagás podrá desconsolidar y sacudirse de sus estados financieros la deuda de la filial sudamericana, por importe de casi 650 millones de euros, que se habrían añadido a los 400 millones de pasivo financiero contraído para la entrada en el capital de Tallgrass. Al cierre del primer trimestre de 2019 la deuda neta acumulada por la compañía asciende a 4.407 millones de euros, si bien la empresa no tiene vencimientos significativos hasta 2022 y la mayor parte de las obligaciones financieras están contratadas a plazo fijo con un tipo de interés medio inferior al 2,5%.

Reducir el peso de las actividades reguladas

La operación de Tallgrass va a suponer para Enagás unas inversiones totales cercanas a los 900 millones de euros, incluyendo los compromisos futuros pactados con Blackstone y el tercer accionista de referencia de la energética estadounidense que es el fondo de inversión GIC con sede en Singapur. La compañía española considera que Tallgrass dispone de una base de clientes y contratos 'take or pay' que apuntan a una generación sostenible del beneficio operativo y la consiguiente distribución de dividendos. En los cálculos de Enagás se contabilizan por este concepto cerca de 300 millones en los próximos cinco años.

La alianza con Blackstone permitirá a Enagás disponer de un sillón en el consejo de administración de Tallgrass, cargo que será ocupado por el actual consejero-delegado de la compañía española, Marcelino Oreja. La representación institucional dentro de los órganos de gobierno de las empresas participadas es básica para trasladar al mercado la política de crecimiento de una entidad que pretende reducir paulatinamente el peso de las actividades reguladas dentro de su perímetro de gestión empresarial. La CNMC tiene derecho a sentirse aludida pero el que avisa no es traidor y, además, Enagás es una sociedad cotizada y como tal está obligada a crear valor para sus accionistas. 

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